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Autor Tema: La leyenda negra del “Dakota”, el edificio maldito de Nueva York  (Leído 2069 veces)

Scientia

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La oscura historia de uno de los edificios más emblemáticos de Nueva York
El impresionante edifico situado en el numero 1 de la calle 72,  al oeste de Central Park en Nueva York ,  no solo es famoso por albergar personajes celebres y ser escenario de la muerte del mí­tico John Lennon, un halo de misterios y leyendas negras rodean al peculiar edificio.       
Un poco de historia:

El edificio comenzó a construirse en 1880 y fue terminado 4 años mas tarde. Su diseño corrió a cargo del arquitecto Henry Hardenberg (autor del tambiíén mí­tico Hotel Plaza) y  fue avalado con una fuerte inversión del propietario de las maquinas de coser Singer, Edward S. Clark.Su estilo es propio del renacimiento de la Alemania del norte y la distribución de los pisos esta inspirado en la arquitectura francesa de finales del siglo XIX.

Cuando se construyó estaba tan lejos de la ciudad que ni siquiera llegaba la electricidad  y se decí­a que parecí­a estar en Dakota (al norte de EE.UU., en la frontera con Canadá), de ahí­ su nombre. Sin embargo pese a su lejaní­a y el hecho de que estuviera rodeado de oscuridad, no impidió que tuviera íéxito y fuera alquilado por completo.

Luego Manhattan comenzó su rápida expansión hacia el norte y los precios se dispararon  creando cierta exclusividad al edificio y comenzando a ser habitado por personajes ilustres, algunos de ellos muy conocidos como  Judy Garland, Boris Karloff, Leonard Bernstein y Lauren Bacall. Tambiíén ha sido residencia de famosos cantantes como John Lennon (su viuda Yoko Ono sigue viviendo allí­) , Jennifer López, Marc Anthony, Bono y su esposa activista Ali Hewson, Sting, Paul Simon o Roberta Flack.




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Pero a pesar de hacerse mundialmente famoso por el asesinato en sus puertas de John Lennon,  siempre ocurrieron sucesos extraños entre sus muros.

A principios del siglo XX estuvo viviendo en el edificio Dakota el famoso mago negro Aleister Crowley. í‰ste, considerado uno de los hombres mas perversos del mundo, llevó a cabo varios rituales de magia negra dentro del edificio.


Por la misma íépoca estuvo viviendo el actor de cine de terror Boris Karloff, el cual participó en impresionantes veladas de espiritismo. Se dice que cuando murió Karloff hubo fenómenos de poltergeist y su persona se manifestó en el lugar mediante presencia fantasmal, que fue vista y oí­da por diversos inquilinos que huyeron despavoridos del edificio.

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Tambiíén se dice que el sumo sacerdote de la brujerí­a Wicca inglesa, Gerald Brossau Gardner, se alojó en este edificio cuando visitó Nueva York. En íél celebró rituales mágicos invocadores de las potencias ocultas de la naturaleza. Precisamente, Polanski en el año 1968, se inspiró en este personaje para moldear las caracterí­sticas del brujo malíéfico coprotagonista de la pelí­cula “La semilla del diablo” (Rosemary’s baby).

Durante el rodaje de la” semilla del diablo” ,  y a pesar que en el lugar solo se rodaron los exteriores, en el edificio Dakota tuvieron lugar todo tipo de extraños accidentes que diezmaron al equipo. En este edificio se produjo el desequilibrio nervioso de la actriz protagonista Mia Farrow y la ruptura de esta con Frank Sinatra. La pelí­cula convirtió al Dakota en foco de atención al desvelarse por la prensa las connotaciones mágicas y ocultas que el edificio poseí­a. Diversos grupos de practicantes de la magia negra y de sectas satánicas se congregaron ante el edificio Dakota para amenazar a Polanski y su equipo e impedir que la pelí­cula se llevara a cabo. Entre estos personajes se encontraba el tristemente cíélebre Charles Manson, el hombre que tiempo despuíés y con varios miembros de su secta se encargaron de convertir en realidad las amenazas. En 1969 llevaron a cabo la matanza de Cielo Drive, en Hollywood, donde asesinaron a un grupo de personas, entre ellas a la actriz Sharon Tate, esposa de Polanski y a su bebe no nato atravesados por un tenedor.

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El ultimo film rodado en el edificio ha sido la versión americana de “Abre los ojos”, “Vanilla Sky”, protagonizada por Tom Cruise, y el ultimo en conseguir un apartamento ha sido el actor Alec Baldwin,  por la “módica” cantidad de mas de 8 millones de euros.

Pero no solo hace falta dinero para vivir en el, sino que además hay que pasar una fíérrea aprobación general del resto de vecinos que ni Antonio banderas ni Melanie Griffith pudieron sortear en 2005.


Fuentes:

http://www.infobae.com/espectaculos/466760-100912-0-Actor-se-muda-edificio-maldito

http://www.elsalvador.com/noticias/2005/10/30/escenarios/esc6.asp

http://www.ciao.es/Dakota_Apartments_Nueva_York

cristalino23

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La casa maldita de Mityville
« Respuesta #4 en: Abril 06, 2010, 02:03:00 pm »

                                                    La casa maldita de Mityville

         
                Una casa poseida por el mal
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 Año 1974. Ronald DeFeo asesina a sus padres y a sus cuatro hermanos en su casa de Amityville. Lo único que argumenta en su favor es que una voz le insistí­a para que les matara.
Año 1975. El matrimonio Lutz compra la casa de Amityville y se va a vivir allí­ con sus hijos. En veintiocho dí­as saldrán espantados de la casa debido a las agresiones espectrales y los fenómenos poltergeist que les acosaba.
El hecho de que tras los acontecimientos acaecidos en Amityville se propagaran libros y pelí­culas basadas en la historia, así­ como el cobro de algunas entrevistas por parte de los Lutz, hizo que a estos se les acusara de mentirosos y farsantes. Cuando hay ganancias de por medio, es difí­cil creer… claro que tambiíén es viable aquello de “si la gente quiere conocer mi sufrimiento, al menos que paguen por ello” ¿o no?.
El caso es que tampoco ayudó mucho que la Diócesis Católica de Rockville, la policí­a de Amityville e incluso los propios Lutz, negaran que aquello ocurriera. En el caso de los Lutz, fue años más tarde cuando se desdijeron de algunas de las cosas que habí­an contado. No es que lo negaran absolutamente, pero sí­ dijeron que habí­an engordado la historia.
En el 2006, es el escritor español Carlos Cala Barroso quien, empujado por su interíés en Amityville desde que era crí­o, decide escribir un libro que comienza como una investigación y termina novelando, relatando los hechos de una forma distinta: nos cuenta todo desde “el principio”. En “Aquella casa maldita en Amityville” conocemos lo que no sabí­amos antes: todos los detalles acerca de lo que sucedió cuando Ron DeFeo asesina a su familia, así­ como lo sucedido despuíés de que los Lutz abandonaran la casa. Puedes navegar por distintas páginas de internet para buscar información, pero al final lo encontrarás casi todo en un mismo libro.
La familia DeFeo fue asesinada el 13 de noviembre de 1974, y está enterrada en el Cementerio Saint Charles en el condado de Suffolk, New York.
Ronald DeFeo, el padre, tení­a 44 años.
Louise DeFeo, la madre, tení­a 43 años.
Dawn DeFeo, la hija mayor, tení­a 18 años.
Allison DeFeo tení­a 13 años.
Mark DeFeo tení­a 12 años
John DeFeo tení­a 9 años.
 
Kathy Theresa Lutz falleció el 17 de agosto del 2004. Habí­a tenido cinco hijos, los tres primeros de un matrimonio anterior (Christopher, Daniel y Melissa), y los dos siguientes de George (Gabrielle y Noel).

George Lee Lutz falleció con 59 años por causas naturales (fallo cardí­aco) el 8 de mayo del 2006 en Las Vegas. Cuando falleció tení­a una novia de Las Vegas, Cindy Stock.

Cuando falleció Kathy, George y Kathy Lutz llevaban un tiempo divorciados.
 
La casa de Amityville puede denominarse mansión por lo grande que es. Además abarca bastantes hectáreas y un embarcadero. Está en una buena zona dentro del estado de Nueva York, y su precio no serí­a asequible de no haber ocurrido allí­ algo muy macabro: un asesinato múltiple.
Su aspecto ha sido fotografiado de varias maneras, y siempre da cierta impresión ver la casa si no se te va de la cabeza lo que ocurrió allí­.
Su origen comenzó con el sótano, y más tarde se construyó el resto de la casa, siendo íésta de origen colonial alemán.

El terreno fue anteriormente un sanatorio para enfermos mentales de los indios nativos donde, lejos de curarlos, se dejaban allí­ simplemente para que no estuvieran sueltos. Más tarde se hizo con el terreno un exiliado de Salem que practicaba la brujerí­a.

La casa de los DeFeo y más tarde de los Lutz, está situada en el pueblo de Amityville, en el sur de Long Island, a veinte millas de la ciudad de New York.

En la casa se descubrió una habitación pequeña en el sótano que contení­a un pozo y que no estaba ilustrada en los archivos. Esta habitación tení­a las paredes pintadas de rojo y se convirtió en uno de los misterios de Amityville.
 
Ronald DeFeo, más conocido como Butch, tení­a un expediente policial por un problema de drogas y las relaciones con su padre últimamente no eran buenas. Trabajaban juntos en un concesionario familiar y a veces iban juntos al trabajo.

El 13 de noviembre del 1974 Ronald/Butch llevó a cabo lo que llevaba tiempo planeando, aunque luego dirí­a que aquello fue una “orden” porque escuchaba una voz que le decí­a que tení­a que hacerlo. Drogó a su familia para que no se despertaran mientras cometí­a los asesinatos y esperó a las 3.15 h. de la madrugada. Ni siquiera llegó a meterse en la cama, sólo se tumbó. Llegada la hora se levantó y cogió un rifle de caza de los muchos que tení­a en su habitación pues era aficionado a este “deporte”. Entró primero a la habitación de sus padres y les disparó. Tení­a cuatro hermanos, dos chicas y dos chicos. Los chicos dormí­an en la misma habitación, la niña de 12 años viví­a en la misma planta que sus padres, pero la dejó para más adelante. Precisamente esta fue la única persona que se despertó cuando escuchó los tiros. Butch descubrirí­a más adelante que fue la única que se dejó el primer plato, donde metió la droga para dejarles kao y que no se enteraran de nada. La mató igualmente, pero antes la llevó hasta su cama. Se cargó a todos los hermanos, a algunos los tapó con una manta, los puso como si estuvieran durmiendo, boca abajo y con los brazos bajo la cabeza, cruzados, limpió parte de la sangre de las paredes, y cuando terminó se marchó a trabajar. Lo hizo más temprano de lo habitual pero se buscó una excusa: no podí­a dormir y así­ adelantaba en el trabajo. Como su padre tení­a que hacer una venta aquella mañana le vino bien que no apareciera y así­ tener más tiempo para buscarse una coartada. Durante la mañana hizo algunas llamadas a casa sabiendo que nadie responderí­a, y cuando habló con su novia decidieron comer juntos. De ese modo el tiempo se alargaba y su coartada, al menos eso creí­a íél, se hací­a más consistente.
En ese tiempo ve a su amigo Bobby y íéste le comenta que ha pasado por su casa y allí­ estaban los coches aunque nadie le abre la puerta para recoger el periódico que les llevaba como cada dí­a. Esto le viene muy bien a Butch, de modo que tras la cita con su novia, va al bar donde ha quedado con Bobby y le pide ayuda aprovechando que su amigo tambiíén estaba mosca. Se muestra aparentemente preocupado por su familia porque tambiíén íél ha estado en la casa pero sin poder entrar por falta de llaves e igualmente se ha extrañado de que nadie abriera la puerta.
En la entrada de la casa se encuentran con otro amigo, Joe Yeswit, que es quien avisa a la policí­a cuando Butch verifica que su familia ha sido asesinada.

Aquí­ empieza la segunda parte del horror, cuando la policí­a de Amityville descubre los cadáveres de Ron, Louise, Dawn, Allison, Mark y John .
 
La policí­a pronto descubre lagunas en la coartada de Butch y íéste, tras intentar echarle las culpas a otro, acaba confesando que íél mismo fue quien mató a su familia, pero –al menos para los escíépticos en temas paranormales- para escudarse en su inocencia, dice que fue una “voz” quien le ordenó hacerlo. A partir de este momento su abogado defensor trata de hacerlo pasar por un demente y así­ conseguir una condena más pequeña, pero Butch no se librarí­a de los 25 años de cárcel por cada asesinato cometido.
 
Durante las pesquisas se descubre que Ronald DeFeo, el padre, tení­a grandes cambios de humor sin motivo aparente, convirtiíéndose en una especie de tirano ante sus hijos, mientras que para las amistades era una persona amable y afable.

Tambiíén sale a la luz el expediente policial de Ronald/Butch así­ como su mala relación con el padre debido a la carga que mantuvo por los enfrentamientos con íéste. Ambos se parecí­an en carácter, pero uno era el padre y el otro, el hijo. Tiene que soportar la tiraní­a del padre y tragarse las fuertes discusiones con la madre. Se convierte en un niño solitario que años más tarde explotarí­a. En cambio nada de esto le sirve en el juicio para salvarse de la condena o, al menos, rebajarla. Para paliar el comportamiento de Butch, sus padres se dedicaron a “comprarle” con dinero. Le hací­an regalos y le daban dinero a cambio de tener una convivencia más tranquila. El tener dinero en sus manos sólo empeoró las cosas en este joven estudiante.

Cuando Butch estudiaba llegó a liderar un grupo de violentos vándalos. En esta íépoca tomaba LSD y tambiíén coqueteaba peligrosamente con la heroí­na. Sus padres decidieron sacarle de la escuela parroquial con 17 años.

Mientras tanto el matrimonio DeFeo seguí­a teniendo sus fuertes discusiones y en una de estas el joven Butch, harto de presenciarlas, se dirigió con una escopeta en las manos y apuntó a su padre. Le gritó que abandonara de una vez a su madre y le aseguró que le iba a hacer pagar por sus malos tratos. Llegó a disparar, pero el gatillo se encasquetó y no ocurrió nada.

Para salir del paso Butch buscó dinero fácil y cometió un robo en la empresa de su abuelo. Fue a meter dinero en el banco pero no lo hizo, mintió asegurando que le habí­an robado. Cuando la policí­a le interrogó se dieron cuenta de que algo fallaba en su historia y el abuelo decidió dejarlo pasar y no poner una demanda.

Butch odiaba a su padre, tení­a mal carácter y era violento. Dí­as despuíés de su delito pecuniario cometió otro más grande: asesinar a toda su familia.
 
George Lee Lutz tení­a su propia empresa de construcción. Kathleen Theresa Lutz (Kathy) estaba casada en segundas nupcias con íél. Era viuda y habí­a tenido tres hijos de su anterior matrimonio, Daniel, Christopher y Melissa/Missy. Decidieron comprar la casa de Amityville porque pensaron que era una gran oportunidad debido al precio. No era de extrañar que siendo tan grande se vendiera tan barata, pero aunque se les comunicó a los Lutz lo que ocurrió allí­ con los DeFeo, decidieron comprarla y endeudarse. Despuíés de todo, los fantasmas no matan, las casas tampoco, sólo matan las personas. Con esta premisa se mudaron al 112 de Ocean Avenue en Amityville.
 
Según los Lutz, desde el primer dí­a en que pisaron aquella casa, sucedió algo. Así­ dí­a tras dí­a y noche tras noche durante veintiocho dí­as, momento en el que abandonan la casa.

El primero en darse cuenta de que sucede algo es el padre Pecararo, amigo de la familia que acude el dí­a de la mudanza para bendecir la casa. Cuando está dentro intentando hacer su trabajo se siente mal, rechazado por una fuerza que no conoce, y escucha claramente como una voz le dice “Fuera de aquí­â€. A partir de ese momento el cura se marcha y no vuelve más, y cualquier intento por ponerse en contacto con los Lutz a travíés del telíéfono es prácticamente imposible. Las pocas veces que consiguen contactar, la conexión se estropea. Además, el padre Pecararo sufre en sus propias carnes según su testimonio estigmas, fiebres sin origen aparente y un olor terrible que le persigue (el olor a excrementos es, según la demonologí­a, signo de que hay un ser demoní­aco. Este olor nauseabundo tambiíén se olerí­a en la casa de los Lutz).

Durante su estancia en Amityville, los Lutz vieron como se abrí­an solas las ventanas para dejar entrar el frí­o de fuera, las puertas se cerraban, masas viscosas envolví­an las paredes, mejungues mugrientos, lodosos y malolientes salí­an de los retretes… El frí­o gíélido acompañaba siempre a George Lutz. Kathy Lutz levitaba sobre su cama, tení­a pesadillas en las que aparecí­a el suceso de los asesinatos de los DeFeo, y a veces sentí­a una presencia tranquila que la abrazaba, íésta iba acompañada de olor a rosas (un buen signo). La pequeña de los Lutz, Melissa, estaba siempre acompañada por una amiga invisible, una tal Jodie que en realidad parecí­a tratarse de un cerdo de ojos rojos que se poní­a a dos patas y aconsejaba a la niña (malos consejos, por supuesto). Los hermanos se pasaban el tiempo peleándose, algo que no solí­an hacer, al menos no con aquella violencia. El carácter en general cambió, pero quien más lo acusó fue George, que de pronto se hizo un tipo más cerrado, se comportaba con dureza con los niños –algo que anteriormente no hací­a-, y se obsesionaba con dos detalles: el frí­o que le perseguí­a, y despertar cada noche a las 3.15 h. de la madrugada, hora en que Butch DeFeo habí­a asesinado a su familia.
 
Además del padre Pecararo hubo más personas que fueron testigos de que en la casa ocurrí­a algo. Una joven con sensibilidad que entró en la casa a petición de George salió de allí­ espantada al darse cuenta de que la presencia que ocupaba el lugar era demasiado fuerte y demoní­aca. La cuñada de los Lutz (mujer del hermano de Kathy), vio a los pies de su cama a una niña y no pudo soportarlo. Aunque le dijeron que fue una pesadilla ella sabí­a que era real y no quiso volver.

Con la destrucción de una enorme puerta de toneladas de peso, la entrada a mansalva de agua de tormenta en la casa en plena madrugada cuando están dormidos habiendo dejado las ventanas cerradas, la visión de una Kathy envejecida levitando sobre la cama en dirección a la ventana, la masa de moscas que se pegaba a una de las habitaciones, los estigmas que sufrí­a Kathy mientras dormí­a, los muebles que se arrastraban y cambiaban de posición, las imágenes que proyectaba el fuego de la chimenea, los poltergeist que ocurrí­an a las 3.15 h de la madrugada, hora en que se despertaba George, y el fantasma del hombre –un ente- que habitaba la casa (y un largo etc…) la familia Lutz decidió salir de su hogar, abandonarlo y no volver jamás. Ni siquiera para recoger sus objetos personales.
 
En 1976 el matrimonio formado por Ed y Lorraine Warren (demonólogo íél, clarividente ella) se interesaron por la casa y decidieron pasar un tiempo dentro de ella. Sus declaraciones acrecentaron la leyenda de la casa poseí­da pues ambos dijeron que habí­an escuchado voces y que sentí­an la presencia de espí­ritus demoní­acos. Iban a cargo del Canal 5 de New York, lo que dio más publicidad al caso. Acudieron en grupo a la casa e hicieron sesiones espiritistas.

Más adelante Joe Nickell, en su libro “Entidades: Angeles, espí­ritus, demonios y otros seres extraterrestres” contarí­a que además de las sesiones de espiritismo, el grupo aconsejó realizar allí­ mismo un exorcismo. Tambiíén dejó claro en su libro que un señor que vivió en la casa más adelante, confesó que no habí­a vivido ninguna experiencia paranormal, lo mismo que el matrimonio formado por James y Barbara Cromarty quienes aseguraron que no sucedí­a nada extraño en la casa (excepto que los turistas se empeñaran en acercarse a la casa y destrozar su nueva propiedad).
 

 · Según contara Barbara Cromarty a Joe Nickell, en la casa no habí­a podido ocurrir nada de lo que contaron los Lutz porque la casa estaba en perfectas condiciones cuando la compraron: las bisagras de las puertas y ventanas, cerraduras y perillas, estaban intactas. Ninguna fuerza sobrenatural las destrozó. Según ella, además, no habí­a ningún tipo de daño en el barniz ni en la pintura de la casa.
· Según el relato de los Lutz se hizo una llamada telefónica a la policí­a para pedir ayuda, pero en el archivo del Departamento de Policí­a de Amityville esta llamada no consta.

· George Lutz afirmó haber visto huellas de un cerdo en la nieve fuera de su casa (el supuesto Jodie), algo que Kathy confirmó al salir con íél y verlas tambiíén aunque menos profundas, sin embargo los registros meteorológicos de esa temporada no registraron nieve suficiente para dejar este tipo de huellas.


Para los no escíépticos -o creyentes- buscar una posibilidad que refute estas teorí­as es posible. Por ejemplo, la casa se arregló antes de ser vendida para que la venta fuera más viable. Posible. La policí­a no se molestó en registrar la llamada de los Lutz o en verificarla por falta de interíés. Posible tambiíén. La nieve en ese punto exacto de la casa podrí­a haber sucedido de una forma inusual debido a los otros acontecimientos que rodeaban el lugar (no deja de ser un fenómeno paranormal). Igualmente posible. Del mismo modo en que se puede romper una teorí­a a favor, tambiíén podrí­a desmantelarse una en contra.
 

· El abogado William Weber que anteriormente trabajó en la defensa de Ronald DeFeo, contó que el matrimonio Lutz acudió a íél para sugerir la posibilidad de escribir una historia de terror acerca de la posesión demoní­aca de la casa. Según Weber, la historia se forjó con varias botellas de vino que se bebieron los Lutz y íél mismo. Todo esto habrí­a sido con la idea de ganar dinero porque lo necesitaban ya que estaban a dos velas. (Weber les demandó por haber realizado el libro sin su colaboración, tal y como habí­an quedado)

Bueno, pues hasta esta apreciación podrí­a, si se quisiera, negarse. En “Aquella casa maldita en Amityville” Carlos Cala Barroso asegura que los Lutz nunca tuvieron problemas económicos, y que su empresa era próspera. Además, no olvidemos que según los Lutz hay más testigos de estos acontecimientos, tendrí­an que haber mentido incluso por encima de ellos.

Y ahora viene la prueba de fuego:
  · Durante el juicio que se celebrarí­a a causa de la demanda de Barbara y James Cromarty por daños y perjuicios, los Lutz asegurarí­an ante el juez que los hechos acaecidos en el 112 de Ocean Avenue habí­an sido inventados.

¿Negar esto? Eso ya es casi imposible. Podrí­amos decir que les convení­a mentir porque nadie iba a creerles una verdad tan espantosa pero lo cierto es que los Lutz, con el tiempo, llegaron a confesar que se inventaron parte de la historia. Probablemente los Lutz vivieron algún tipo de molestia sobrenatural, quizás ruidos de muebles arrastrándose, ventanas abriíéndose solas, o sea algún tipo de poltergeist que tampoco es tan raro, y alguna que otra cosa más que les asustara, y sin embargo salir de allí­ a sólo 28 dí­as de estancia resultaba ridí­culo para tan poca cosa. Hay gente que pagarí­a por vivir cosas así­ (hay de todo en la viña del señor ¿no?). El caso es que saldrí­an espantados y decidirí­an que la historia era muy poca cosa para no resultar avergonzados, y quien sabe, igual a partir de ahí­ decidieron agrandar la historia. Sabemos pues que tení­an dinero y que la empresa iba bien pero, es bien sabido que dinero llama a dinero y que la avaricia rompe el saco; quizás vieron una forma estupenda de ganar dinero así­ y, como os recuerdo, con cuatro sonidos y un par de poltergeist no iban a conseguir nada, necesitaban algo más demoní­aco. Además el origen de la casa se prestaba pues bajo el terreno (precisamente del área de la piscina) fue donde antiguamente hubo un sanatorio para enfermos y dementes a los que se dejaba morir.

· Hay noticias falsas en internet como que la casa quedó abandonada y nunca más nadie volvió a vivir en ella. En realidad sí­ fue comprada por dos matrimonios más y en la actualidad siguen soportando que los turistas se hagan fotos delante de la casa.

· Se dice que Ronald / Butch estaba casado cuando sucedieron los asesinatos e incluso que ella hubiera podido tener algo que ver.

· Ronald DeFeo tiene en la actualidad una página web oficial que lleva su esposa donde trata de demostrar las injusticias que se cometieron en Amityville con su marido.

· La actriz Meg Ryan participó en la pelí­cula Amityville 3-D.

· El lugar donde ocurrió todo, Amityville, fue donde curiosamente se rodó la pelí­cula “Tiburón”.
 
· Como ironí­a del destino, los DeFeo pusieron un cartel en la casa cuyo lema decí­a “Grandes Esperanzas”.