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Autor Tema: El virus ya está en EEUU  (Leído 351 veces)

Eguzki

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El virus ya está en EEUU
« en: Mayo 07, 2010, 08:04:13 am »
El desplome histórico de ayer evidencia la extrema debilidad del mercado
La lección más importantes es que no estamos en condiciones normales
La histórica sesión de ayer en Wall Street a buen seguro va a dar mucho que hablar en las próximas semanas; de hecho, ya se ha anunciado una investigación oficial para aclarar lo ocurrido.


 La versión más aceptada es la del error de un operador al introducir órdenes de venta en Procter & Gamble, que provocó un desplome del valor del 37% y que arrastró al resto del mercado. Aunque tambiíén se habla de órdenes automatizadas que fallaron en cadena y de todo tipo de rumores sobre posibles catástrofes en la actual crisis europea.

Sea cual fuera la causa real, ninguna de ellas parece lo suficientemente grave como para desatar un pánico como el vivido ayer. En condiciones normales, ningún error de este tipo habrí­a pasado de una aníécdota. Pero no nos encontramos en condiciones normales. í‰sa es la lección más importante que cabe extraer de lo ocurrido anoche.

En efecto, el virus de la crisis de la deuda de los PIIGS se ha contagiado a EEUU de forma irremediable y ha puesto a Wall Street en una situación de vulnerabilidad extrema que puede dar paso a un desplome en cualquier momento y por cualquier causa real o imaginaria. Y la crisis europea a buen seguro va a proporcionar todo tipo de motivos en las próximas semanas. La sensación de terror es tal que no cabe esperar un comportamiento medianamente racional del mercado, al menos a corto plazo.

Es decir, tanto los factores fundamentales -como las buenas noticias económicas, que probablemente se reforzarán hoy con el dato de paro de abril en EEUU, o los resultados empresariales- como los tíécnicos -los soportes han dejado de ser fiables- han quedado totalmente superados por los acontecimientos y han perdido cualquier validez. En estas condiciones, tratar de adivinar los movimientos del mercado es enormemente arriesgado.

En todo caso, lo que no parece en absoluto probable es ver una continuidad de la tendencia alcista a corto plazo, más allá de rebotes puntuales. Tal como aconsejó Bolságora antes del desastre actual, lo más prudente habrí­a sido salirse del mercado -en especial del español- e incluso ponerse corto ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos. El que siguiera este consejo tiene como mejor alternativa mantenerse fuera hasta que las cosas se tranquilicen y haya algo de visibilidad sobre el futuro.

El problema, como siempre ocurre en estos casos, es para aquellos inversores que no se salieran a tiempo y que se han quedado atrapados en sus valores. Ahora es demasiado tarde para salirse con unas píérdidas aceptables y la duda es si aguantar a la espera de un rebote en el que vender a mejor precio, o vender ya, asumir píérdidas y arriesgarse a hacerlo en el suelo del mercado. Pocas cosas dan más rabia que íésa. La duda es dificilí­sima de resolver porque en este mercado es imposible anticipar hoy por hoy dónde está el suelo.

En todo caso, los inversores que hayan cometido este error deben aprender la lección para el futuro. Una lección que ya fue duramente aprendida por muchos en el desastre de 2008, pero el hombre tropieza todas las veces que haga falta en la misma piedra. Esta lección nos dice que la bolsa es un juego en el que nunca hay certezas, en el que sólo se puede apostar por probabilidades y en el que hasta los escenarios que parecen más confirmados pueden fallar por múltiples factores.

Por eso siempre hay que tomar precauciones y tener un plan de salida (el mejor es la fijación de stop-losses) por si las cosas salen mal. Porque siempre hay algo que va a salir mal. Lo importante es que las cosas que salen bien sean más que las que salen mal y, sobre todo, que el dinero que se gana cuando se acierta sea muy superior al que se pierde cuando se falla. Con esta mentalidad, es posible conseguir una rentabilidad interesante de forma sostenida, aunque inevitablemente habrá momentos malos de vez en cuando. Pero no asumir esto conduce directamente al suicidio en el mercado.