A pesar del nuevo castigo en Europa, Wall Street intentó durante toda la sesión remontar y entrar en positivo, pero no lo consiguió y volvió a venirse abajo al cierre. El Dow Jones acabó perdiendo el 0,55%, el S&P 500 se dejó el 0,66% y el Nasdaq volvió a ser el peor con un descenso del 0,91%.
Y lo que es peor: el Dow Jones Transportes perdió sus soportes tal como había hecho el Industrial el martes, con lo que tenemos una confirmación bajista según la teoría de Dow. Aunque no se puede descartar un rebote a muy corto plazo por pura sobreventa, el entorno no es desde luego el más adecuado para ver una recuperación fiable en Europa. Al contrario, lo más probable es seguir viendo caídas.
Aparte de la crisis de la deuda, agravada ayer por la decisión de Moody's de poner en perspectiva negativa a Portugal y los disturbios en Grecia, ayer EEUU acusó la incertidumbre que introduce sobre la banca la reforma del sector financiero que ayer empezó a aprobar el Senado y que prohibirá el rescate de las entidades sistíémicas con dinero público.
En el plano económico, el índice ADP de empleo privado (antesala del paro oficial de mañana) mostró creación de empleo aunque algo inferior a la esperada. El ISM de servicios repitió la cifra del mes pasado cuando se preveía una subida. Time Warner se sumó a la mayoría de empresas que baten las previsiones.
En otros mercados, el dólar siguió subiendo frente al euro, que cayó hasta casi 1,28. El petróleo, no obstante, continuó su corrección y perdió los 80 dólares. El oro volvió a ir por libre con un alza hasta 1.175,7. Los bonos volvieron a subir en precio como refugio del dinero, con lo que su rentabilidad cayó hasta el 3,55% en EEUU.
Hoy jueves tocarán las ventas de los principales grandes almacenes, la productividad trimestral, las peticiones semanales de subsidios y los resultados de Kraft en EEUU, así como la reunión del BCE en Europa con la crisis de la deuda como telón de fondo.