Enrique Utrera
Iberia, SOS, Mecalux y Cibeles. Son las cuatro patas de la herencia envenenada que Miguel Blesa ha dejado al nuevo presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato. Un legado que exige soluciones y que el grupo terminará de analizar a fondo hoy en Toledo.
Hoy termina la reunión de tres días del consejo de la caja madrileña en la ciudad imperial. Tres días en los que además de debatir el escenario al que se enfrenta la caja –expansión internacional, problemas inmobiliarios y fusiones-, la cúpula del grupo estudia cómo gestionar el agujero que dejan las inversiones fallidas de casi 800 millones de euros en Iberia, SOS y Mecalux y quíé hacer con la salida a bolsa de Cibeles. Es la herencia envenenada del ex presidente Miguel Blesa.
Los números cantan en operaciones tan calientes como la OPA de exclusión de Mecalux. Una oferta a un precio de 15 euros por acción que, para Caja Madrid, supone admitir unas minusvalías latentes –no materializadas- de 68 millones de euros.
En junio de 2008, la caja anunció la compra por 168 millones de euros del 20% Mecalux, al suscribir en solitario una ampliación de capital en la que pagó 25 euros por acción. El día de la operación, las acciones del fabricante de sistemas de almacenajes cotizaban a 16,4 euros. Es decir, que pagó una controvertida prima del 16%, que el tiempo ha convertido en un grueso error. Tanto como la entrada en el capital de Iberia y SOS.
La inversión en la aerolínea se remonta a 2007, cuando la caja compró el 7% en manos de BBVA a 3,6 euros por acción. Despuíés, adquiriría al mismo precio el 6,42% propiedad de Logista. La inversión total fue de unos 460 millones de euros. La apuesta por convertirse en el accionista español de referencia de Iberia, que ayer subió en bolsa un 5,6%, hasta los 2,34 euros al calor de la fusión con British Airways, arroja unas minusvalías de 160 millones de euros. Unas cifras preocupantes y al mismo tiempo esperanzadoras, ya que en los peores momentos de la aerolínea en bolsa las píérdidas han sido superiores en más de 100 millones a la cifra anterior.
El mal sabor de boca de SOS
Pero, más allá de las cifras, no hay una operación que haya dejado peor regusto en la entidad madrileña que la apuesta por SOS Cuíétara. Caja Madrid compró el 10,5% de las acciones en pleno desplome de los mercados. Como en Mecalux, lo hizo a travíés de una ampliación de capital en la que pago unos 150 millones de euros, justo antes de que saltaran las irregularidades contables, que acabaron con los huesos de los hermanos Salazar fuera de la compañía y hundieron la cotización del grupo.
Las últimas noticias sobre el grupo de alimentación no pueden ser peores para Caja Madrid. Nueva Rumasa ha lanzado una oferta de tres euros por acción sobre el 28% del capital de SOS, que supone valorar el 100% de la compañía en poco más de 412 millones de euros. Aceptar esta propuesta supondría para la entidad madrileña unas píérdidas aproximadas de 110 millones y eso que el hóding de Josíé María Ruíz Mateos confiere a SOS un valor superior en 94 millones de euros a la capitalización actual de la compañía. Dicho de otra forma, a la participación de Caja Madrid en el grupo de alimentación le espera, como a la de Mecalux, una larga travesía por el desierto.
El otro toro que debe lidiar Rodrigo Rato, que ha cumplido su primer mes al frente de la caja madrileña, es el de la salida a bolsa de Cibeles. Cancelada en octubre de 2008, la colocación del hólding financiero del grupo es toda una incógnita. La crisis financiera internacional ha restado atractivo a las participaciones de Cibeles, que fueron valoradas hace 22 meses en torno a 2.000 millones de euros. Una cifra que, hoy por hoy, es sencillamente imposible de mantener.