El Karma:
¿Quíé es un karma? ¿Una Ley de Causa y Efecto? ¿Una culpa a pagar? ¿Una lección a aprender?
Un espíritu encarnado puede arrastrar uno o varios karmas. í‰stos son las barreras que el hombre deberá afrontar a lo largo de la vida. Partamos de la base de que todos los seres humanos viven más de una vida. Vuelven a nacer tantas veces como cosas deban aprender. Son situaciones en las que se han equivocado en vidas anteriores y, en la actualidad, tienen así la obligación de adquirir el conocimiento necesario para no volver a errar. En realidad no se debe tomar el karma como una culpa a pagar, sino como una enseñanza que la vida da al espíritu que vino a evolucionar. Esta lección a aprender se llama karma, es decir, son los errores que el hombre cometió en otra vida, las obligaciones que eludió por cierta debilidad o negligencia, y ahora el destino, mediante situaciones forzadas, le hace saldar esa deuda y cancelar el efecto desafortunado de la misma. Y a su vez, aprender las lecciones que pueden llevarlo a ganar las experiencias necesarias para derribar esas barreras que le obstaculizan el triunfo. Por eso el hombre debe tomar el karma como una nueva oportunidad que, a travíés de distintos obstáculos, le permite remontar ese “debeâ€. Porque es necesario saber que quienes cometieron distintas transgresiones y abusaron de las leyes naturales en vidas pasadas, deberán pagar el precio hasta equilibrar la deuda kármica. No con castigos, pero sí asimilando conocimientos a travíés de diversos actos de abnegación.
Esta Ley de Causa y Efecto es absoluta, infalible y eterna en el Plano Físico, que es el mundo de la manifestación. El ser humano crea las causas y el karma ajustará los efectos para restablecer el equilibrio.
Es importante saber que todo acontecimiento siempre ocurre como consecuencia de otro anterior, pues existe estrecha relación entre lo que ha sucedido y lo que sucederá. Es necesario aclarar, sin embargo, que la íética del bien y del mal no debe aplicarse al concepto que el hombre tiene del karma, como si el mismo fuera el resultado de sus actos buenos o malos. La ley kármica tiene por objeto hacer crecer al ser humano en la parte espiritual a lo largo de múltiples vidas para llegar a comprender las Verdades Esenciales del Universo. Si cada espíritu ha encarnado repetidas veces, fue para aprender que no es el individuo y sus pasiones lo que realmente importa. El hombre no vuelve a nacer porque ha sido perverso, pues el karma no es un castigo. En realidad, nace de nuevo como quien repite un curso. Tampoco se debe creer que el ser humano rompe la rueda de las reencarnaciones porque fue bueno. El karma no es un premio a la mejor conducta. Si no vuelve a encarnar es porque su espíritu ya no tiene apetencias puramente materiales ni lo sacude el sentimiento de la envidia (y el sufrimiento que la misma engendra).
El concepto del karma se entiende al aprender que todo lo que haga el hombre con amor será para avanzar cada día más en el camino espiritual, y cuanto más avance, más obligaciones va a tener con su conciencia. Lo importante será que acepte esas obligaciones como una bonificación, no como una carga.
En ese avance espiritual la voluntad es el punto de partida, el servicio es el camino, el amor es el empuje y Dios es la meta. Por eso, vencer el karma es alcanzar a Dios, no simplemente ganar la Inmortalidad Espiritual.
Aquel que no sepa quíé karma arrastra de vida anteriores, debe comprender que asumiendo una vocación de Servicio, automáticamente tiende a evolucionar espiritualmente y, por añadidura, revierte las mismas.