La subasta de frecuencias radioelíéctricas para telefonía móvil que ha puesto en marcha el Gobierno alemán parece haber entrado en una fase crítica, especialmente en lo que se refiere a la banda de 800 megahercios (MHz) -conocida como dividendo digital-, que es, con mucha diferencia, la más apetecida por parte de los operadores.
Por eso es la que más precio ha alcanzado dadas sus características tíécnicas, que proporcionarán a sus adjudicatarios importantes ventajas competitivas en los servicios de banda ancha móvil. La subasta se inició el 12 de abril y durante los primeros días se mantuvo en un nivel muy discreto, con ofertas moderadas por parte de todos los competidores (Deustche Telekom, Vodafone, Telefónica y la holandesa KPN, los cuatro operadores móviles del mercado alemán que tienen red propia).
De hecho, la suma total de ofertas al final de la primera semana sólo sumaba 191 millones de euros. Luego, a partir de la segunda semana, las pujas subieron como la espuma, especialmente para la banda del dividendo digital, y las ofertas alcanzaron 1.467 millones. La dinámica se mantuvo durante la tercera semana, que finalizó el pasado viernes 30 de abril con 2.597 millones de euros.
Pero desde entonces las cosas se han enfriado mucho. Tanto que algunos analistas y algunos medios especializados alemanes creen que el parón en las ofertas sugiere la posibilidad de que los contendientes estíén empezando a asustarse por el nivel de los compromisos adquiridos y estíén pensando en buscar algún tipo de acuerdo entre ellos para evitar dejarse más pelos en la gatera.
Todo son rumores, aunque verosímiles, pero lo único cierto y comprobable es que la puja por la banda de 800 Mhz está congelada desde hace dos días. En las últimas veinte rondas (desde la 122, la última del pasado lunes, a la 142, que acaba de finalizar hoy miíércoles) las ofertas por el espectro estrella, el dividendo digital, no se han movido. Y el conjunto de las pujas por las otras bandas tambiíén ha variado muy poco, apenas 82 millones de euros, de forma que la cantidad total que podría recaudar Alemania se ha incrementado sólo un 2,7% más, desde 2.885 a 2.967 millones de euros. Asi que las hostilidades en las bandas más apetecibles se han frenado por el momento. ¿Eso significa que hay un acuerdo o al menos que se ha pactado una tregua mientras se negocia?
Hay que tener en cuenta que la subasta finalizará cuando haya alguna ronda en la que no se produzca ninguna oferta nueva por parte de alguno de los cuatro operadores, por lo que la atonía actual podría presagiar un final anticipado al proceso.
Pero además del frenazo a la alegría gastadora, el reparto actual que dibuja la subasta es muy curioso y ha reforzado la oleada de rumores de pacto, especialmente entre Telefónica y KPN, aunque los protagonistas podrían ser otros.
Porque con la foto actual de las últimas pujas del dividendo digital, tanto Vodafone como Deustche Telekom responden plenamente a las previsiones: ambos se harían con 20 Mhz, es decir el máximo al que tienen derecho.
Lo curioso y lo raro es que el reparto actual dejaría a Telefónica y a KPN repartiíéndose, a partes iguales, los otros 20 Mhz, a razón de 10 Mhz cada uno. Y eso podría entenderse como una resignación salomónica por parte de los dos operadores más pequeños del mercado alemán (“no podemos justificar gastarnos tanto como nuestros dos grandes rivales en estas frecuencias porque nuestro menor tamaño en Alemania no nos permitiría rentabilizarloâ€).
Sin embargo, todos los analistas pensaban, antes de iniciarse la subasta, que para el tercer bloque de 20 Mhz sólo habría un ganador, y por tanto, existiría un perdedor absoluto. La razón es que las ventajas tecnológicas de este espectro se multiplican en función de la cantidad de frecuencias de que se disponga.
Es decir, que, con 20 Mhz, un operador podrá ofrecer, con la tecnología LTE, entre 50 y 60 megas de velocidad de acceso a Internet, mientras que si sólo tiene 10 Mhz, la velocidad máxima que podrá ofrecer a sus clientes será menos de la mitad, alrededor de 20 megas por segundo.
Y como, en teoría, las empresas toman decisiones racionales, nadie cree que, en el caso de que las ofertas por el dividendo digital finalicen tal y como se encuentran ahora mismo, Telefónica y KPN estíén dispuestas a pegarse un tiro en el pie, resignándose a competir con dos gigantes de la talla de Vodafone y Deutsche Telekom, con la mano de la velocidad de transmisión atada a la espalda y en inferioridad de condiciones desde antes de empezar la pelea.
La explicación racional más verosímil sería, por tanto, que ambas han paralizado las ofertas mientras negocian un posible acuerdo en el que aportarían cada una sus 10 Mhz y construirían juntas la infraestructura de banda ancha de nueva generación.
El único inconveniente a esa hipótesis es que con un acuerdo de este tipo Telefónica no obtendría ninguna ventaja sobre KPN en el competitivo mercado alemán -y se reduciría la posibilidad de forzar un acuerdo de integración con el grupo holandíés-, aunque hay que reconocer que ahorraría mucho dinero.
Hay que recordar, sin embargo, que Telefónica ya tiene un acuerdo de compartición de redes con Vodafone para toda Europa, por lo que tambiíén podría resignarse a quedarse sólo con 10 Mhz en el caso de que considere que el precio alcanzado es el límite máximo que está dispuesto a pagar. Podría perfectamente alcanzar un acuerdo del mismo tipo con Vodafone y construir conjuntamente la nueva red en Alemania, aunque es difícil saber en quíé condiciones negociaría partiendo de una posición de debilidad en la posesión del espectro.