La irrupción de la Oh Eun-Sun en la lucha femenina por completar las catorce montañas más altas del planeta ha convertido lo que hasta el año pasado era una amable carrera entre Edurne Pasaban, la austríaca Gerlinde Kalterbrunner y la italiana Nives Meroi en un verdadero sprint final. Y al frente del mismo, con la cinta de la meta ya a la vista, se encuentran la tolosarra y la coreana. Ambas se verán las caras dentro de tres meses en el Annapurna (8.091 m.), que será el último 'ochomil' para las dos si a Edurne le sale bien su plan de ascender antes, en abril, el Shisha Pangma (8.027 m.).
-Hasta ahora siempre ha rechazado hablar de 'carrera', pero lo de esta próxima primavera será un autíéntico sprint.
-Lo que pasa es que la aparición de Oh Eun-Sun haciendo ocho 'ochomiles' en los dos últimos años ha alterado todo. Nosotras llevamos con esto casi una díécada, a nuestro ritmo y con nuestras posibilidades. Nuestra relación nunca ha sido de rivalidad, sino de compañeras, sobre todo con Gerlinde. Pero 'miss' Oh ha introducido un elemento de competividad muy fuerte que ha enrarecido todo un poco.
-Pero usted está ahí, en esa lucha final. Y no renuncia a ella con el plan de hacer los dos últimos 'ochomiles' que le quedan en una misma expedición.
-Es que al final, al margen de la coreana, soy yo la que he llegado hasta aquí con más posibilidades de acabar primera. A Gerlinde le quedan Everest y K2, que son super difíciles, aunque si alguna merece ser la primera es ella, y Nives lo ha aparcado todo tras la grave enfermedad de su marido en el Kangchenjunga. Así que de pronto me veo yo aquí, defendiendo el pabellón de las europeas ante una 'miss' Oh que va a saco, a por todas sin escatimar medios. Y la verdad es que despuíés de todo lo que hemos luchado Gerlinde, Nives y yo sí que me da un poco de rabia que sea Oh Eun-Sun la que acabe siendo la primera. Aunque yo lo sigo teniendo claro. Mi objetivo es acabar los catorce 'ochomiles'. Luego, si además soy la primera, mejor que mejor. Pero tengo claro que no voy a hacer tonterías por conseguirlo.
-¿Cómo ha planteado esa doble expedición?
-Lo primero que hemos tenido que hacer es cambiar de mentalidad, porque hasta ahora, cuando hemos intentado dos expediciones seguidas ha sido porque hemos hecho el primer 'ochomil' rápido y luego nos hemos animado a intentar el segundo. Esta vez no. Ahora lo llevamos todo planificado desde antes de salir y sabemos desde el principio que será una expedición larga, de cerca de tres meses. Saldremos el 4 de marzo hacia China y para el día 10 estaremos en el campo base. A partir de ahí nos hemos marcado de plazo hasta el 15 de abril para subir al Shisha Pangma. Si para esa fecha no lo hemos conseguido, nos iremos al Annapurna.
-Donde estará ya Oh Eun-Sun...
-Exacto. La idea es aprovechar que llegaremos aclimatados al Annapurna para esperar a una ventana de buen tiempo y hacer un único intento. Así reduciremos al mínimo los riesgos que se asumen en esa montaña por lo peligrosa que es su ruta debido a las avalanchas.
Annapurna con Oh Eun-Sun
-Según su plan, y llegado el caso, sacrificarían el Shisha por intentar el Annapurna.
-Es que esta temporada en el Annapurna va a haber muchas expediciones y la ruta va a estar más transitable que nunca. Y si a lo difícil que es le añadimos que llegaremos aclimatados, no podemos perder la oportunidad.
-Tienen poco margen de error.
-Lo tenemos asumido. Si el Shisha no sale, pues nos iremos al Annapurna. Y si al final no hacemos cumbre en alguna de ellas, la intentaríamos en otoño de nuevo.
-A principios de marzo ninguna expedición se aventura aún en el Himalaya. ¿Quíé condiciones van a encontrar?
-Desde luego en esas fechas vamos a estar solos en la montaña. Sabemos que va a hacer muchísimo frío y de hecho, cuando hemos hablado con las autoridades del Tíbet para perdirles los permisos nos han advertido de que vamos demasiado pronto y que las temperaturas serán muy bajas. Pero lo tenemos previsto.
-On Eun-Sun ha confirmado que estará en el Annapurna pero ¿conoces su planes exactos?
-No sabemos quíé planes tiene, pero me imagino que si conoce los nuestros irá al Annapurna muy pronto. Lo normal es que vaya allí en abril y, en teoría, cuando nosotros lleguemos al campo base, tendríamos que estar tan preparados como ellos para atacar juntas la cumbre. De todas formas, no me quiero comer la cabeza con ello. Prefiero ir a paso a paso, a nuestro ritmo, no al de los demás.