Reinhard Bauer, de Daiichi-Sankyo: "El inversor japoníés es estable y nunca vende"
Publicado por Sergio Saiz
El laboratorio japoníés Daiichi-Sankyo está decidido a jugar en la primera división del sector farmacíéutico, donde ya figura en el ránking de las veinte compañías de medicamentos más importantes del mundo por facturación. Las ventas del grupo nipón se sitúan en torno a los 6.000 millones de euros, sin contar con la aportación de sus últimas grandes adquisiciones: Ranbaxy.
Daiichi-Sankyo invirtió en 2008 cerca de 3.500 millones de dólares (2.565 millones de euros) en la adquisición del mayor grupo farmacíéutico indio, que además era una de las compañías de geníéricos más importantes del mundo. Sin embargo, la compra de Ranbaxy no tuvo el efecto deseado, ya que la crisis financiera se cruzó por el camino y, a largo plazo, tuvo un efecto negativo sobre las cuentas del grupo y el valor de la cotización.
Reinhard Bauer, consejero delegado para Europa de Daiichi-Sankyo, explica que «la compra de Ranbaxy es una cuestión estratíégica», sobre todo de cara a entrar en los mercados emergentes, ya que «India es el único de estos países que tiene plena protección de patentes y, por lo tanto, puedes asumir el riesgo de invertir allí». Además, Ranbaxy ya contaba con operaciones internacionales, tanto en Europa como en Amíérica y el grupo japoníés se está planteando abrir una instalaciones de investigación conjuntas en el país asiático.
Aun así, reconoce que la operación no se produjo en el momento más oportuno, ya que la oferta en firme se hizo antes de que estallara la crisis, pero los trámites en el país, que todavía sigue siendo un mercado protegido, se demoraron más de seis meses. En medio, estalló la tormenta financiera internacional, que desplomó el valor en bolsa de las compañías en todo el mundo.
El 70% del capital de Daiichi-Sankyo está en manos de accionistas locales
Sin embargo, el grupo japoníés decidió mantener su oferta para adquirir el laboratorio indio cuando llegó el visto bueno de las autoridades, de forma que el precio final «estaba sobrevalorado», asegura Bauer. Esto obligó a Daiichi-Sankyo a hacer una provisión ante la píérdida de valor de su nueva adquisición, mientras que las acciones empezaban a bajar. Para entonces, la crisis ya había hecho mella en la cotización, que en junio de 2008 se situaba en 2.659 yuanes (21 euros), frente a los 3.428 yuanes (27 euros) que registraba un año antes. En abril de este año, la acción se situaba alrededor de los 1.700 yuanes (13,3 euros), es decir, un 49% menos que antes de empezar la recesión.
Apoyo de los accionistas
Bauer se muestra muy optimista y asegura que «el valor se está recuperando», además de explicar que en esta operación contaron con el apoyo de los inversores, «que sólo perdieron el valor nominal de la acción», algo no tan importante cuando se trata de accionistas fieles. De hecho, Bauer asegura que «el inversor japoníés es muy estable y nunca vende sus activos», y mucho menos cuando, como en el caso de Daiichi-Sankyo, se habla de una de las joyas de la corona del sector industrial del país nipón.
Aunque el valor de la compañía podría hacerla objeto de una supuesta opa hostil por parte de un competidor, el consejero delegado para Europa se muestra convencido de que, «en la práctica», el hecho de que el 70% del capital estíé en manos de inversores japoneses es una garantía para seguir siendo independientes.
El grupo invirtió unos 3.500 millones de dólares para comprar Ranbaxy
Eso no quiere decir que el grupo no estíé buscando socios. De hecho, Bauer señala que desde Alemania, donde se encuentra la sede europea, hay profesionales dedicados exclusivamente a identificar plataformas tecnológicas por todo el Viejo Continente con las que colaborar, aunque tampoco descartan adquirirlas. «Todo depende de cuándo se plantee la oportunidad», apunta el consejero delegado.
De hecho, Europa se ha convertido en una de las áreas prioritarias para la expansión de la compañía, que en 2010 prepara lanzar algunos de sus medicamentos estrella en nuevos mercados.
Según Bauer, «estamos interesados principalmente en Europa del Este», una vez asentada ya su presencia en la parte occidental, donde ya cuenta con filiales propias en diez países, entre los que se incluye España. Además, cuenta con fábricas propias en Francia y Alemania.
En tres años, los títulos de la empresa han perdido un 49% de su valor
En Tokyo tambiíén se habla español
Daiichi-Sankyo, presidida por Takashi Shoda, es uno de los principales laboratorios japoneses. El grupo, con sede en Tokyo, tiene unos 28.900 empleados en todo el mundo e invierte alrededor del 22% de su facturación en I+D.
En 1990, el grupo dio el salto a Europa, aunque no desembarcó en España hasta siete años despuíés. Desde entonces, el país se ha convertido en el tercer mercado europeo más importante para el grupo japoníés.
El mercado español, donde la compañía emplea a 245 trabajadores, aporta alrededor de 50 millones de euros a las cuentas del laboratorio, además de doce millones de euros a travíés de licencias con otros laboratorios, como Pfizer o Menarini. A lo largo de este año, el grupo podría lanzar dos nuevos fármacos en España.