Hace quince días me preguntaba en voz alta sobre el momento más adecuado para invertir en el sector inmobiliario y reflexionaba entorno a una conversación que había mantenido con unos altos directivos de la entidad que agrupa a las cajas de ahorro. Entonces no tenía muy clara la tendencia y argumentaba lo que debería hacer el precio, que a mi juicio, era bajar para responder ante las iniciativas del Banco de España. Entonces no había salido la noticia de que nuestra institución financiera reguladora (lo digo así por no repetir BDE, no porque crea que lo es) tenía la intención de subir la exigencia de las provisiones a los bancos que tuvieran activos en sus inmuebles, del 20 al 30%. Esta medida me debería haber llevado a pensar, con más fuerza todavía, que los bancos deberían deshacerse de las viviendas que tuvieran cuanto antes, con tal de no tener que provisionar…; pero no. Esta semana he podido comprobar por dónde van a ir las cosas, he hablado con unos y con otros y he llegado a la conclusión de que los precios no bajarán mucho más allá de donde están. Ojo que esto no es un deseo personal, es un análisis y una estimación que ahora explico.
Durante la crisis de los primeros años de la díécada de los 90, los bancos comenzaron a guardarse las viviendas que recibían por impagos o en daciones de pago por deudas, para sacarlas luego, a partir de 1995. Les recuerdo la existencia de Urbis, controlada por Banesto, Colonial, controlada mayoritariamente por La Caixa, Metrovacesa que era controlada por el entonces BBV. Los bancos propietarios de las inmobiliarias que habían recibido activos de la citada crisis, entre otras procedencias, claro, vendieron despuíés, con notables plusvalías esos inmuebles. Incluso, llegaron a financiar las megaoperaciones de recompra de sus propios activos inmobiliarios guardados, con lo que obtenían, además del diferencial, el negocio del príéstamo. Operación perfecta, que nos ha llevado, en gran parte, a donde ahora estamos, por cierto.
Pues bien, ahora están haciendo lo mismo que entonces. Los inmuebles que están entrando en los balances de los bancos, van a parar a empresas inmobiliarias creadas al efecto. Y volverán a hacer lo mismo…, si les salió bien una vez…, ¿por quíé no repetirlo?. Ya saben…, lo de que la economía es cíclica y los comportamientos tienden a repetirse.
Aquellos inmuebles cuya ubicación sea atractiva y tenga salida comercial, que serán los menos, podrán esperar y aguantar o dentro de sus balances o trasvasados a sus propias empresas. Sin embargo, esos otros inmuebles que ofrezcan una mayor dificultad para su comercialización, los más numerosos, sí saldrán de los balances de las entidades financieras para pasar a engrosar los de las inmobiliarias bancarias, con lo que aquellas no tendrán que provisionar. Y estas inmobiliarias, que cuentan con el respaldo poderoso de un banco, podrán ponerlo a la venta al precio que más le interese, no al precio que necesite para venderlo. Y estamos ya en ese momento. Puede que los precios de los pisos se mantengan estables y sus nominales no suban, es lo máximo que harán, con lo que las píérdidas se irán difiriendo en el tiempo por el diferencial entre el nominal del precio y el IPC anual, tal y como sucedió con el estallido de la burbuja inmobiliaria alemana de hace unos años. Este será su “sacrificioâ€.
Este es mi análisis. Una cosa es, por lo tanto, la racionalidad, lo deseable, y otra cosa muy distinta la economía y el poder real y efectivo. ¿O esperaban ustedes que los bancos asumieran las píérdidas del precio de los inmuebles para que las posibles plusvalías futuras se las llevarán otros?. Ya lo hicieron una vez, y lo volverán a hacer. Y todo esto, con el respaldo del gobierno de turno, por supuesto, que los bancos y las cajas no pueden ni deben quebrar.
Así que…, propongo que el voluntarista lema de las Cámaras de Comercio cambie: en lugar de “esto lo arreglamos entre todosâ€, que diga “esto se lo volvemos a arreglar entre todosâ€. Es más real y sincero.
Hasta dentro de quince días.
Vale.
Oberon.