Los mercados volvieron a castigar ayer duramente a los activos españoles, lo que disparó nuevamente nuestro riesgo país hasta alcanzar los máximos de febrero. Aunque el recrudecimiento de la crisis griega fue el detonante de este castigo, tambiíén hay motivos específicos para que nuestro país sufra en los mercados, sobre todo la desconfianza en la capacidad del Gobierno para reducir el díéficit público. Lo cual hace temer a muchos expertos que, aunque nuestra situación no sea hoy tan grave como la griega, puede llegar a serlo si siguen sin tomarse medidas para reconducir la situación.
El diferencial del bono español a 10 años con el alemán se disparó ayer hasta 0,91 puntos porcentuales desde los 0,79 del miíércoles, con lo que se acerca al punto porcentual que alcanzó el 5 de febrero, cuando estalló la crisis griega. El CDS (credit default swap, seguro contra el riesgo de impago) llegó durante la sesión a 174 puntos básicos (1,74 puntos porcentuales), con lo que superó el máximo de 173,38 del 8 de febrero. Y el Ibex se hundió el 2,19%, sólo superado por la Bolsa de Lisboa (-2,66%) y la de Atenas (-3,91%). El índice español ha perdido un 4% en las dos últimas sesiones.
La subida del CDS, un seguro que cubre a un inversor del riesgo de que España no pueda pagar su deuda a cambio de una prima (cuanto mayor sea la prima, mayor es el riesgo), significa una probabilidad implícita de impago de España en torno al 10%. Una situación grave aunque todavía muy lejos de la griega, cuyo CDS superó ayer los 600 puntos básicos y cotiza una probabilidad de quiebra superior al 50% despuíés de que Moody's bajara el rating del país.
Jorge Diaz, de la gestora de Groupama, cree que "el mercado se está pasando de la raya porque la ayuda de la UE garantiza que Grecia no va a incurrir en impago al menos hasta 2011". Y añade que "el mercado no está interpretando que España tenga problemas, sino que teme un contagio si Grecia finalmente cae, porque rescatarnos a nosotros sería mucho más complicado". Esta es la opinión generalizada en las firmas de inversión: un gestor de fondos explica que "los mercados se ocupan de un tema en cada momento; ahora mismo el tema es Grecia, está empezando a ser Portugal y, cuando estos dos se terminen, llegará España".
El mercado exige una reducción del díéficit
Pero, aunque a corto plazo nuestra situación no sea tan mala, casi todo el mundo en el mercado piensa que podemos llegar a una situación similar si nuestro país no hace los deberes. "Es un problema de credibilidad, el Gobierno español no está dando el mensaje que esperan los mercados, que es el de la reducción del díéficit, y eso genera una desconfianza que puede acabar poniíéndonos contra las cuerdas como a Grecia", añade esta fuente.
Este gestor, que prefiere guardar el anonimato, recuerda que el Ejecutivo se comprometió a reducir el díéficit en 15.000 millones al año, pero luego lo dejó en 5.000 millones en 2010 "porque Zapatero dijo que era más importante mantener la cobertura social". Además, "de ese dinero 3.500 provienen del superávit acumulado de la Seguridad Social, con lo que el recorte real es de sólo 1.500 millones. Evidentemente, esto no es lo que esperaba el mercado".
Otro experto de una importante firma de inversión añade cree que "se está repitiendo la historia de la crisis de la banca, cuando al principio todo el mundo decía que era una crisis puntual de liquidez y luego resultó que era de solvencia y se hundió el sistema financiero". Se refiere al argumento optimista de que la deuda pública española muy inferior a la de otros países europeos. "No importa que tengas poca deuda o muchos recursos propios hoy, porque si tienes píérdidas todos los años, al final esa deuda se va a disparar y va a comerse los recursos, con lo que al final quiebras. Es lo que ocurriría en cualquier empresa y lo que va a ocurrir con España si nadie lo remedia".
El Gobierno tiene muy poco margen
Esta fuente explica que el verdadero problema de nuestro país es el díéficit estructural (el que no depende del ciclo económico), que se sitúa en el 6% del PIB; es decir, aunque la economía vuelva a crecer, ese díéficit seguirá ahí. Y el bajo endeudamiento público (53% del PIB en 2009) lo único que hará es prolongar el plazo para que lleguemos a la situación de Grecia.
El gran problema es que el Gobierno no tiene apenas margen para reducir dicho díéficit: "Sólo puede reducir gasto público, lo que agravará la recesión y no se lo puede permitir con el paro que tenemos; o subir el IRPF, que es el único impuesto con recaudación suficiente para reducir el díéficit, lo cual fastidiaría a todos los españoles. En ambos casos, se suicidaría de cara a las elecciones de 2012", explica un experto en economía aplicada. "Y un político siempre va a preferir conservar votos a dar lo que piden los mercados, lo que nos puede hundir definitivamente".