Contemplando el nacimiento de la ex Europa
@Marc Vidal - 12/02/2010 06:00h
La sobredosis de anestesia social es de no retorno. Este insensato juego de negar la realidad no lleva a ningún sitio. Seguimos recibiendo las bocanadas de butano a toro pasado y no atendemos a la que se nos viene encima por culpa de tanto ejercicio de 'tacticismo' político.
Para entender gráficamente la situación debemos imaginarnos una especie de buque o transatlántico atrapado en el hielo. Aparentemente nada parece indicar que vaya a hundirse y no lo hará. Nadie se percata que lo que está pasando es algo muy grave, puesto que el buque no parece estar en peligro y continua, más lentamente, su rumbo sereno.
A medida que el hielo cubre la superficie que se puede divisar desde cualquier punto del barco, los viajeros se sienten fascinados por el paisaje sin darse cuenta que es todo cuanto van a ver en mucho tiempo. Unos pocos, los más espabilados, hace horas que han cogido las escasas barcazas salvavidas y pusieron rumbo por alguna de las fisuras de ese mar helado. Por ahí andan, navegando entre hielo y buscando sus oportunidades. El resto del pasaje sigue esperando que el barco avance. Consideran que un artefacto tan grande y sólido, por mucho hielo que se encuentre no tiene ninguna opción de zozobrar. Así es, no lo hará, pero sí se detendrá.
Nuestra economía, observada desde la posición del viajero consentido, es algo aparentemente tan enorme y robusto que, por mucho que algunos cojan sus barcas y se lancen a descubrir opciones a título privado, la mayoría sigue pensando que la reducción de velocidad es momentánea. Allá ellos.
Ahora nos toca asistir a la comparación perversa entre España y los países en alarma de incendio. Grecia está en quiebra, pero el simulacro de que Alemania y Francia estaban dispuestas a rescatarla y los helenos no aceptaron, fue de fumarse algo. Ayudar a Grecia no hacía más que retrasar el problema y eso lo saben muy bien los países que debían pagar la fiesta. Los germanos y los galos han forzado el asunto a fin de no tener que hacerlo.
Grecia es un asunto duro de gestionar pero infinitamente menor si lo comparamos con el que verdaderamente les tiene el trasero encogido: España. Rescatar a Grecia hubiera sentado un precedente que en el caso de otros países hubieran puesto en cuestión la capacidad del euro para afrontar una quiebra en cadena del modelo. A medida que avance la segunda parte de la crisis se irá percibiendo un nuevo elemento, no aplicado y cierto, que interfiere en el “diferente valor del euro según el país que lo imprimeâ€.
Aun no siendo un tema tíécnico, sí es un aspecto formal que adelanta escenarios siniestros apartando algún estado de la Unión Monetaria a fin de salvar todo el sistema. ¿Quíé países están en ese hipotíético listado de los que pueden abandonar el euro? Ahora mismo pocos lo saben, sin embargo los avisos se suceden. Asistir al interbancario sigue siendo un buen ejemplo de por donde van las cosas y atender a patrones de análisis que se alejen de los CDS tambiíén. Por ejemplo, hace pocos días Credit Suisse mostraba al mundo un listado de países en riesgo económico donde, aparte de Islandia y Hungria, el top five se completaba con Grecia, Portugal y España. En el caso de nuestro país el factor que influye en su mala calificación es el nivel de “deuda privadaâ€.
En la línea de justificar lo injustificable está la tendencia esquizoide de culpar a todo y a todos de tus desgracias. Ahora toca esa especie de confabulación judeo masónica que pretende hundir a España por presidir el euro. Eso es absurdo, cada uno tiene que pagar sus orgías y Grecia o España van a pagar con intereses. Los gestores a corto no obligaron a los españoles a endeudarse hasta las cejas ni a que se ahogaran en su propio barro de deuda. Cada uno es culpable de lo que es y nada más.
Cabe en este lugar una reflexión para los que aseguran que “saldremos de la recesiónâ€. Es posible que así sea, será en tíérminos tíécnicos y aritmíéticos provocado por un comparativo con caídas terribles pero no por elementos objetivos. España cada vez producirá menos, de manera menos eficaz y con mayor número de asistencia social pendiente. La cisterna está en marcha y no va a detener el flujo descendente por muy poco acusado que sea. Poco a poco se irá definiendo el pastel de la deuda europea y los que no han sido capaces de estructurar políticas activas ahora irán pagando sus pecados.
España, Grecia y Portugal han jugado a los estímulos de corto recorrido, mientras que Alemania curiosamente atacaron lo estructural. Grecia, al borde del abismo, tiene un díéficit del 12,7, tan solo un punto y medio por encima de España. Irlanda, que se encuentra en insolvencia manifiesta y pendiente de que se certifique su quiebra tíécnica, está a 12,5 %, muy poco por encima de nosotros. Como decía, Portugal y Francia se quedan en un 8%, pero Italia logra acometer un escaso 5,4, que sin ser una gran cifra si refleja el esfuerzo. Cabe destacar que los italianos tienen un estado en suspensión de pagos en la práctica y eso genera un apunte contable menos catastrófico. Alemania con su 3,4% de díéficit demuestra la gestión de los estímulos orientables.
Obviamente Alemania no está para fiestas y menos para pagar la de los demás que bastante le está costando la suya. Sabe que si empieza a venir viento cálido del sur, será con tonos de alarma. España es la el 12% del PIB de la eurozona, demasiado para rescatarla y si se suman los PIGS, todos ellos conforman una quinta parte del asunto. Ese es el problema, no otro. Europa no sabe como podría afrontar una caída en cadena de la solvencia de estos países si sus deudas entraran en desgracia. Por eso exigirán esfuerzos a todos. No solo Grecia tendrá que bajar sueldos a los funcionarios, aquí es cuestión de tiempo se pongan como se pongan los señores sindicalistas de sillón y visa oro.