Medios que facilitan los fenómenos del Espejo Mágico
La psicometría se expresa por medio del tacto; la cristalomancia se expresa por medio de la vista. El psicómetra percibe la sensación que produce el hecho existente; el cristalomanta percibe la imagen de ese hecho en el Espejo Mágico. Ambos se sirven de la misma fuerza, pero cada uno a travíés de diferente facultad.
Existen diferentes clases de Espejos Mágicos. Unos se componen de un cristal pulimentado, de forma cóncava, pintado de negro por uno de sus lados, y otros constan de una bola de cristal de cuarzo, propiamente pulimentada y transparente. es indudable que la pureza del cristal facilita la pureza de la imagen que se manifiesta en íél, lo cual hace recomendable adquirir uno de los que se venden para tal propósito, pero como en rigor esa imagen se forma en nuestro propio cerebro y el cristal lo único que hace es reflejarla, muchos ocultistas que tienen cultivada esa facultad se sirven con íéxito de cualquier objeto brillante que refleje la luz, tal como una gota de tinta china, una gota de agua sobre un fondo negro, el cristal de un reloj colocado sobre fondo negro, una copa de fino cristal pintada de negro en su interior y llena de agua, y algunos, sin recurrir a ningún auxiliar ajeno a sí mismos, entornan sus propios ojos contra el sol de forma de recoger algunos de sus rayos y ven, en la descomposición de la luz obtenida de esa forma, las imágenes que para los demás aparecen en los objetos brillantes. Probablemente uno de los mejores Espejos Mágicos de que cada uno puede servirse es su propia piedra de nacimiento, debidamente tallada y pintada de negro y expuesta convenientemente a los rayos de una luz tenue.
Lo esencial para poder mirar en el Espejo Mágico es una completa abstracción de cuanto nos rodea. Quiere decir que cuanto mayor sea nuestra concentración mental en el objetivo que perseguimos, mejores resultados pueden lograrse. Esto hace necesario el empleo de una luz muy tenue y hacer los experimentos en lugares aislados, a los que no lleguen ruidos exteriores ni haya nada que pueda distraer nuestra atención. En el supuesto de que empleemos la luz artificial, en una habitación cerrada, el objeto que sirva de Espejo Mágico debe estar entre la luz y el observador. En esta posición, se colocarán las manos a modo de pantalla a fin de evitar que los reflejos lumínicos lleguen directamente a los ojos, y concentrará su atención en el fondo del Espejo, pero sin hacer ninguna clase de esfuerzos que distraigan cualquiera de sus facultades. La posición debe ser lo más cómoda posible, y la mirada, fija, pero sin esfuerzo, pestañeando cada vez que sienta necesidad de ello. Si se hace la prueba a la luz solar, conviene realizarla en un lugar convenientemente solitario y al atardecer, situándose en la forma que resulte más conveniente para percibir los reflejos y observando la misma compostura que si se tratase de la luz artificial