Por... SAMANTHA GROSS
NUEVA YORK -- No hubo calefacción ni agua caliente durante varias semanas, por lo que Mary Fountain llenaba una vasija de agua, la calentaba en el microondas, se sacaba la ropa y se pegaba un baño rápido.
En el piso de arriba, su vecina de años Gearaldine Davis, una setentona, se asoma por el balcón y pisa asustada el cemento resquebrajado. La última vez que vino un inspector municipal, le dijo que le daba miedo salir al balcón porque no parecía seguro.
Este edificio de departamentos del Bronx, que en los últimos 16 meses registró 600 violaciones a los códigos de la vivienda, es una de miles de propiedades de alquiler de todo Estados Unidos que están en un estado decríépito porque sus dueños dicen que no generan suficiente dinero como para hacer reparaciones en esta íépoca de crisis.
En muchos casos las hipotecas de los edificios son superiores al valor actual de la propiedad y los dueños las abandonan, dejando que la basura de acumule. Otros se declaran en bancarrota y abundan los que reducen costos suspendiendo servicios de mantenimiento básicos.
"Hay 100.000 departamentos al borde del abismo" tan solo en la ciudad de Nueva York, según Harold Shultz, del Consejo Ciudadano de Vivienda y Planificación (Citizens Housing and Planning Council). "Y dependiendo de como soplen los vientos, podrían caerse".
En 2009 hubo 340.000 apartamentos, valuados en 28.800 millones de dólares, cuyos propietarios se declararon en quiebra o estaban atrasados en el pago de las hipotecas. Esto es 18 veces más que los dos años previos, según Real Capital Analytics.
A comienzos de febrero, un informe del Congreso afirmó que estas propiedades podrían hacer que disminuya el valor de las construcciones en los barrios vecinos.
Del millón de departamentos con alquileres congelados de Nueva York (en los que los aumentos de los alquileres están regulados por la municipalidad y cuyos precios están muy por debajo de los del mercado), más de un 10% enfrentan serios problemas financieros, de acuerdo con Rafael Cestero, comisionado (director) del Departamento de Preservación de Viviendas y Desarrollo (Department of Housing Preservation and Development). El deterioro de más de una cuarta parte de esos departamentos ha sido evidente desde que comenzó la recesión.
En buena parte del país, la expresión "alquileres bajos" hace pensar en complejos de viviendas del gobierno en las que vive gente de escasos recursos. En la ciudad de Nueva York abundan los edificios con alquileres controlados por la municipalidad que son una salvación para las personas humildes.
Los dueños del complejo de viviendas baratas más grande de la ciudad, el Stuyvesant Town y el Peter Cooper Village, con 11.000 apartamentos, entregaron hace poco los edificios al no poder pagar la hipoteca.
Davis recuerda cuando su edificio del Bronx, en el 1520 de la Sedgwick Avenue, era un sitio reluciente, con palmas y telíéfonos en el lobby para los residentes.
De ese esplendor no queda nada. Las puertas del salón comunitario están cerradas con llave y Davis hace poco tuvo que ponerse de rodillas en el piso para buscar hendiduras y llenarlas con esponjas de acero para que no entren las ratas.
En el piso de abajo, Fountain recrimina a su nieta de 12 años por haber salido sola al pasillo. Da la sensación de que los bomberos vienen todos los días para rescatar a personas que se han quedado atrapadas en los ascensores desvencijados. En las escaleras se junta gente de aspecto sospechoso.
Las dos mujeres, no obstante, dicen que no pueden ir a otro sitio. "¿A dónde iría?", pregunta Davis. "No tengo dinero. Dejo de comer si es necesario, pero pago siempre mi alquiler porque si no, no tendría adónde ir".
En Chandler, Arizona, la historia es similar.
Un suburbio de Phoenix cuenta con muchos de los edificios que Bethany Holdings Group LLC abandonó en los estados de Arizona, California, Texas y Colorado. En el complejo comenzó a acumularse la basura y las piscinas se cubrieron de escama verde. Si no hubiese intervenido la municipalidad, habría dejado de correr el agua, según Daniel Anderson, inspector municipal.
En East Palo Alto, California, se están procesando los embargos hipotecarios de más de media decena de edificios donde se alquilan departamentos.
En Washington, D.C., el Urban Institute calcula que unos 2.500 departamentos alquilados sufrieron embargos hipotecarios en julio, el doble que dos años atrás.
En Los Angeles habría habido 5.900 casos el año pasado, más que el triple de los que hubo en 2007, según funcionarios municipales.
En Chicago, uno de cada ocho edificios que alquilan departamentos no generan suficientes ingresos como para cubrir los gastos, de acuerdo con un estudio de la DePaul University.
En Nueva York, la municipalidad asignó 750 millones de dólares a la renovación y refinanciación de propiedades con problemas financieros. Cestero dice que no quiere que se repita lo que ocurrió en las díécadas de 1970 y 1980, en que problemas económicos hicieron que numerosos edificios se viniesen abajo.