Le desconfianza en la economía española se agravó ayer en los mercados internacionales despuíés de que el encuentro entre Josíé Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy no produjera ningún acuerdo para reconducir la deriva de nuestro país. Aunque la caída de la bolsa se moderó desde el 5,41% del martes hasta el 2,27% de ayer, el diferencial del bono español con el alemán (que mide la prima de riesgo de invertir en nuestro país) siguió aumentando hasta alcanzar su nivel más alto desde abril de 1997, antes del nacimiento del euro.
Dicho diferencial alcanzó los 1,34 puntos porcentuales despuíés de que el bono español a 10 años de referencia cayera en precio y que su rentabilidad (que se mueve en sentido contrario) subiera hasta el 4,22%. Eso significa que los inversores exigen a España que pague un 1,34% más que Alemania para prestarle dinero; comprar bonos equivale a prestar dinero al Estado.
Este nivel no se había visto desde antes de que el Gobierno de Aznar y Rato presentara el Plan de Estabilidad que permitió que nuestra economía cumpliera en 1997 los criterios de Maastricht que daban acceso a la Unión Monetaria Europea. Entonces, el llamado proceso de convergencia permitió una bajada nunca vista de los tipos de interíés de la deuda española. De hecho, el diferencial con Alemania llegó a reducirse a cero en los años en que nuestro país crecía de forma explosiva. Y esos bajos niveles se habían mantenido... hasta ahora.
El mensaje de los CDS (credit default swaps, seguros contra el impago del país), otra forma de medir la prima de riesgo, es el mismo que el del diferencial: ayer marcó un nuevo máximo histórico en 229 puntos básicos frente a los 212 del martes. Eso significa que, para asegurar 10 millones de euros en bonos españoles hacen falta 229.000 euros. Para que se hagan una idea de la gravedad de la situación, el lunes se encontraba en 163.
El euro, víctima de la tormenta de la deuda de los países perifíéricos -aparte de los temores por España, Moody's puso a Portugal en perspectiva negativa, Alemania volvió a expresar sus reservas sobre el rescate de Grecia y este país vivió una jornada de huelga general con graves disturbios que se saldaron con tres personas muertas- cayó a un nuevo mínimo de 12 meses en la zona de 1,28 dólares.
El Ibex cayó ayer un 2,27% hasta los 9.635,2 puntos, con lo que acumula una píérdida del 8,33% en tres sesiones. "Los activos españoles están en caída libre, han perdido todos sus soportes y ahora mismo es imposible adivinar dónde van a detener su descenso o cuándo", señala un analista tíécnico.
De poco sirvieron los paños calientes de las previsiones de Bruselas, que ayer lanzó un mensaje de cierto optimismo sobre la economía española al asegurar que prevíé que deje atrás la recesión en el segundo trimestre de este año. Estas previsiones, unidas al buen dato de la producción industrial, que repuntó por primera vez en dos años, no fueron suficientes para detener la sangría de los activos españoles.
La banca continúa su espiral
Una vez más, los bancos fueron los preferidos de los bajistas en bolsa. La palma se la llevó el Popular con un batacazo del 4,91% (y llegó a alcanzar el 6%). Banesto perdió el 3,73%, BBVA el 3,65%, Bankinter el 3,36% y Santander, el 2,5%. El banco presidido de Emilio Botín perdió el liderato de la bolsa española por capitalización a manos de Telefónica.
Entremedias tambiíén sufrieron de lo lindo Ferrovial, Acerinox o Inditex, con caídas superiores al 3% en todos los casos. Telefónica perdió el 1,74%, Iberdrola el 2,52% y Repsol, el 2,36%. En el lado positivo, las televisiones: Telecinco recuperó el 2,59% y Antena 3, el 4,4% tras el batacazo del martes.
En el resto de Europa, los principales indicadores se alejaron de los mínimos de la sesión, aunque no pudieron escapar de las píérdidas. El Dax se dejó el 0,81%, el Cac 40, un 1,44% y el FTSE 100, el 1,28%. El EuroStoxx 50 cerró con un recorte del 1,06%.