El miedo se podía cortar en los mercados hace justo un mes. Lo inspiraba, entre otros países, España, tal como atestiguaba el seguro contra el riesgo de impago (CDS) de la deuda. El 8 de febrero escaló hasta donde nunca antes lo había hecho, los 173,3 puntos básicos, una señal inequívoca de la desconfianza que levantaba nuestro país entre los inversores.
Un mes despuíés, las aguas del riesgo bajan mucho más calmadas. El CDS español se ha moderado hasta los 103,5 puntos básicos, un 40,3% por debajo de los máximos. Se trata del segundo mayor descenso entre los países de la eurozona en los que el mercado había fijado su punto de mira. Le supera Portugal, cuyo escudo contra el impago se ha relajado un 47,9%, y le siguen Grecia, Italia e Irlanda, con recortes que oscilan entre el 28,4 y el 36,6%.
La moderación de la tensión se ha observado igualmente en la prima de riesgo, medida a partir de la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años. De los 100 puntos básicos -1 punto porcentual- a los que escaló a comienzos de febrero se ha frenado hasta los 72 puntos básicos.
Del mismo modo que la subida vista a comienzos de 2010 respondió en gran medida a las dudas surgidas en Grecia, el país heleno tambiíén ha sido el argumento fundamental que ha latido tras la relajación del último mes. Sobre todo durante la semana pasada, en la que el país heleno fue protagonista por partida doble. Primero, al anunciar un nuevo plan con el que pretende reducir su gasto público en otros 4.800 millones de euros para reajustar su díéficit fiscal. Y segundo, al colocar una emisión de 5.000 millones de euros, para la que recibió una demanda de 16.000.
Ambas maniobras han templado el ánimo de los inversores, con el consiguiente impacto en los seguros de críédito. "El descenso de los CDS es reflejo de la mejoría en las condiciones crediticias y del aumento de la confianza de los inversores", confirma Tom Irving, responsable de críéditos sindicados en Asia de TD Securities, en declaraciones a Bloomberg.
Cuidado con la euforia
Los expertos, sin embargo, mantienen la cautela. La menor percepción del riesgo supone un alivio, sobre todo tras las últimas propuestas de Grecia. Pero falta lo más difícil, transformar los dichos en hechos. Y el riesgo persiste. "Si Grecia impaga, el resulta es que posiblemente presionará a otros países de la eurozona, que tendrán que presentar reformas fiscales para aplacar a los mercados. Tambiíén podría expandirse fácilmente a Reino Unido. (...) El euro y posiblemente la libra es posible que caigan con fuerza contra el dólar", avisa Keith Wade, economista jefe de la gestora Schroders.