Los mercados de renta variable han sufrido una avalancha de ventas que ha asustado a los inversores, sin que aún podamos hablar de una claudicación final.
Al margen de la distinta situación económica en la que están inmersos los países del viejo continente, sus respectivas bolsas van a seguir los pasos de Wall Street, entre otras cosas, porque ahí cotizan los pesos pesados de sus índices, y el arbitraje hace milagros.
La semana que hemos dejado atrás da lugar a muchas lecturas y casi ninguna buena. Comenzó con dos jornadas alcistas, que auparon al S&P 500 a la cota de los 1.100 puntos. Le siguió una jornada de dudas alrededor de esta cota, seguida de dos sesiones fuertemente vendedoras. ¿Quíé paso el viernes para provocar una vuelta atrás? Nada se ha arreglado en la economía norteamericana para pensar en un cambio en el sentimiento de los inversores, ni tiene tanta importancia la píérdida del nivel de los 1.045 puntos.
Es cierto que existe un soporte en esta cota, que se observa muy bien en gráficos de sólo cierres, pero no tiene, en nuestra opinión, la consistencia suficiente como para darle la vuelta al mercado. Pero lo cierto es que en cuanto se perforó esta cota se frenaron las ventas y comenzó la presión de la demanda. ¿Eran las mismas manos que vendían las que comenzaron a comprar?. ¿Y si es así, con que objeto?.
Es normal que, cuando se está tirando abajo un valor, o a todo el mercado, cada día se sumen más actores al bando de la oferta. Un cambio violento en la curva de precios, como ocurrió el viernes a partir de las 20 euros, forzó el cierre de cortos de quienes hacían intradía y se frotaban las manos viendo crecer sus ganancias de forma exponencial. ¿Crucificaron a los advenedizos? Tiene toda la pinta de ello. Lo único que se necesita es alguna noticia, la que sea, para justificar lo que se está haciendo sin que cante en exceso.
El resultado fue que el Dow Jones el Nasdaq Composite y el S&P 500 giraron al unísono al alza, trepando en vertical hasta el momento del cierre, y cambiando el rojo de las pantallas por el verde esperanza.
Nos cuesta creer que aquí no ha pasado nada. Que ha sido sólo un susto y que nos volvemos al alza. Jamás vamos a saber si algún poderoso lobby está tirando abajo los mercados, justo, cuando había que apoyarlos para dar solidez a la recuperación.
El rebote del viernes puede tener continuidad, aunque suponemos que no mucha, pero hay que ponerlo en tela de juicio, porque puede tratarse de una trampa.