Por... GERARDO REYES
Pierre Falcone, un vendedor internacional de armas argelino y activo miembro del jet-set internacional, era considerado un fugitivo de la justicia de Francia desde el 2003.
Un juez francíés lo acusó de participar en una millonaria venta de armas a Angola durante la guerra civil, de evasión de impuestos y lavado de dinero, además de ser investigado por contrabando de diamantes y por el presunto pago de sobornos en Colombia.
Pese a este turbulento pasado, Falcone movió tranquilamente unos $60 millones en el sistema bancario de Estados Unidos y logró comprarse la mansión más cara en la historia del estado Arizona sin que nadie le preguntara de dónde venía su dinero, según se desprende de un amplio informe revelado esta semana por la Subcomisión de Investigaciones del Senado.
El caso de Falcone es uno de cuatro escándalos internacionales de corrupción que la subcomisión senatorial estudió a profundidad para sustentar su preocupación de que Estados Unidos, pese a todas las medidas anunciadas a partir de 9/11, continúa siendo un cómodo refugio de personajes al margen de la ley que cuentan con la ayuda de bancos, firmas inmobiliarias, abogados y cabilderos.
En un informe de 330 páginas revelado esta semana, la subcomisión señala que "aunque las instituciones bancarias de Estados Unidos se han vuelto más vigilantes y menos dispuestas a aceptar fondos sospechosos, los Personajes Políticamente Expuestos (PEPs) aún logran ingresar millones de dólares a Estados Unidos, sin tener que responder preguntas sobre la fuente de su dinero''.
La subcomisión, que ganó notoriedad hace seis años al revelar las primeras denuncias de cómo el Rigss Bank escondía fondos del dictador chileno Augusto Pinochet, puso la mira esta vez a las fortunas de Falcone; Teodoro Obiang, el hijo de 40 años del presidente de Guinea Ecuatorial; Omar Bongo, presidente de Gabón durante 41 años hasta su muerte el año pasado; y Jennifer Douglas, ciudadana estadounidense y cuarta esposa de Atiku Abubakar, ex vicepresidente de Nigeria.
Falcone, de 55 años, es conocido en algunos países de Amíérica Latina por sus inversiones y negocios de armas y equipos de defensa.
Según el periódico francíés Le Monde, el padre de Falcone, Pierre, trabajó en la venta de armas en Amíérica Latina, especialmente en Venezuela. Le Express, otra publicación francesa reportó en el 2001 que Henri Hurand, entonces presidente de Sofremi, una empresa de venta de equipos y armamentos del gobierno de Francia, descubrió que a Falcone se le pagaban comisiones por contratos obtenidos en Argentina, Brasil y Colombia.
Brenco, una de las empresas de Falcone, se ganó una licitación en 1994 para la instalación de la sala de comando de la policía nacional de Colombia. La licitación, por $24 millones fue objeto de investigación de la fiscalía debido a que una parte de los equipos no pudo entrar en funcionamiento por problemas de incompatibilidad tíécnica y falta de frecuencias, informó el diario colombiano El Tiempo.
En Colombia, tambiíén se ha reportado que Falcone ha sido dueño de una importante cadena hotelera.
Pero quizá el escándalo más sonado en el que ha estado involucrado Falcone, quien actualmente cumple una sentencia de seis años en Francia, es el conocido com Angolagate, una venta multimillonaria de armas a Angola a un precio exorbitante y en violación del embargo de Naciones Unidas. El escándalo comprometió tambiíén a Jean Christophe Mitterrand, hijo del ex presidente francíés Francois Mitterrand.
Casado con la ex reina de belleza boliviana, Sonia Montero, Falcone se estableció en Paradise Valley donde la pareja adquirió en el 2000 la mansión más cara del estado a un precio de $9.6 millones.
Falcone, su esposa, otros miembros de su familia y sus empresas mantuvieron 29 cuentas en el Bank of America durante 16 años (1989-2005) sin mayores inconvenientes y pese a que la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional en el 2001 hizo mucho más rigurosos los procedimientos de los bancos para aceptar cuentas, especialmente de los llamados PEPs.
De hecho, según los hallazgos de la investigación del Senado, el banco nunca le dio un tratamiento de PEP a Falcone pese a que a su perfil se ajustaba a la descripción institucional: el empresario representó al Ministerio del Interior de Francia en transacciones con gobiernos de Amíérica Latina y era muy cercano al presidente de Angola, Josíé Eduardo Dos Santos.
Tan cercano que Dos Santos lo nombró embajador ante la Unesco en el 2003 en un intento de que la inmunidad diplomática lo pudiera librar de los cargos criminales en Francia. Pero el juez francíés no aceptó el argumento y mantuvo la orden internacional de captura.
Algunas señales sospechosas de las cuentas de Falcone, tampoco convencieron al banco de que íéste debía ser un nombre para seguir en el radar de sus controles, apuntó el informe.
En octubre del 2004, los inspectores del banco se percataron de que un familiar de Falcone hizo cuatro retiros un mismo día en dos sucursales que sumaron $10,800, una operación que podría ser un indicio de que el cliente trataba de eludir un reporte de transacción que se elabora cuando los retiros superan los $10,000.
Los inspectores investigaron la operación y concluyeron, en un memorando elaborado un año despuíés del incidente, que la actividad de la cuenta de $17 millones no era inusual.
Observó el informe que el memorando dio a entender que los procesos penales en Francia contra Falcone ya habían terminado pese a que la orden de captura del juez francíés seguía en firme.
Los investigadores del Senado expresan su extrañeza de que el banco "no expresó ninguna preocupación por los cargos y condenas contra Falcone, sus negocios ilegales de armas y la fuente de su fortuna''.
Interrogados por miembros de la subcomisión, los representantes del Bank of America explicaron que no consideraron sospechosas las transacciones por varios factores, entre los cuales citaron la larga trayectoria de los Falcone como clientes del banco; el hecho de que se trataba de una familia prominente, y que no consideraban que las altas sumas que movían fueran atípicas para este tipo de clientes.
En el 2007, a raíz de las solicitudes de la subcomisión, Bank of America reabrió la investigación de las cuentas y decidió cerrarlas en julio de ese año.
Afirmó el reporte que representantes del banco expresaron arrepentimiento de no haber cerrado las cuentas de un vendedor de armas que estaba bajo múltiples acusaciones criminales. Falcone estuvo preso un año en Francia y, luego de obtener su libertad bajo una fianza de $14 millones, abandono el país en septiembre del 2003.
Al cabo de tres años regresó y afrontó varios cargos en su contra en relación con la firma Sofremi. En el caso fueron encausadas 42 personas entre quienes se encontraba el hijo de Mitterrand, y Charles Pasqua, ex ministro del Interior de Francia.
La acusación incriminaba a Falcone y a su socio, el millonario judío ruso Arkady Gaydamak, en la venta de 170,000 minas, 420 tanques, 12 helicópteros y seis barcos de guerra al gobierno de Dos Santos. Brenco, la compañía de los dos mercaderes de armas, actuó como intermediaria del negocio que se calcula que costó $790 millones.
Adicionalmente, señaló el informe, Falcone supuestamente habría hecho giros bancarios por más de $50 millones.
En enero del 2006, la esposa de Falcone fue acusada criminalmente en Estados Unidos por fraude en su proceso de solicitud de ciudadanía. Un año despuíés se declaró culpable de contratar dos criadas en su mansión de Arizona, y aceptó abandonar el país. La subcomisión trató de hablar con ella, pero no recibió respuesta.