Perseguiríé a los que han arruinado el futuro de mi hijo
@Marc Vidal - 05/03/2010
Los tiempos han cambiado. Parte de la columna vertebral de la actual crisis tiene que ver con que la realidad económica no tan solo es global o digital, sino que tiene otros elementos que la hacen diametralmente distinta a como hasta ahora la conocíamos. Lo crónico del problema es que quienes debieran sacarnos del barrizal no tienen la más mínima idea de cual es el nuevo tejido socioeconómico que están determinando los flujos comerciales en la actualidad y, por derivación, desconocen como adoptar medidas efectivas que posibiliten crear un mundo mejor a caballo de una posible recuperación.
Por ejemplo, muchos de esos que se reúnen y alcanzan grandes acuerdos en materia macroeconómica y que se sorprenden ante la ineficiencia de sus medidas, no han asumido la influencia de la nueva economía relacional o la economía de la atención, donde el valor de un producto no se mide por el soporte sino por el uso que se hace de íél. La oportunidad de aprovechar esta perversa situación radica en modelar un escenario económico que entienda que todo ha cambiado. Miremos, como ejemplo, cinco elementos que nos demuestran que el modelo está roto y finiquitado. A la vez, estos cinco ejemplos son la más evidente muestra de que poco o nada va a cambiar si no hay una regeneración profunda.
1. El escenario del control económico está desacreditado pero no cambia nada. Los funcionarios de la Reserva Federal han empezado a supervisar a firmas como Goldman Sachs y Morgan Stanley para recabar información sobre posibles contratos de derivados financieros que pudieron ocultar la deuda real que tenía Grecia. En España, por cierto, se ha hecho lo mismo, pues al total de la deuda emitida que asciende a 692.000 millones de euros deberíamos sumar otros 66.000 que los ayuntamientos y comunidades autónomas han ido emitiendo de forma alternativa. Es decir que España tambiíén ha usado productos derivados para aumentar su deuda sin que se note. ¿Lo sabe Goldman Sachs?
2. El sector financiero simula un estado de seguridad que no se aguanta pero no cambia nada. De hecho sabemos que los bancos de la eurozona están siendo requeridos a protegerse ante una inminente quiebra de los derivados crediticios. Resulta que, sin todavía haber asumido que son parte fundamental del problema, los que dirigen las cuerdas financieras estiman reforzar el capital de sus entidades. Tras la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión, sus autores consideran que deben seguir siendo ellos mismos los que “aprendan todas las lecciones de la crisisâ€. Contradictorio como mínimo.
3. La Unión Europea absorbe tíécnicamente a Grecia y no cambiará nada. El mecanismo que los grandes países europeos han escogido para aniquilar los países derrochadores es muy simple: una OPA hostil. Para ello se pone en marcha un hipotíético cronómetro que complica y mucho la adopción de medidas para paliar el díéficit estructural griego. Al no lograr en tiempo ese ajuste, las potencias acosan al gobierno de turno. Poco a poco ese ejecutivo (ahora el heleno) descubrirá que las medidas exigidas son inaceptables en un contexto socioeconómico en decadencia y el coste político sería catastrófico. Grecia sabe que no tiene capacidad de cobrarse 27.000 millones en deuda. La solución es dejarse sodomizar y procurar que no duela. Para que eso suceda Alemania y otros exigirán que Grecia haga más, poniendo como excusa que la oposición alemana y de esos otros países no quieren rescatarlos por gastones y que se enfrentan en sus foros a costa de salvar a los griegos. Finalmente, o Grecia cede o se queda sola, es decir, lo tiene crudo. ¿Es España el siguiente en la lista de los “sodomizablesâ€? Ya no somos Champions League y eso facilita las cosas
4. La versión oficial continua reflejando que nuestra difícil situación actual proviene del fracaso de la burbuja inmobiliaria en USA y aquí no pasa nada. Pues no es así y mientras no se acepte tíécnicamente tampoco se superará este escenario. Nuestro problema actual es la carga de una deuda desorbitada que se está extendiendo por todo el planeta. Toda la economía se viene abajo pero los emisores e intermediarios de deuda siguen viviendo holgadamente. Es preocupante que la gente se haya atomizado en un falso sentido de seguridad y de complacencia. Bajo sus pies todo chirría. Han sido estafados en la entrega de sus gobiernos a los bancos. Lo peor es que las entidades gestoras han saqueado el tesoro público y ahora pretenden que lo paguemos todos. Otro ejemplo de que las cosas no cambian y que la oportunidad que se nos presenta es inaplazable.
5. La moneda europea está en entredicho y probablemente herida de muerte y aquí no pasa nada. Se pretendió darle un valor común a una moneda sin tener un tesoro común. Ese error básico en el origen puede estar siendo ahora el gran germen que carcoma el equilibrio aparente del Euro. Seguimos sin escuchar a nadie que nos advierta que el peligro no es si “nos echan del euro†a los países más deficitarios por no poder devaluar, sino que la fuga sea por arriba y que Francia y Alemania decidan irse por su cuenta ante tanta asimetría. Un tipo de cambio fijo evita adoptar medidas efectivas cuando un país (Grecia o España) entren en un grave problema de competitividad o paridad económica. Además un riesgo que no se tuvo en cuenta en su día tiene que ver con que cuando un país de la Unión (Grecia o España) se evidencian en quiebra tíécnica todo la Unión se ve afectada y la moneda se hunde. El economista Martin Feldstein, profesor de la Universidad de Harvard, que en 1997 advirtió que la unión monetaria europea desencadenaría un mayor conflicto político, dijo hace pocos días que “los problemas fiscales de Grecia exponen las fallas del proyecto de moneda únicaâ€.
Por desgracia, difícilmente estos elementos tan sofisticados cambiarán, pero debemos seguir exigiendo responsabilidades y no tragarnos campañas que buscan desviar la atención. Esto no se si lo arreglamos entre todos, lo que si síé es que no pienso descansar hasta que los que han arruinado el futuro de mi hijo, paguen por lo que han hecho. Por dignidad, pero sobretodo por dar una oportunidad a la historia deberían dejar que entraran los valores de la Nueva Economía.