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Autor Tema: ¿Puede Brasil destrozar su Amazonia?...  (Leído 454 veces)

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¿Puede Brasil destrozar su Amazonia?...
« en: Febrero 06, 2010, 10:54:06 am »
Por... Humberto Montero 
 
En las aguas turquesa del rí­o Xingú, uno de los mayores afluentes del Amazonas, viven unas 600 especies de peces, algunas de ellas imposibles de encontrar en cualquier otra parte del planeta. A ambos márgenes de sus riberas se extienden árboles centenarios entre los que habitan etnias indí­genas. Desde el cielo, el tupido manto esmeralda sólo se ve salpicado por los pastos abiertos por el hombre para el ganado. En este vergel, el Gobierno de Lula levantará la tercera mayor represa del mundo, sólo superada por la políémica Tres Gargantas, que obligó a realojar a casi dos millones de personas, y la de Itaipú, que Brasil comparte con Paraguay.

La hidroelíéctrica de Belo Monte se instalará en el estado de Pará y tendrá una capacidad de 11.233 megavatios a partir de 2014. Dejará sumergida una superficie equivalente a la ciudad de Madrid y los hogares de 20.000 personas. Según 40 expertos, la represa tendrá un impacto ambiental devastador: desviará el 80% de las aguas del rí­o y las estancará, provocando mayores problemas de malaria, dengue y otras enfermedades. Además, al secar los cauces naturales, se liberarán reservas ingentes de metano.

Lula defiende el proyecto a capa y espada. Tan "verde" en su respaldo a los biocombustibles, el presidente brasileño ha brindado su apoyo a la construcción de otras dos represas que se construyen en el rí­o Madeira. Todo con tal de asegurar el suministro elíéctrico a la novena economí­a del mundo que, como China, necesita energí­a barata para seguir creciendo al ritmo que exigen el mercado y los millones de bocas que hay que alimentar.

A Lula parecen importarle poco los medios que tenga que utilizar para nutrir a un gigante que quiere realizar el tránsito de economí­a emergente a potencia en este decenio, coincidiendo con la celebración del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olí­mpicos de Rí­o, en 2016. Por eso desoye los ruegos del vecino Paraguay para renovar los acuerdos energíéticos de 1973, que obligan a Asunción a vender su excedente (el 45% de su parte) a Brasil a precio de saldo. Pero no es suficiente.

Para dar tres comidas al dí­a a los casi 200 millones de brasileños, como prometió cuando llegó al poder en 2003, Lula se ha visto forzado a abandonar la tercera ví­a "verde" que encarnaba -sobre todo en su segundo mandato- y apostar por el pragmatismo que le llevó a declarar que "el Amazonas es de los brasileños", para explicar la expansión del sector ganadero (Brasil prevíé duplicar su cuota en el mercado mundial de carne en 2018) a costa de la selva. La cuestión es: ¿estamos legitimados para exigir a Brasil que frene su progreso?

Por un lado, el futuro de nuestro planeta depende de que Brasil pare radicalmente su expansión hacia la selva. He visitado la Amazonia brasileña y recorrido sus grandes rí­os. Manaos es apenas una mota en un lienzo verde. Sin embargo su impacto en un entorno tan sensible es enorme.

Aun así­, quiíén puede pedirle a Lula que se detenga. Gran parte del desarrollo de España se dio desde los años 60, cuando el general Franco mandó construir represas por todo el paí­s. Hoy, la octava potencia, lí­der mundial en grandes presas, tiene asegurado su suministro de agua y de energí­a gracias, en buena medida, a esa decisión. Todas las grandes potencias han logrado su desarrollo con una ecuación simple: exprimir los recursos naturales propios y ajenos hasta agotarlos. Somos una plaga que consume sin medida. ¿Por quíé Brasil no puede unirse al club?
 


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 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...