Los islandeses se preparan para dar un golpe al gobierno ante sus planes para utilizar el dinero de los contribuyentes para pagar las deudas internacionales en medio de acusaciones presión y usura de las naciones de mayor tamaño.
Los sondeos indican que tres cuartos de los islandeses preferirían votar "no" en el referendo del sábado sobre un acuerdo por 5.300 millones de dólares para compensar a Gran Bretaña y Holanda por los depósitos perdidos tras la caída del banco islandíés Icesave.
El voto formalizará un rechazo público que se ha convertido en el más reciente obstáculo en la difícil ruta para salir de la profunda recesión, lo que ha puesto en riesgo su calificación de críédito, el acceso a los fondos de rescate que tanto necesita de parte del Fondo Monetario Internacional y la anhelada inclusión en la Unión Europea.
Islandia ha buscado desesperadamente una revisión del acuerdo con sus acreedores europeos desde que el presidente Olafur R. Grimsson aprovechó en enero el descontento de la población e invocó un poder para negarse a convertir en ley la así llamada iniciativa Icesave, por lo que llevó a la consulta nacional.
En el meollo del asunto está el pago de 3.500 millones de dólares a Gran Bretaña y 1.800 millones a Holanda como compensación de los fondos que esos gobiernos pagaron a unos 340.000 ciudadanos que tenían ahorros en la colapsada banca por internet Icesave.
Gran Bretaña y Holanda ofrecieron tíérminos más favorables la semana pasada, incluyendo una tasa de interíés variable sobre la deuda más 2,75%, lo que representa una reducción considerable con respecto al 5,5% con el que se pactó el acuerdo original a finales del año pasado.
Pero Islandia sigue pidiendo más, pues sabe que un nuevo acuerdo podría ganar mucho más apoyo político y entre la población, para evitar otro veto presidencial.
La mayoría de la gente considera el acuerdo como un acoso de las naciones mayores y un resultado injusto por la incapacidad del gobierno para limitar los gastos excesivos de un grupo de banqueros que llevaron al país a la crisis.
"Voy a decir que no el sábado porque no es justo ni se justifica, que la nación islandesa deba pagar por los errores de otros", dijo Benedikt Mewes,de 33 años, que trabaja como cajero en el correo nacional en Reikiavik.
Ya que la población de Islandia es tan pequeña, con unos 320.000 habitantes, el trato original con Gran Bretaña y Holanda habría requerido que cada persona pagara unos 135 dólares al mes durante ocho años, el equivalente a un cuarto del ingreso promedio en una familia de cuatro integrantes.