“Se equivoca quien piense que Zapatero está contra los cuerdas. El presidente tiene claro que con un discurso socialdemócrata y contra los poderosos puede ganar las elecciones, y por eso no va a cambiarâ€. Quien así opina es alguien que conoce bien a Zapatero. Y, por eso, está convencido de que Moncloa seguirá haciendo las mismas cosas. Sin giros copernicanos ni golpes de efecto pese a la presión de los mercados. Para bien y para mal. Y lo dice minutos despuíés de que Standard & Poor`s rebajara el rating del Reino de España, lo que pone al presidente al pie de los caballos. O, al menos, en la situación política más delicada desde que llegó a Moncloa. No sólo por la rebaja del ráting. Sobre todo por el deterioro de las expectativas económicas. Algo letal cuando los mercados señalan la próxima pieza a cazar.
Si se confirman esas impresiones de los analistas cercanos a Zapatero, no habrá cambios en la política económica. Y mucho menos para contentar a los mercados, convertidos en un arma de doble filo para Zapatero. Los mercados son su azote ante la comunidad internacional; pero, al mismo tiempo, tambiíén representan la gran coartada para demostrar que un Gobierno socialdemócrata -como le gusta calificarse a Zapatero- no se amilana ante los mismos especuladores que han originado la mayor crisis económica en 80 años. Y las agencias de calificación de riesgos han sido al menos cooperadoras necesarias de tanto desaguisado.
Zapatero seguirá gobernando, por lo tanto, de forma personal, marginando a sus colaboradores y pasando por encima de todos ellos, como declaraba hace poco el ex ministro Solchaga. Esta forma de gobernar es su lado oscuro, pero al mismo tiempo el presidente está convencido de que sólo creando un superliderazgo ante la opinión pública -nadie en el PSOE le hace sombra-, el Partido Socialista estará en condiciones de ganar las próximas elecciones. Aunque el Gobierno se presente con un bagage paupíérrimo en tíérminos económicos: cerca del 20% de desempleo, un díéficit público desbocado y un crecimiento de la actividad económica insuficiente para crear puestos de trabajo.
Antoni Gutiíérrez-Rubi, consultor político, incide en esa idea. Y destaca que Zapatero no va a cambiar. “Lo peor para un político es la duda, la parálisis y el vaivíénâ€, y por eso no parace razonable pensar que Zapatero opte ahora por cambiar de discurso para adptarse a lo que le exigen los mercados. Y que lo que le reclaman al Gobierno es, simplemente, cumplir con el Programa de Estabilidad. Algo que hoy está claramente en duda a la luz de los últimos indicadores macroeconómicos. Pero el presidente sabe que cumplir con ese objetivo le puede llevar a una fractura con su electorado, exactamente lo mismo que le está sucediendo al primer ministro griego, George Papandreu. La diferencia estriba en que el heleno acaba de ganar las elecciones, y eso le da margen para preparar las próximas; mientras que Zapatero tiene por delante apenas dos años con un crecimiento cercano al estancamiento.
Construir un liderazgo
Como sostiene Gutiíérrez-Rubi, la política "son vasos comunicantes". Si el líder ve reforzada su imagen, la credibilidad de la política económica será mayor, y de ahí la importancia de construir un liderazgo.
Para el economista Manuel Balmaseda, lo cierto es que la situación es endiablada. “Malo si hace el ajuste -ya que la economía crecerá menos por el recorte del gasto público-; pero malo tambiíén si no llega la contracción, porque al final la crisis será peorâ€. Y entre esos dos escenarios, Balmaseda se queda con el segundo. Con el único objetivo de limpiar “las aguas sucias que viene de la recesión", y que amenazan con "convertir a España en un Estado zombi durante mucho tiempo". ¿Le preocupa esto a Zapatero?
El presidente tiene fama de ser incapaz de trabajar en equipo, e incluso de tener "tendencias caóticas". Se le reprocha hasta de rodearse de gente acomodaticia, pero lo que está claro, sostiene el experto en comunicación cercano a Moncloa, es que el presidente está convencido de que un discurso socialdemócrata al estilo Obama es una baza ganadora. Y en este sentido Gutiíérrez-Rubí, el otro consultor de comunicación política, sostiene que "un líder claro es un líder más creíble", y por eso va a explotar esta vía.
Se trata de una estrategia arriesgada en tíérminos económicos, pero probablemente la única posible en tíérminos políticos. Si ahora Zapatero cambia de discurso, probablemente pierda a una parte de su electorado y no arrebate nuevos votantes al Partido Popular. Sólo eso puede explicar que ayer el presidente insistiera contra viento y marea en que "hay indicios de que la economía mejora y empezamos a dejar atrás la recesión". Palabra de presidente.