Ebro consolida su rentabilidad y pone el punto de mira en el negocio arrocero de SOS
Despuíés de vender Puleva le quedarían más de 400 millones para seguir invirtiendo
Marcos Celada.– La división arrocera de SOS tiene cada día más claro su futuro. Despuíés de semanas de contactos y presentaciones de ofertas para su estudio, el mercado se ha tomado absolutamente en serio la posibilidad de que sea finalmente Ebro la que se lleve el gato al agua, incluso en contra de la pretensión de la familia fundadora del grupo, algunos de cuyos miembros aún permanecen en su accionariado. Tras la venta de la división láctea (Puleva), el grupo Ebro, que ha consolidado su rentabilidad en 2009 con una importante reducción de su deuda, dispone de dinero fresco para comprar lo que más le interesa: la división arrocera de SOS, tal y como adelantó Capitalmadrid el pasado 1 de febrero. Al negocio, sin embargo, le ha salido un novio que ya andaba buscando fondos desde el verano pasado: la familia Sos, fundadora del grupo, que dio su nombre a la principal marca de arroz de la empresa y que ahora está prácticamente fuera del accionariado.
Vicente Sos Castells es el actual presidente honorífico de SOS, su hijo Vicente Sos Girbíés es el responsable del negocio de arroz en EEUU y su sobrino Eduardo Sos Ahuir es consejero en la compañía y director de compras. Ambos llevan meses buscando financiación para volver a hacerse con la división arrocera en la que Josíé Borrás Sos (abuelo de Vicente Sos) inició el negocio en 1903.
Aunque en 1992 Vicente Sos resistió el primer intento de los hermanos Salazar (hasta hace poco dueños y gestores de SOS Cuíétara y ahora acusados en la Audiencia Nacional de haber desviado fondos de la empresa) para hacerse con el control total, el crecimiento de SOS les fue dejando fuera de juego y ahora la familia fundadora está presente en la compañía con un exiguo 0,919% (el 0,446% que posee Vicente Sos y el 0,473% de Eduardo Sos).
Pero el valor sentimental es una cosa y los negocios otra. La familia SOS se ha unido a Ibersuizas para intentar recuperar el negocio del arroz de SOS, aunque lo tiene muy complicado. Para Ebro, con dinero de sobra, la operación tiene mucho sentido, ya que al haberse deshecho de su negocio lácteo y haber pactado un precio de 630 millones de euros por íél, ahora tendrá más caja que deudas y eso no es rentable, ya que el dinero sin invertir no produce beneficios. Además, el abandono del negocio lácteo desequilibra aún más la producción de Ebro hacia fuera de España y la compra del arroz de SOS reajustaría en parte las cifras de ventas dentro y fuera.
Con las cuentas en la mano, la compra de la división de arroz por parte de Ebro no agotaría ni de lejos la caja que consigue con la venta del negocio lácteo lo que le permitiría, si lo desea, reducir aún más su deuda, que en 2009 ya se ha quedado en la mitad. Pero vayamos a los números. La compañía francesa Lactalis pagará 630 millones de euros por la división láctea de Ebro, lo que supone valorarla en doce veces su beneficio anual. Si esta valoración se extrapolara al negocio arrocero, Ebro podría adquirir el arroz de SOS por unos 220 millones de euros, lo que le dejaría libres aún más de 400 millones de dinero fresco en la caja.
Tal y como está el mercado financiero, ese dinero, invertido en negocios puramente financieros podría lograr buenos beneficios si se asumen riesgos altos y daría muy poco si no se quiere perder parte. Sin embargo, las cuentas de Ebro señalan que su ratio "Roce" (o lo que es lo mismo, la rentabilidad de los recursos dedicados al negocio) es del 20%. Es decir, que si ese dinero lo invierten en su propio grupo obtendrá una rentabilidad del 20% y en algo que depende de ellos mismos y no de terceros.
Por otra parte, una de las disyuntivas que se le plantean a los directivos del grupo Ebro es si invertir el dinero en comprar nuevos negocios o en eliminar las deudas, cuyo montante a finales de 2009 eran de 557 millones de euros. Todo dependerá del precio que estíén pagando por los príéstamos (que ahora no alcanza el 4%) y de que encuentren oportunidades de entrar en nuevas líneas de alimentación. Los directivos de Ebro han dicho en las últimas semanas que no necesitaban vender y las cifras lo demuestran, pero han visto una buena ocasión para salir de un sector (el lácteo) donde las regulaciones de la Unión Europea, los excedentes y las subvenciones marcan un mercado cambiante y con sobresaltos en el que es necesario un gran tamaño para dormir tranquilo.
Pero volvamos a los números. Ebro Puleva, que ahora deberá abandonar el nombre de Puleva tras la venta a Lactalis, reducirá este año nuevamente sus gastos financieros. El año pasado los bajó ya de 84 a 44 millones de euros gracias a dedicar una parte importante de lo que sacó por la venta de su división de azúcar a devolver príéstamos a los bancos. Para 2010 la cifra de los costes de estos críéditos puede quedarse muy cerca de los 20 millones, e incluso por debajo, lo que le permite acometer nuevas inversiones y mantener los ratios de rentabilidad actuales que se sitúan en el 13% si se mide por el beneficio de explotación sobre ventas y en el 20% si se hace por resultado final sobre recursos empleados.
Y aún hay más. Justo cuando el mercado se tomaba en serio que ya hay ofertas consistentes sobre la división arrocera de SOS, dos cajas de ahorros (Caja España y Caja Duero) confirmaban que habían pensado en deshacerse de su 5,16% y 6,1% en Ebro, aunque ambas ratificaron que no han tomado decisión alguna al respecto y que, en todo caso, esperarán a ver la evolución del mercado. Los mercados reaccionaron primero con susto (la cotización del grupo cayó en primera instancia un 3%) pero luego comenzó a recuperarse.
Las cifras del grupo favorecen la tendencia de moda en bolsa de premiar a las empresas menos apalancadas, porque no tienen que tratar con los bancos y porque dependen menos de los costes financieros. Además, la rentabilidad por dividendos de los últimos doce meses está muy por encima del 4%, lo que seguramente alimentaría la lista de compradores de las participaciones de las cajas. Por otra parte, Ebro aprobó el pasado año un dividendo extraordinario cuando vendió el negocio del azúcar. ¿Lo hará tambiíén esta vez con lo que saque de vender la leche