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Autor Tema: Historia de un mal negocio...  (Leído 410 veces)

OCIN

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Historia de un mal negocio...
« en: Febrero 06, 2010, 09:32:52 am »
Por...  Josíé A.  Ruano

Hace varios años que escribí­ esta columna, pero su contenido se mantiene vigente para responderle a una señora que me escribe y me pide aconseje a su hijo, el cual recibió un dinero como compensación por daños sufridos en un accidente, y quiere invertirlo en un negocio al cual ella le ve un futuro incierto.

``Para comprar un negocio yo no tengo que consultar a nadie ni pedir asesoramiento a persona alguna. Tengo la plata para comprarlo, salud y deseos de trabajar y eso basta.''

Así­ se expresó Juan cuando su señora madre le pidió cordura y le solicitó que se asesorara si pensaba emplear sus ahorros en la compra de un negocio. Pero el í­mpetu juvenil pudo más que la sabidurí­a de los años y Juan fue a buscar el periódico dominical en el cual encontró una cafeterí­a en venta, en la sección de anuncios clasificados.

El señor que tení­a en venta el negocio le explicó a Juan que la cafeterí­a habí­a sido cerrada hací­a cuatro meses por irregularidades en su funcionamiento, pero que todos los equipos trabajaban y que podí­a reabrir las puertas en cuanto cumplimentara algunos trámites con el departamento de licencias del ayuntamiento municipal.

Juan revisó el local, los equipos y los utensilios detalladamente; pero consideró que el precio era una ganga teniendo en cuenta que sólo eran pequeños arreglos los que debí­a hacer antes de reabrir las puertas y que el negocio tení­a una localización privilegiada.

Luego de una corta conversación Juan logró que le permitieran tener acceso al local, con el objetivo de realizar las reparaciones pertinentes y como demostración de su buena fe entregó los $8,000 que el vendedor le exigió para darle las llaves de acceso, además de la promesa de que al cierre de operaciones Juan le entregarí­a otros $12,000 para cumplimentar el pago total de la venta.

Juan invirtió alrededor de $10,000 en reparaciones y equipos y trabajó durante ocho largas semanas hasta que consiguió estar satisfecho con las condiciones y con la presencia del local que albergaba su flamante empresa.

Fue entonces que salió a solucionar los problemas existentes con la municipalidad.

Para su sorpresa la persona que le estaba vendiendo el negocio no figuraba en los registros municipales como dueño ni operador. Las irregularidades que habí­an ocasionado el cierre del negocio ocasionaron multas por valor de $20,200, las cuales estaban pendientes de pago y debí­an ser satisfechas antes de reabrir las puertas. El paradero del dueño titular de la cafeterí­a era desconocido y el contrato de arrendamiento del local vencí­a en tres meses y el dueño del inmueble no estaba dispuesto a renovarlo.

Ante este panorama Juan fue a consultar a un abogado, el cual le confirmó lo que íél ya temí­a: a esas alturas muy poco ya se podí­a hacer.

Esta historia parece ficción, pero no lo es. Lamentablemente ocurrió y ocurrió porque Juan no buscó asesoramiento, a su debido tiempo, para evitarlo.



•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...