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Autor Tema: Estadounidenses todaví­a sienten cierta aprensión hacia Míéxico...  (Leído 733 veces)

OCIN

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Por...   ELLIOT SPAGAT

Míéxico -- Hace pocos años, miles de estudiantes universitarios estadounidenses invadí­an el balneario Playas de Rosarito durante el "spring break", el receso primaveral de marzo en Estados Unidos. Los clubes ofrecí­an conciertos, concursos de bikini y parrandas que duraban toda la noche.

Este año, cuesta encontrar turistas en las calles de esta ciudad de 130.000 habitantes a media hora de San Diego.

"Esperaba que mermase el turismo, pero no tanto", admitió Rodrigo Ampudia, propietario de Papas & Beer, cuyos ingresos se redujeron en un 90% en esta temporada. Su club atrajo 300 personas el sábado por la noche, comparado con las 3.000 de hace un año. Esta baja en al turismo lo obligó a despedir a 80 de sus 120 empleados.

El caso de Rosarito es extremo, pero en todos los balnearios de Míéxico se está reportando una reducción en la cantidad de turistas como consecuencia de la situación económica mundial y de la violencia del narcotráfico.

El "spring break" es un perí­odo del año en que muchas universidades estadounidenses disponen un receso y los estudiantes buscan playas baratas donde abunde la parranda para escaparle al frí­o invernal. Míéxico es uno de sus destinos preferidos.

Se espera que Cancún reciba 25.000 estudiantes, 2.000 menos que el año pasado, según Rodrigo de la Peña, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún. La ocupación en marzo fue del 82%, comparado con el 85% del 2009, aunque esa puede ser una cifra engañosa ya que en el último año aumentó la cantidad de habitaciones.

La tasa de ocupación en Puerto Vallarta fue del 75% en marzo, un 15% por debajo del año pasado, indicó Oscar Rivero, presidente de la asociación hotelera de la ciudad. Rivero calculó que los estudiantes en su receso primaveral ocuparon menos de la mitad de la habitaciones, comparado con el 60% del 2009.

A diferencia de otros sitios, Playas de Rosarito, que los estadounidenses llaman "Rosarito Beach", es uno de los frentes de combate en la guerra del presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico.

La parte norte del estado de Baja California, que incluye a Rosarito y Tijuana, sufre el flagelo de uno de los carteles más viejos del paí­s, el de la familia Arellano Fíélix, que ha recibido duros golpes ante la ofensiva del gobierno. Se cree que un antiguo miembro de la familia que quiere ser el sucesor de los Arellano Fíélix, Teodoro Garcí­a Simental, es el responsable de un baño de sangre que incluye tiroteos constantes y decapitamientos.

El alcalde de Rosarito Hugo Torres dice que el año pasado fueron asesinados nueve policí­as, incluidos siete u ocho que colaboraban con los traficantes. El mes pasado fue capturado un ex agente que dejó la fuerza en el 2005 para unirse a los pandilleros, Angel Jacome Gamboa.

La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos Janet Napolitano destacó esta semana durante una visita a San Diego que los turistas no son un blanco en esa guerra y que no deberí­an tener problemas si toman recaudos básicos.

La ocupación de los hoteles de Rosarito bajó a entre el 25% y el 30% durante el "spring break", comparado con el 65% del año pasado, de acuerdo con Cíésar Rivera, presidente de la asociación hotelera de la ciudad.


El popular Hotel Rosarito Beach alguna vez recibió a luminarias como Frank Sinatra, Marilyn Monroe y Rita Hayworth, antes de que el balneario se convirtiese en uno de los destinos preferidos de los estudiantes en el receso primaveral, en la díécada de 1990. Los estudiantes vienen a parrandear, hacer surf y beber, aprovechando que aquí­ se sirven bebidas alcohólicas a partir de los 18 años. En la mayor parte de Estados Unidos hay que tener 21.

El lunes pasado, en la playa habí­a más vendedores que turistas y los restaurantes estaban vací­os. Eline Kardoes, de 23 años, se topó con apenas dos huíéspedes en su primera noche en el Festival Plaza, un hotel inmenso que corteja a los estudiantes en receso primaveral.

Kardoes, una holandesa que está estudiando en la Universidad Estatal de San Diego, dijo que sus amigos se enloquecieron cuando les informó de sus planes.

"Todos me decí­an que no viniese a Míéxico", relató. "Tengo que mandarles mensajes de texto de vez en cuando para hacerles saber que estoy viva".

Kardoes y dos amigas pagaron apenas 533 dólares cada una por siete noches en el hotel. El viaje en taxi desde la frontera costó 35 dólares.

"No querí­amos gastar mucho por una semana de copas y playa", declaró mientras tomaba una margarita. "Aquí­ se puede hacer eso".

Parker Raft, de 19 años, afirmó que el servicio es mucho mejor que en otros balnearios, por la mitad del precio.

"Las noticias que uno lee hacen pensar que le van a cortar la cabeza", expresó Raft, de Gig Harbor, estado de Washington. "Pero vienes aquí­ y todo está bien".

Ignacio "Iggy" Zamudio emplea hoy 97 personas en los bares y restaurantes que posee, una tercera parte de lo que empleaba hace un año. Cerró una pizzerí­a y un bar en la calle principal y otro de sus restaurantes funciona únicamente los fines de semana, usando un generador, para que no se retrase en los pagos de electricidad.

Zamudio, de 42 años, empezó alquilando vehí­culos todo-terreno hace 25 años y llegó a tener cinco negocios. El principal, el club Iggy, tiene siete bares y espacio para 5.000 personas.

Este año, el Iggy no ofrece conciertos de rap durante el "spring break", como en el pasado. Ni tampoco concursos de bikini ni de búsqueda de talentos.

La economí­a de Rosarito depende del turismo y la merma en la cantidad de visitantes ha golpeado duro, incluso a los 14.000 estadounidenses que viven aquí­, quienes dicen que no es tan peligroso como lo pintan.

"No merecemos esto", expresó Zamudio. "Siempre hemos recibido a los estadounidenses con los brazos abiertos".

Para compensar la baja en el turismo estadounidense, los negocios de Rosarito lanzaron una campaña para tratar de atraer más turistas mexicanos.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...