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Autor Tema: La Palabra Sagrada  (Leído 1495 veces)

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La Palabra Sagrada
« en: Mayo 12, 2010, 08:11:01 pm »
LA PALABRA SAGRADA
1. Postulados fundamentales.
2. Efecto creador de la Palabra Sagrada.
3. Efecto destructor de la Palabra Sagrada.
4. Pronunciación y empleo de la Palabra Sagrada.
5. Efecto de la Palabra Sagrada sobre los centros y cada uno de los cuerpos.

Postulados fundamentales.

Estos postulados son cinco los cuales han sido extraí­dos de una cantidad increí­blemente vasta, que es imposible concebir.

Están basados sobre ciertos hechos fundamentales (siete en total), que tampoco han podido ser totalmente comprendidos. H.P.B. trató tres de ellos al exponer los fundamentos de La Doctrina Secreta.

Otros cuatro permanecen todaví­a ocultos, aunque el cuarto va surgiendo del estudio de la psicologí­a y de la ciencia mental.

Los otros tres fundamentos emergerán durante las tres próximas rondas.

Durante la ronda actual se comprenderá el cuarto fundamento.

Los referidos postulados son los siguientes:

1. Todo cuanto existe está basado en el sonido o en la Palabra.

2. Diferenciación es el resultado del sonido.

3. La Palabra tiene un efecto diferente en cada plano.

4. De acuerdo a la nota de la Palabra o a la vibración del sonido, así­ será el trabajo de construcción o moldeamiento.

5. La triple Palabra tiene siete claves, y íéstas tienen sus propios subtonos.

En la captación de estos hechos básicos se halla oculta mucha luz sobre el empleo de la Palabra en la Meditación.

En la gran enunciación original de la Palabra Sagrada (los tres Alientos originales, con sus siete sonidos un aliento para cada uno de los tres sistemas solares) la nota fue diferente y los sonidos se entonaron en diferentes claves.

En el primer sistema, se completó el Primer Aliento, la culminación fue la emisión en una nota majestuosa, la nota FA nota básica del actual sistema y de la naturaleza manifestada. Esta nota es, y a ella se le debe agregar la segunda nota para este segundo sistema, la cual no ha sido plenamente enunciada ni completada, y solo lo estará al terminar el ciclo mayor.

El Logos la está emitiendo ahora y si dejara de exhalarla, todo el sistema desaparecerí­a en la obscuración, marcando el fin de la manifestación.

En el segundo sistema, el actual, no puede ser revelada la nota clave. Es uno de los secretos de la sexta iniciación y no debe ser divulgado.

En el tercer sistema, la tercera y final nota se agregará a las notas básicas del primero y segundo sistemas, y luego tendremos la tercera mayor de la Personalidad logoica, en toda su plenitud, una analogí­a de la tercera mayor del microcosmos una nota por cada plano.

Se dice que el Logos solar trabaja en los planos cósmicos para solucionar el problema de la mente cósmica, que actúa en Su sistema solar fí­sico, y se halla polarizado en Su cuerpo astral, o emocional cósmico, y que está desarrollando la mente cósmica.

Como sucede en los planos del sistema solar lo mismo ocurre en el microcosmos. En la comprensión de esta analogí­a y su inteligente aplicación se halla la iluminación respecto al empleo de la Palabra Sagrada en la meditación.

El primer sistema corresponde al cuerpo fí­sico.

El segundo sistema corresponde al cuerpo emocional.

El tercer sistema corresponde al cuerpo mental.

El estudio de la Palabra o Sonido, en la formación de los tres sistemas, ayudará a comprender su empleo en la construcción del vehí­culo intuitivo y en la purificación de la personalidad.




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Re: La Palabra Sagrada
« Respuesta #1 en: Mayo 12, 2010, 08:13:15 pm »
La Palabra Sagrada tiene variados efectos en los diversos planos.

1. El efecto creador de la Palabra Sagrada.

2. El efecto destructor de la Palabra Sagrada.

3. Su pronunciación y empleo en la meditación individual, en el trabajo grupal y de conjunto, para ciertos fines especí­ficos.

4. Su efecto en los cuerpos y centros y su eficacia para alcanzar el alineamiento egoico.

EL doble efecto de la Palabra Sagrada, constructivo y destructivo.

Los mundos son el efecto del sonido.

Primero la vida, despuíés la materia; luego la materia es atraí­da a la vida para su manifestación y expresión y la ordenada configuración de esa materia en las formas necesarias.

El sonido formó el factor cohesivo, el impulso propulsor y el medio atrayente.

El sonido, en sentido oculto y profundamente metafí­sico, significa lo que llamamos “la relación entre”, siendo el intermediario creador, el tercer factor vinculador en el proceso de la manifestación, el akasha.

En los planos más elevados es el agente de esa Gran Entidad que esgrime la ley cósmica de gravedad, en su relación con nuestro sistema solar; mientras que en los planos inferiores se manifiesta como luz astral, siendo el gran agente reflector que fija y perpetúa, en su vibrante seno, el pasado, el presente y el futuro, o lo que denominamos Tiempo.

En relación directa con el vehí­culo inferior se manifiesta como electricidad, prana y fluido magníético. Quizás obtengan una idea más clara y sencilla, si consideran al sonido como agente de la ley de atracción y repulsión.

Los siete grandes Alientos.

El Logos, en su síéptuple plenitud, al enunciar la Palabra Sagrada para crear el actual sistema solar, reunió, al inspirar, la materia necesaria para la manifestación, iniciando con el primer gran Aliento la evolución de esa materia.

Con el segundo gran Aliento se estableció la diferenciación y se implantó el segundo aspecto logoico.

Con el tercer gran Aliento se manifestó el aspecto actividad de la materia, se impregnó de esta facultad y la quí­ntuple evolución llegó a ser una posibilidad.

Con el cuarto gran Aliento algunas de las Jerarquí­as respondieron, y los grandes Constructores vieron el plan con mayor claridad.

Existe una relación definida entre el cuarto gran Aliento y la Cuarta Jerarquí­a creadora, o sea la Jerarquí­a de los Espí­ritus humanos.

Esta cuarta nota del Logos tiene una significación especial para el Espí­ritu humano produce un efecto singular en esta tierra y en este cuarto ciclo.

La relatividad del mismo es tal, que resultarí­a difí­cil que pudieran comprenderse su efecto. Se manifiesta, hasta donde puedan captarlo, en la nota armónica del cuarto plano y rayo.

Esta nota compenetra actualmente a los pueblos del mundo y lo ha hecho desde la cuarta raza raí­z.

Se demuestra en el esfuerzo que realiza la humanidad para comprender el ideal de armoní­a y de paz y en la aspiración mundial para lograrlo.

Este cuarto Aliento es aplicable especialmente a la evolución humana.

Por lo tanto tenemos que:

El primer subtono de la triple Palabra dio la primera nota vibratoria e inició el movimiento de las esferas, solares o atómicas personifica la Voluntad.

El segundo subtono de la triple Palabra implantó el segundo aspecto, y trajo al regente cósmico del rayo sintíético a la manifestación. Señaló la dualidad o el amor reflejo.

El tercer subtono de la triple Palabra hizo posible nuestra quí­ntuple evolución. Es la nota básica de los cinco planos inferiores. Marcó la actividad o adaptabilidad.

El cuarto subtono de la triple Palabra es el sonido de la Jerarquí­a humana y podrí­a denominarse el “grito del Hombre”.

Cada uno de los sonidos trajo directamente un rayo a la manifestación, con todo lo que íéste contiene.

Cada sonido se manifiesta particularmente en un plano, siendo la nota dominante de ese plano.

El quinto gran Aliento tiene su propio efecto peculiar, pues en su reverberación contiene la clave de todo es el Aliento de Fuego. Creó una vibración similar a la del plano mental cósmico y está í­ntimamente relacionado con el primer Aliento. Es la nota dominante (en tíérminos tíécnicos musicales) del sistema solar, lo mismo que el tercer Aliento corresponde a la tercera mayor que es la nota del Logos.

Cada aliento atrae hacia el Logos a alguna entidad que se halla en los niveles cósmicos para que se manifieste.

La analogí­a del míétodo puede verse en el microcosmos, cuando el Ego enuncia la nota egóica en los tres mundos y se prepara para manifestarse en la encarnación humana.

La nota atrae alrededor de los átomos permanentes o núcleos, la materia adecuada para el propósito de su manifestación, estando a su vez animada por alguna entidad vital.

Similarmente, los Señores cósmicos del Fuego, las grandes Entidades que dan forma a nuestro sistema solar, responden cuando se emite este quinto subtono.

Tambiíén los Señores de la Llama, dentro del sistema solar, respondieron cuando el microcosmos enunciíé el quinto subtono de la nota monádica y se involucraron en la evolución humana.

El sexto gran Aliento atrajo hacia sí­ a los Señores del misterioso Pentáculo, las esencias volátiles del plano emocional, la facultad del deseo revestida de materia, el aspecto acuoso de la vida logóica.

Al emitirse el síéptimo subtono tuvo lugar la cristalización y la absoluta conformidad con la ley de acercamiento, dando por resultado el aspecto denso de la manifestación, el punto más profundo de la experiencia. En consecuencia, observarán a este respecto su relación con el Rayo de la Ley Ceremonial, uno de los grandes rayos constructores rayo que amolda la materia, de acuerdo a fórmulas establecidas, para que adopten las formas deseadas.


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Re: La Palabra Sagrada
« Respuesta #2 en: Mayo 12, 2010, 08:16:25 pm »
El microcosmos solo tiene que repetir el trabajo del macrocosmos.

El Espí­ritu o Mónada, en su propio plano, emite la nota (la nota jerárquica) y desciende a la encarnación. Dicha nota es a la vez de atracción y de exhalación. La personalidad reflejo de la mónada en el punto más denso de la evolución está vinculada a la mónada por la fuerza atractiva de la Palabra Sagrada, emitida por su mónada, su nota y su subtono.

Pero la tarea de exhalación ya ha sido realizada. Es la involución. Prosigue la tarea progresiva de inhalación o reabsorción en la fuente.

Cuando la Personalidad encuentra por sí­ misma (despuíés de muchas vidas de esfuerzo y de búsqueda) su nota espiritual, con la clave y subtono correctos, ¿cuál es el resultado? Concuerda con la nota monádica, vibra al mismo compás y tambiíén con el mismo color, encontrando finalmente la lí­nea de menor resistencia, y la vida que la anima se libera y retorna a su propio plano.

Pero este descubrimiento es muy lento, y el hombre ha de buscar el acorde con paciencia y cuidado infinitos. Primero, descubre cuál es la tercera nota de la personalidad y la emite; el resultado es una vida armónica en los tres mundos. Luego encuentra la quinta dominante del Ego, la nota clave del acorde, y la emite al Uní­sono con la nota de la personalidad.

El resultado es que se forma un vací­o y es liberada el alma que lo anima (el triple espí­ritu más la mente y la experiencia), el Tres, completado con el Cuaternario y el Quinto, asciende hasta la Mónada. Es la ley de atracción demostrándose por el sonido. La unidad de sonido, color y ritmo atrae lo similar y análogo.

Esto conduce al segundo de los factores que estamos considerando, el destructivo.

Con la emancipación viene la ruptura de las cadenas, y con la liberación la abolición de las viejas formas; cuando se llega a dominar la materia se produce la liberación del espí­ritu. Por tanto, al emitir la Palabra Sagrada en su síéptuple sentido, el espí­ritu escapa de las formas desintegradas; primeramente en la exhalación se produce la atracción de la materia, luego, en la inhalación, se produce la gradual destrucción de las formas materiales, las cuales son abandonadas.

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Re: La Palabra Sagrada
« Respuesta #3 en: Mayo 12, 2010, 08:18:22 pm »
La Meditación y la Palabra.

Al meditar el hombre trata de realizar dos cosas:

A) La construcción de ideas, al hacer descender a los niveles concretos del plano mental las ideas abstractas y las intuiciones. Esto es lo que se puede llamar meditación con simiente.

B) El alineamiento del ego y la creación de un vací­o entre el cerebro fí­sico y el ego, que da por resultado la afluencia divina, la consiguiente destrucción de las formas y la subsiguiente liberación. Esto se puede llamar: meditación sin simiente.

En determinado perí­odo de la evolución ambas se fusionan en una, se prescinde de la simiente, entonces se crea el vací­o, no tanto entre los vehí­culos superior e inferior, sino entre ellos y el plano intuitivo o de armoní­a.

Por consiguiente, al emitir la Palabra Sagrada en la meditación, el hombre debe ser capaz (si se la emite correctamente) de realizar el trabajo creador y el trabajo destructor, como lo hace el Logos.

Esto será un reflejo del proceso cósmico en el microcosmos.

Atraerá a su cuerpo materia más refinada y expulsará la más burda.

Creará formas mentales que atraerán hacia sí­ materia más refinada yrechazarán las de vibración inferior.

Deberá emitir la Palabra de manera que el alineamiento se produzca automáticamente, y el necesario vací­o creado dará por resultado una afluencia de información desde los planos superiores.

Todos estos efectos pueden producirse cuando la Palabra es entonada correctamente, de modo que en cada meditación el hombre debe estar más alineado, dispersar alguna materia de baja vibración de uno u otro de sus cuerpos, ensanchar el canal y así­ proporcionar un vehí­culo más adecuado para recibir la iluminación desde niveles superiores.

Pero, hasta que no pueda hacerlo correctamente, el efecto producido por la emisión de la palabra es muy insignificante, afortunadamente para aquel que la emplea.

Al estudiar los siete grandes Alientos y el efecto de los mismos en cada plano, el estudiante descubrirá mucho de lo que puede ocurrir en los distintos subplanos de cada plano, especialmente en relación con su propio desarrollo.

Al estudiar la nota básica del sistema solar (que se estabilizó en el primer sistema) se descubrirá mucho sobre el empleo de la Palabra en el plano fí­sico.


Esta indicación es digna de consideración. En el esfuerzo por hallar la nota de este sistema solar, la de amor y sabidurí­a, el estudiante establecerá la comunicación necesaria entre el plano emocional o de deseos, y el intuitivo, y descubrirá el secreto del plano emocional.

Cuando se estudie la Palabra en los planos mentales y el efecto que produce al construir formas, se descubrirá la clave para erigir el Templo de Salomón y así­ el estudiante desarrollará las facultades del cuerpo causal y conseguirá, finalmente, liberarse de los tres mundos.

No obstante, debe recordar que primeramente ha de encontrar la nota de su personalidad y luego la egóica, antes de que pueda entonar el acorde monádico.

Una vez que haya hecho esto, habrá pronunciado su propia triple Palabra, y será un creador inteligente animado por el amor.

Entonces habrá alcanzado la meta.



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Re: La Palabra Sagrada
« Respuesta #4 en: Mayo 12, 2010, 08:19:52 pm »
Algunas indicaciones prácticas.


No es posible, prudente ni adecuado, dar las diferentes claves en que se puede entonar la Palabra Sagrada; sólo puede indicarse los principios generales.

Cada ser humano y cada unidad de conciencia, es tan diferente de las demás, que la necesidad individual sólo puede ser satisfecha cuando el maestro interno ha desarrollado plenamente la conciencia causal, y el estudiante ha alcanzado un punto en que está dispuesto a “saber, osar y callar”.

Los peligros del mal empleo de la Palabra son tan grandes, que sólo se pueden dar ideas básicas y principios fundamentales, dejando que el aspirante desarrolle por si solo los puntos indispensables a su propio desenvolvimiento, practique los experimentos necesarios y descubra, por si mismo, lo que le hace falta.

íšnicamente lo que se obtiene por el propio esfuerzo, en dura lucha y amarga experiencia, es de valor permanente y duradero.

Sólo cuando el discí­pulo en virtud de sus fracasos sus íéxitos, sus victorias, dificultosamente obtenidas, y las amargas horas que siguen a la derrota, se ajuste a las condiciones internas, el empleo de la Palabra será de valor cientometafí­sico.

Su falta de voluntad lo defiende, en gran parte del mal uso de la Palabra, mientras que sus esfuerzos para amar, lo llevan, con el tiempo, a entonarla correctamente.

Sólo lo que conocemos por nosotros mismos, se convierte en facultad inherente.

Las afirmaciones vertidas desde el plano fí­sico de un instructor, por muy sabio que este sea, no son más que conceptos mentales, hasta que forman parte experimental de la vida del hombre.

Por eso sólo se puede señalar el camino y dar indicaciones generales, lo demás debe descubrirlo el que estudia las ciencias superiores y la meditación metafí­sica esotíérica.

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Re: La Palabra Sagrada
« Respuesta #5 en: Mayo 12, 2010, 08:21:03 pm »
Pronunciación y empleo de la Palabra en la meditación individual.

El hombre que se halla en el sendero de probación y que por lo tanto puede captar intelectualmente lo que debe ser realizado y comprende aproximadamente el lugar que ocupa en la evolución y el trabajo a efectuar, si aspira a atravesar algún dí­a el portal de la Iniciación debe en consecuencia, ajustarse a las reglas establecidas.

El aspirante ha de retirarse diariamente a un lugar tranquilo, donde estíé a cubierto de interferencias e interrupciones.

Si es posible, lo hará durante 21 dí­as en el mismo sitio, porque así­ construirá una especie de esfera de luz a su alrededor que le servirá de protección, estableciíéndose más fácilmente los contactos superiores.

La materia del espacio que lo rodea, se sintonizará con determinada vibración (la propia vibración del hombre, alcanzada en consecutivas meditaciones), lo cual le facilitara el comenzar con una vibración más elevada, eliminando así­ el largo proceso preliminar de sintonización.

El aspirante adoptará una postura en que pueda llegar a ser inconsciente de un cuerpo fí­sico.

No existe una regla fija para ello, porque hay que tener en cuenta que el cuerpo fí­sico puede estar impedidode realizar movimientos normales.

Se ha de buscar una postura cómoda, con una actitud alerta y atenta. La pereza y laxitud no conducen a nada.

La postura más adecuada para la mayorí­a es sentarse en una silla con respaldo apoyando la columna vertebral en forma recta y en lí­nea con la cabeza sin cruzar las piernas.

En los momentos de meditación más intensa y cuando el aspirante es muy práctico y sus centros de concienciase están despertando rápidamente (quizás ya con el fuego interno palpitando en la base de la columna vertebral), la espalda debe mantenerse erguida sin apoyo.

La cabeza no debe echarse hacia atrás, a fin de evitar tensión, sino estar derecha o con la barbilla ligeramente caí­da.

Si se procede así­ desaparecerá la rigidez, caracterí­stica de muchos, y el vehí­culo inferior quedará relajado.

Los ojos deben estar cerrados y las manos con las palmas hacia arriba sobre las piernas.

Luego, el aspirante observará si su respiración es regular, constante y uniforme.

Luego relajará todo el cuerpo, manteniendo la mente positiva y el vehí­culo fí­sico dócil y obediente.

Luego procurará visualizar los tres cuerpos y despuíés de haber decidido si la meditación se hará en la cabeza o en el corazón, entonces dirigira su conciencia allí­ y se enfocará en cualquiera de estos centros de conciencia o chakras.

Al hacerlo debe tomar conciencia y afirmar que íél es:

Un Hijo de Dios que retorna a su Padre Celestial

Que es Dios mismo que busca Su conciencia;

Un creador que trata de crear; el aspecto inferior de la Deidad y trata de alinearse con lo superior.

Despuíés entonará tres veces la Palabra Sagrada, emitiíéndola suavemente la primera vez, afectando así­ al vehí­culo mental; más fuerte la segunda vez, estabilizando el vehí­culo emocional, y aún más fuerte la tercera y última vez, actuando sobre el vehí­culo fí­sico.


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Re: La Palabra Sagrada
« Respuesta #6 en: Mayo 12, 2010, 08:21:47 pm »
El efecto sobre los tres cuerpos será triple.

Si es entonada correctamente, manteniendo firme el centro de la conciencia en cualquiera de los centros elegidos, los efectos serán los siguientes:

En los niveles mentales:

a. Establecer contacto con el centro coronario, haciíéndolo vibrar, y aquietar así­ la mente inferior.

b. Vincularse con el Ego en mayor o menor grado, pero siempre, hasta cierto punto, por medio del átomo permanente.

c. Expulsar partí­culas de materia tosca y construir otras más refinados.

En los niveles emocionales:

a. Estabilizar definitivamente el cuerpo emocional por medio del átomo permanente (Nóus o Crí­stico), estableciendo contacto con el centro cardiaco y activándolo.

b. Expulsar materia burda haciendo más incoloro el cuerpo emocional o de deseos a fin que refleje con más exactitud lo superior.

c. Originar una repentina afluencia de sentimientos, desde los niveles atómicos del plano emocional al intuitivo, por el conducto canal atómico que existe entre ambos. Dicha afluencia se precipitara hacia arriba y despejara el canal

En los planos Fí­sicos:

a. Los efectos son muy similares, pero se sentirá principalmente en el cuerpo etíérico estimulando la afluencia divina.

b. Dichos efectos Irán más allá de la periferia del cuerpo y crearán un coraza de energí­a que servirá de protección y rechazará los factores discordantes que puedan existir en el medio ambiente inmediato.