Para muchos, decir ocultismo es hablar de grandes fenómenos prodigiosos que, sino van en contra de las leyes naturales, por lo menos contradicen y están por encima de lo conocido y admitido. Habitualmente se cree que quien domina esta ciencia está libre de las pesadas cadenas de las leyes materiales; se eleva por encima de sus semejantes y se convierte en un semidiós omnipotente capaz de ejecutar maravillas "sobrenaturales".
Y así es en efecto, aunque parezca curioso, sólo que para el verdadero ocultista no lo es en el sentido corriente. Magia significa Lo Grande, Lo Alto, Lo Elevado, Lo Divino y no tiene nada que ver con la hechicería.
La Ciencia Oculta es pues, el Conocimiento, y es oculta no por escondida, ya que en realidad se desarrolla a la vista de todos, a la luz del sol, en las calles, en las plazas y donde quiera que exista una manifestación de Vida, sino porque el entendimiento humano es aún incapaz de comprenderla. Ocurre con ella lo que ocurrió con los fenómenos elíéctricos; desde que el mundo es mundo, todos asistieron al espectáculo del rayo en la noche pero no pudieron explicarlo durante mucho tiempo sino atribuyíéndolo a Dios.
Este conocimiento escondido puede elevar al hombre por encima de la animalidad en que vive, haciíéndolo un ser esencial y verdaderamente humano, un hijo de Dios, y por lo tanto libre de las pesadas cadenas que hoy lo impiden... o puede echarlo en el más profundo de los abismos, haciíéndolo la más repulsiva de las criaturas, sometiíéndolo a la más dura esclavitud.
El andar sobre las aguas, la levitación, el conocimiento del pasado y del futuro, la alquimia, los talismanes, el elixir de la vida, los filtros de amor, en fin, las mil maravillas que se cuentan sobre este fantástico mundo del ocultismo, existen realmente, aunque en su sentido literario no son más que vulgares hechicerías. El Sabio, el Verdadero Mago, desdeña la producción de fenómenos físicos, el verdadero Ocultista opera sólo con Energía.
Así como el químico, conociendo las leyes de la composición de la materia, combina los elementos simples para obtener la síntesis de lo que busca, analiza un compuesto para determinar los elementos que lo constituyen, etc., así tambiíén el Mago, conociendo las Leyes de la Energía, puede combinar la de los pensamientos, sentidos y deseos, manejándolos a voluntad. íél puede andar sin hundirse en el mar de las pasiones humanas; puede levantarse y volar en la atmósfera de las ideas, libre del peso del cuerpo; íél conoce el pasado y el futuro de todas las cosas, aunque no le interesa en tíérminos de acontecimientos sino en el origen y fin ultíérrimo de todo; su poder le permite transformar en espíritu las más groseras manifestaciones de la carne; íél conoce el talismán por excelencia, y sus conjuros pueden producir o calmar las más terribles tempestades que no son las de los elementos físicos sino las del Espíritu; íél puede calmar los ánimos de una multitud furiosa o provocar un Armaggeddon.