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Autor Tema: Zombies: Más Muertos Que Vivos  (Leído 1859 veces)

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Zombies: Más Muertos Que Vivos
« en: Febrero 16, 2010, 10:10:04 pm »
Dicen que los muertos pueden recobrar un cierto tipo de vida como «zombies», esclavos sin mente sometidos a magos diabólicos. Esto es lo que creen los habitantes de Haití­, isla impregnada de tradición vudú.



Estas estructuras que se ven en un cementerio haitiano pretenden convertir las tumbas en un lugar seguro para los cadáveres. Incluso los más pobres emplean grandes sumas de dinero en fortificar sus tumbas.

«Cerca de ella, los negros dedos de un silencioso huíésped agarraban rí­gidamente el pie de una copa de vino que, ladeándose, estaba derramando su contenido. El horror que la embargaba se desbordó. Cogió una vela, la acercó a la cabeza, que estaba inclinada y caí­da, y pudo comprobar que el hombre estaba muerto. Estaba sentada a la mesa del banquete en compañí­a de cuatro cadáveres...»

Así­ finaliza el relato de un banquete de boda vudú celebrado en los años veinte, tal como se lo contaron al periodista americano William Seabrook sus amigos haitianos. El propósito era convertir a los cadáveres en zombies por arte de magia. Esos zombies eran cuerpos semianimados que llevaban una vida crepuscular como esclavos del brujo que habí­a organizado el banquete. (De hecho, según cuenta Seabrook, el brujo no pudo conseguir su objetivo, por lo que se marchó, desapareciendo con íél los cadáveres.)

Sólo hay un paí­s en el mundo occidental donde pueda tener lugar una celebración tan horrible: Haití­, cuna del vudú.



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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #1 en: Febrero 16, 2010, 10:10:37 pm »
¿Acaso los brujos vudúes poseen de verdad el poder de reanimar los cuerpos que acaban de morir? ¿O bien la noción de zombie no responde más que a una autosugestión de los practicantes del vudú?

La palabra zumbi aparece en muchos idiomas africanos. En el Congo significa «fetiche»; en Dahomey se refiere especí­ficamente al dios Python. Al parecer, en el vudú moderno se recurre a una serpiente-diosa para que de vida al zombie según los deseos del brujo, convertido en dueño del cadáver. Los ritos que se practican combinan aspectos de la magia y de la religión africanas, junto con elementos derivados tanto del ocultismo occidental como del catolicismo popular.


El vudú desempeñó un papel importante en la expulsión de los franceses por parte de los haitianos. En agosto de 1791 Francia seguí­a zarandeada por la oleada revolucionaria que habí­a comenzado dos años antes. Al principio no pareció que las cosas cambiaran mucho en Santo Domingo, el tercio occidental de la isla caribeña de La Española, la joya más brillante de la corona colonial francesa. Allí­, 40.000 franceses controlaban a medio millón de esclavos negros y a 30.000 mulatos y cosechaban algodón, azúcar, cafíé e í­ndigo. El primer efecto de los disturbios en Francia fue mejorar la suerte de los mulatos. Entonces, los haitianos de piel oscura comenzaron a inquietarse, con la ayuda de un misterioso cura-brujo llamado Boukman que habí­a llegado a Santo Domingo procedente de la colonia británica de Jamaica.

El 14 de agosto de 1791 Boukman reunió a los que querí­an seguirle en un remoto lugar de la selva. Según los relatos de la íépoca, miles de esclavos recorrieron las sendas secretas de la selva hasta el lugar del encuentro, bajo una tremenda tormenta tropical que debió de añadir aún más horror a los actos que siguieron.

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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #2 en: Febrero 16, 2010, 10:11:50 pm »
Boukman celebró un ritual de sangre, sacrificando un cerdo y pidiendo a todos los que quisieran ser libres que bebiesen la sangre caliente. La ceremonia acabó con una danza salvaje de «borrachera divina», finalizada la cual los participantes desaparecieron de nuevo en la selva. El ritual, en su conjunto, presentaba un estrecho parecido con las actividades de los Mau-mau durante la guerra de la independencia de Kenya en los años cincuenta de este siglo, y el resultado tambiíén fue similar. Durante los dí­as siguientes la mayorí­a de las grandes plantaciones fueron arrasadas, y sus propietarios asesinados. A pesar de que los colonos franceses más valientes permanecieron allí­ 12 años más, el resultado final de la reunión nocturna fue la derrota completa de los franceses y el establecimiento, bajo el liderazgo del presidente Toussaint L'Ouverture, de la república negra independiente de Haití­, patria del vudú. Según las creencias del campesinado de Haití­ y de parte de la íélite educada, tambiíén era la patria de los zombies.

El zombie es esclavo de un brujo diabólico, conocido por el nombre de bokor, que es quien extrae de su tumba el cadáver reciíén enterrado y quien le confiere una sombra de vida mediante ciertos conjuros. Sin embargo, se trata de una existencia incompleta: el zombie come, respira, excreta, oye e incluso habla, pero no recuerda nada de su vida anterior y no comprende nada de su propia condición actual. En otras palabras, un zombie es un robot de carne y hueso, una máquina biológica.

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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #3 en: Febrero 16, 2010, 10:13:07 pm »
El campesino de Haití­, siempre alerta frente a cualquier aspecto diabólico o peligroso del vudú, es capaz de descubrir a un zombie por varios signos. El zombie suele caminar dando bandazos, realiza las acciones fí­sicas de manera mecánica, tiene una mirada helada y desenfocada, y habla con voz nasal. Esta última caracterí­stica, en particular, se asocia con la muerte en el folklore de Haití­, probablemente debido a la costumbre de taponar las fosas nasales de los cadáveres con algodón. Los guíédíé (siniestros y lascivos dioses de la muerte del panteón vudú) se caracterizan por hablar de este modo. Cuando un devoto del culto vudú está poseí­do por un guíédíé, siempre habla con entonación nasal. Otra relación más entre los zombies y los dioses de la muerte nos la da el hecho de que uno de los más famosos dioses, el Capitán Guíédíé, a veces tambiíén es conocido bajo el hombre de Capitán Zombie.

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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #4 en: Febrero 16, 2010, 10:14:39 pm »
Casi todos los haitianos temen la posibilidad de que sus parientes fallecidos puedan ser transformados en cadáveres ambulantes. En el Haití­ actual pueden apreciarse con facilidad varias de las medidas preventivas adoptadas para evitarlo. Así­, por ejemplo, hasta los campesinos más humildes se endeudan para recubrir con pesadas losas las tumbas de sus parientes más cercanos. En las zonas rurales se excavan las tumbas lo más cerca posible de una carretera o camino, para que los brujos, por miedo a las miradas curiosas, no puedan llevar a cabo su nefasta tarea.

En otros casos, la familia del muerto velará la tumba durante noches seguidas hasta convencerse de que el cuerpo está suficientemente descompuesto y ya no le es útil a un bokor. Ocasionalmente, los muertos son enterrados directamente en los patios de las casas de los campesinos.

Los que temen de manera especial a la brujerí­a toman precauciones mucho más extremadas para impedir que sus muertos ingresen en el semimundo brumoso de los zombies. Inyectan veneno en el cuerpo, lo mutilan con un cuchillo, o incluso le disparan para «rematarle». Una precaución menos drástica consiste en colocar en la tumba agujas y carretes de hilo, así­ como miles de pequeñas semillas de síésamo. La creencia es que el espí­ritu del muerto estará tan ocupado en la tarea de enhebrar las agujas y contar las semillas, que no oirá la voz que le ordene salir de la tumba. Otra medida consiste en poner un cuchillo en las manos del muerto, para que pueda defenderse.
A veces los brujos controlan enormes grupos de zombies, y en alguna ocasión han llegado al extremo de alquilarlos como trabajadores. Uno de estos casos fue registrado por William Seabrook.

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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #5 en: Febrero 16, 2010, 10:16:22 pm »
En 1918 la cosecha de azúcar fue extraordinaria. La Hasco (Haitian-American Sugar Corporation, Compañí­a haitiano-norteamericana del azúcar) ofreció nuevos puestos de trabajo en sus extensas plantaciones. Muy pronto acudieron a las oficinas de empleo de la compañí­a pequeños grupos de habitantes del poblado, a veces familias enteras. Era costumbre que los habitantes de un mismo poblado trabajasen colectivamente; la persona más representativa recibí­a la paga de todos, que luego repartí­a al regresar a casa.

Una mañana, un viejo jefe de poblado llamado Ti Joseph y su esposa Croyance llevaron a las oficinas de la Hasco a un grupo constituido por nueve hombres harapientos y andrajosos. Joseph explicó que se trataba de unos granjeros atrasados e ignorantes procedentes de una remota zona montañosa próxima a la frontera de Haití­ con la República Dominicana. Sólo hablaban un extraño dialecto rural, y no comprendí­an ni el criollo ni el francíés. A pesar de esta desventaja, añadió, eran excelentes trabajadores, fuertes y sanos.

El responsable laboral de la Hasco contrató al grupo, y aceptó la sugerencia de Joseph de que trabajasen lejos de los demás grupos: el viejo explicó que eran tan primitivos, que en presencia de otras personas se volverí­an tí­midos y se asustarí­an. Sin embargo, el verdadero motivo para insistir en que el grupo trabajase aislado era el temor de que alguno de ellos fuese reconocido por un familiar o un antiguo amigo: todos los trabajadores de Ti Joseph eran zombies.

Los extraños hombres de Ti Joseph trabajaban diligentemente durante las horas del dí­a, y sólo paraban al atardecer para comer su potaje de mijo sin sal. La tradición vudú sostiene que si un zombie prueba la carne o la sal se vuelve consciente de su verdadera condición y regresa a su verdadero lugar, la tumba, derramando amargas lágrimas.

Un domingo por la mañana Ti Joseph dejó a su mujer Croyance al cuidado de los zombies durante todo el dí­a. Croyance, sorprendentemente, pensó que tal vez les gustarí­a asistir a una procesión religiosa. Sin embargo, los zombies no se conmovieron ni por el espectáculo ni por nada de lo que ocurrí­a a su alrededor. Mudos y ausentes, continuaron con la mirada fija en el espacio.

Croyance, apiadándose de ellos, decidió que quizá les gustarí­a alguna golosina, por lo que compró algunos pastelitos hechos con azúcar moreno, cacahuetes y coriandros, poniendo uno en la boca de cada zombie. Sin embargo, los cacahuetes habí­an sido sazonados con sal. Al comer la golosina, los zombies se dieron cuenta de que estaban muertos. Con un grito tremendo se levantaron y huyeron del poblado, dirigiíéndose hacia la selva en dirección a sus lugares de origen en las montañas.

Cuando por fin llegaron a su destino, fueron reconocidos por los parientes y amigos que les habí­an enterrado meses atrás. Al llegar al cementerio cada uno de ellos se dirigió a su propia tumba, apartó las piedras y la tierra que la cubrí­an y se echó dentro, convertido ya en una masa en descomposición. El poder de Ti Joseph, que habí­a evitado que sus cuerpos se descompusiesen, se habí­a desvanecido.

Los habitantes del poblado se vengaron de Ti Joseph. Pagaron a un brujo local para que le maldijera. Pero antes de que la maldición pudiera surtir efecto, algunos hombres le tendieron una emboscada y le cortaron la cabeza. A Seabrook le contó esta historia Constant Polynice, un granjero de Haití­ que afirmaba no creer en las supersticiones de sus paisanos. Sin embargo, añadió, los zombies sí­ eran una realidad. Poco despuíés de contar esta historia, le mostró a Seabrook un grupo de tres presuntos zombies. Estaban cavando la tierra con machetes, bajo la supervisión de una mujer joven.

Seabrook miró a la cara a uno de aquellos hombres:

y lo que entonces vi, junto a lo que me habí­an contado (o quizás a pesar de ello), me produjo un tremendo shock. Lo peor eran los ojos. No eran imaginaciones mí­as. Eran verdaderamente como los ojos de un hombre muerto: no eran unos ojos ciegos, pero estaban fijos, desenfocados, sin visión. Toda la cara... parecí­a no sólo sin expresión alguna, sino incluso incapaz de adoptar expresión alguna.

A Seabrook le tranquilizó la idea de que aquellos hombres «no eran más que pobres seres humanos dementes, idiotas, obligados a trabajar en los campos». Sin embargo, su amigo haitiano insistí­a en que se trataba de zombies. En los años cincuenta, el antropólogo francíés Alfred Míétraux recogió abundantes pruebas tanto a favor como en contra de la existencia de los zombies. Sin embargo, cuando le mostraron uno decidió que se trataba de un «pobre lunático». Efectivamente, al dí­a siguiente la persona que habí­a visto fue identificada como una enferma mental que se habí­a escapado de la habitación en la que se la mantení­a encerrada.

« Última modificación: Febrero 16, 2010, 10:19:22 pm por Scientia »

Scientia

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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #6 en: Febrero 16, 2010, 10:17:30 pm »
Otra escritora, quizá menos críédula que Seabrook en materia del vudú de Haiti, fue Zora Hurston, tambiíén americana. Se encontró con una muchacha (a la que fotografió) que al parecer habí­a sido un zombie durante 29 años. En 1907 Felicia Felix-Mentor murió de una repentina enfermedad, y fue enterrada por su esposo y por su hermano. En 1936, una muchacha vestida únicamente con una ligera y raí­da camisa de algodón, fue hallada vagabundeando por una carretera próxima a la finca del hermano. Al parecer habí­a perdido la facultad del habla. Tanto el padre de Felicia como su hermano reconocieron a la muchacha, muerta años atrás. Una vez en el hospital, cada vez que alguien se aproximaba, la muchacha se encogí­a temblorosa, como si esperase malos tratos. Fue allí­ donde Zora Hurston la fotografió y trató de hablarle. Despuíés escribió:

La visión fue tremenda. La cara carecí­a de expresión, y los ojos estaban muertos. Las pestañas eran de color blanco, como si hubiesen sido quemadas con ácido. No se le podí­a decir nada, ni obtener nada de ella; sólo podí­a ser contemplada. Y la contemplación de aquel despojo humano era imposible de soportar durante mucho tiempo.

¿Era posible que el padre y el hermano de Felicia hubiesen podido identificarla con tanta seguridad despuíés de tantos años? ¿Acaso la muchacha no era más que una simple loca errante? La firme creencia de los haitianos en el sentido de que parientes y amigos han sido vistos despuíés de su muerte en forma de zombies, arroja una sombra de duda sobre esta reconfortante teorí­a.


cristalino23

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Re: Zombies: Más Muertos Que Vivos
« Respuesta #7 en: Febrero 25, 2010, 02:50:43 pm »

 Bueno , por lo que síé, los que luego son Zombies no llegan a morir, les hacen tomar un brevage, los hechiceros,
preparado en un recipiente, que hierben, que contiene entre otras cosas un fuerte veneno-alucinogeno de un pez
que hay por el caribe, se lo hacen tomar al futuro Zombie y hace que su conciencia desaparezca y llegue a parecer
que está incluso muerto.

Alguiíén que conozco, estando una vez en Haití­ llegó a un lugar donde iban hacer un ritual para comvertir a un hombre
de unos 25 años, fuerte y sano en un Zombie, tenian el perolo al fuego, íél llegó y le pegó una patada a la pocilga y
tí­ró con todo derramandolo y les recriminó que eso no estaba biíén, nadie se movió ni dijo nada. Mi amigo iba biíén
preparado, protegido y sabia lo que hacia...

     Saludos...... :023: