Otro batacazo bursátil, y no será el último
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fernández Hódar
Las ayudas a Grecia pueden ser pan para hoy y hambre para mañana. Financiándose casi al 10% y con escasas o nulas medidas para reducir el gasto público, es casi imposible rebajar el díéficit y situar al país en una senda de crecimiento.
Los mercados de renta variable se han tranquilizado gracias a que Grecia ha pedido socorro y la UE y el FMI van a salir al quite con ayudas de 30.000 y 15.000 millones de euros, respectivamente. El país heleno va a hacer frente a sus primeros vencimientos, con lo que estas ayudas suponen un balón de oxígeno para que siga respirando. Un calmante de efecto temporal, mientras adopta medidas que enderecen su maltrechas finanzas y mientras intenta frenar el gasto para reducir el díéficit publico.
A estas medidas, la mitad de la población ha respondido con una serie de huelgas protagonizadas por funcionarios, transportes terrestres y marítimos, hospitales, en los que sólo se atienden las urgencias, y un largo etcíétera que está paralizando al país. Nadie esta dispuesto a apretarse el cinturón y el Gobierno ante la píérdida de credibilidad en los mercados, por riesgo país, tiene que financiar el díéficit con emisiones de deuda pública que rondan el 10% de interíés.
El jueves, todas las bolsas europeas sufrieron un retroceso que se convirtió en batacazo para la española. El Ibex 35 llegó, en algún momento de la sesión, a caer el doble de lo que perdían al CAC 40 de París y el DAX 30 de Fráncfort. El cierre en positivo de Wall Street, y la voluntad de poner dinero encima de la mesa a disposición de Grecia, devolvieron la calma y el color vende a las pantallas de cotización. La cota de los 10.800 puntos del Ibex 35 hizo de muro de contención, a pesar de no ser una resistencia fuerte.
En nuestra opinión, y así lo indicamos en expansion.com, no era motivo de alarma el hecho de que el índice hubiese perdido el 51% del avance precedente. Alertando de que la píérdida de este nivel dejaba la puerta abierta para que el índice bajase a buscar apoyo en los 10.500 puntos. Faltó tiempo a los bajistas para desenterrar el hacha de guerra y pronosticar que la caída se prolongaría hasta los 8.000 puntos.
Afortunadamente, el viernes se salvaron los muebles y urge que nuestro Gobierno lance un mensaje creíble para el mundo financiero. Decir, como se está diciendo tras cada paquete de medidas, que no confían en su efecto sobre el empleo y reducción del díéficit, es abrir la puerta para que los inversores extranjeros salgan por piernas de la bolsa española.
Lamentablemente estamos ante un tsunami, del que sólo han llegado las primeras olas. Los hedge funds deben estar ya velando sus armas, y los ataques sobre los países más díébiles pueden ser feroces. Hace tiempo que George Soros definió a los CDS, seguros de riesgo de impago de deuda soberana, como “activos con licencia para matar†y no tenemos duda de que emplearán toda su artillería y todos harán leña del árbol caído.
Hay que tener el cuerpo preparado para nuevos episodios bursátiles. Sustos no van a faltar, pero las bolsas no se van a hundir. Y el convencimiento de que no habrá un naufragio bursátil, nos debe ayudar a la hora de elegir dónde se pone el dinero.