Expansion
21:09 10-03-2010
Primero fue el azúcar. Ahora la leche. Sorprende la ausencia de comentarios críticos entre nuestros políticos. Al incorporarnos a la Unión Europea España tuvo que ceder producción lechera a favor de los ganaderos franceses. No olvidemos que Francia es el mayor receptor del presupuesto de la Unión.
Bienvenida sea la ausencia de críticas a la venta de Puleva porque España es una de las economías más abiertas del mundo si consideramos las cifras de nuestro comercio exterior en relación al PIB. Otra cosa es que el Ministerio de Agricultura deba velar por la seguridad de suministro, incrementando los controles a medida que los centros de decisión se alejan y se rigen por otras normas, dictadas en otro idioma. Los poderes públicos están para actuar como garantes no como limitadores del libre comercio.
Magnífica trayectoria la de Ebro como multinacional de arroz y pasta. Hábil jugador en los mercados de materias primas de los que se sirve, ha sabido acompasar los tiempos de endeudamiento y puesta en valor de su balance. Sorprende por las cifras con las que hace caja al vender negocios y sorprende por la creación de valor en sus negocios adquiridos. Se dice que tiene puestos sus ojos en la marca SOS en España. Quizá puje por ello aunque Ebro tiene resortes para echar sus redes en economías como la alemana u otras de tamaño similar, al modo en que lo ha hecho en Estados Unidos.
La venta de Puleva deja en bandeja la decisión de venta de las cajas. No sólo las participaciones de Caja Duero y Caja España. Por eso la cotización no ha reaccionado según la lógica de los pasillos lácteos de las grandes superficies. España necesita vender activos productivos para saldar deudas y las entidades de críédito no son excepción.
Ebro encontrará en 2010 un nuevo equilibrio accionarial aunque el destino de la participación estatal es una incógnita. Más vale que en Moncloa no se enteren de la existencia de esta joya o entrará en juego.