Una crisis económica que desafía a la historia
por Nuria Salobral en Cinco Días
Los mercados han terminado por tomar las riendas de la política económica española. Su veredicto, y su presión implacable, han estallado despuíés de dos años de progresivo deterioro económico. Primero fueron las críticas por la demora por parte del Gobierno en reconocer la crisis económica y despuíés, por el aumento desbordado del desempleo a medida que pinchaba la burbuja inmobiliaria. El consiguiente incremento de las prestaciones sociales ha desembocado en un elevado díéficit por el que los inversores crucifican ahora la viabilidad de las cuentas públicas españolas.
Echando la vista atrás, los expertos recuerdan que cada una de las anteriores crisis económicas que ha sufrido España se saldó con reformas estructurales de calado, con un alto coste social. La crisis de 1959 llevó a miles de españoles a la emigración; la de 1973, que se prolongó durante una díécada, exigió una profunda reestructuración de la banca -que se llevó por delante a más de 20 entidades- y la dura reconversión de un tejido industrial que había quedado obsoleto, y la de 1993, un intenso proceso de privatizaciones. "La reforma del mercado laboral será lo que quede de esta crisis, junto con la de las cajas de ahorros", prevíé Leopoldo Pons, decano del Consejo de Economistas de Valencia.
Y a la pregunta de si esta crisis es más profunda que las anteriores y plantea por lo tanto un desafío aún mayor, su respuesta es clara. "Estamos ante una crisis más grave porque el elevado desempleo se ceba sobre una población activa mucho mayor en número, con una alta proporción de trabajadores sin cualificación, y porque la economía española tiene una dependencia mucho mayor del mercado de capitales que en la anterior crisis de los 90", añade Pons.
El experto recuerda que en 1995, la banca española apenas estaba endeudada y había un equilibrio preciso entre críéditos y depósitos. En aquel año la deuda de familias, empresas y sector público suponía el 140% del PIB, un porcentaje que se había disparado al tíérmino de 2009 al 400% del PIB, es decir, ligeramente por encima del billón de euros.
"El Gobierno quería salir sin coste político de esta situación y eso es imposible. Los ajustes anunciados son medidas cortoplacistas y falta una respuesta estructural a medio y largo plazo", señala Josíé María Casado, director de relaciones internacionales del Consejo General de Colegios de Economistas y catedrático de la Universidad de Córdoba. Y, para los gurús económicos, por no hablar de los inversores que mueven los mercados internacionales, esa respuesta estructural no es otra que la reforma laboral.
Juan Josíé Dolado, catedrático de economía de la Universidad Carlos III, tambiíén insiste en la necesidad de esa reforma. "El nudo gordiano de los problemas de la economía española es el mercado laboral. En Irlanda, la burbuja inmobiliaria fue incluso mayor que en España pero allí la tasa de desempleo es del 13%, frente al 20% español", apunta. Y la tesis es sin duda la misma en el ámbito financiero. "El ajuste anunciado por el Gobierno es suficiente pero sólo en combinación con la red de seguridad creada por la Unión Europea y la acción del BCE. Y siempre que se avance en una reforma del mercado laboral que permita mayor flexibilidad en la fijación de salarios, incluyendo, por quíé no, su reducción", señala Javier Píérez de Azpillaga, economista jefe de Goldman Sachs para Europa.
Los mercados ponen cada vez el listón más alto a la hora de confiar en las medidas económicas del Gobierno y las decisiones del Ejecutivo no responden a las expectativas. De hecho, todas las medidas anunciadas, que incluyen un recorte para funcionarios y pensionistas sin precedentes en la democracia española, parecen hacer caído en el saco roto, sin fondo, de los mercados, que el viernes castigaron al Ibex con un nuevo recorte del 6,64%.
El diagnóstico de los mercados y de los organismos económicos internacionales sobre la economía española es claro, y el Gobierno de Josíé Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que plegarse a ello, renunciando al ideario de protección social que ha defendido desde el inicio de la crisis. Ahora se abre el capítulo de la contestación social y de la búsqueda del consenso político. "La dilación en el anuncio de las medidas no fue positiva, como tampoco lo es la falta de consenso político", sostiene Miguel íngel Bernal, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).
Los expertos valoran el grado de consenso político, y de contundencia en los ajustes, emprendido por Irlanda hace meses y, más recientemente, por Portugal. "En España, Gobierno y oposición perdieron la ocasión de lograr un acuerdo de alcance en la reunión en La Moncloa de la semana pasada. Y el desacuerdo viene de lejos", añade Josíé María Casado. "El gobierno irlandíés mostró capacidad de ajuste y toma de decisiones impopulares", añaden en Goldman Sachs. Aun así, tampoco ha habido remedio para el encarecimiento de la prima de riesgo de la deuda irlandesa en los 174 puntos, más de 60 puntos por encima de la de España.
La regulación que no llega
La búsqueda de soluciones a la actual crisis económica sigue teniendo una asignatura pendiente. Dos años despuíés de su estallido, aún no ha llegado el prometido cambio regulatorio que anunciaron los líderes políticos en su momento y con el que se esperaba poner coto a los excesos y a la falta de prudencia en el control de riesgos.
EE UU tiene pendiente una reforma bancaria que ha encontrado una fuerte resistencia en el poderoso lobby bancario de Wall Street, que tambiíén deja sentir su presencia en Europa. Así, la presión de las finanzas anglosajonas paralizó el pasado mes de marzo la directiva de la Unión Europea para regular la actividad de los fondos de alto riesgo, los temidos hedge funds. Una llamada del ya ex primer ministro británico Gordon Brown a Josíé Luis Rodríguez Zapatero, presidente de turno de la UE, frenó la iniciativa.
Europa tiene esta semana una nueva oportunidad para avanzar en materia regulatoria. La presidencia española tiene previsto someter de nuevo a votación, en el Ecofin que se celebrará el martes, la propuesta de directiva sobre hedge funds. Será una nueva ocasión para poner a prueba la iniciativa política frente a los rigores de los mercados.
otras crisis
1959. Plan de Estabilización. La economía se liberaliza, tras una devaluación de la peseta. Posterior desarrollo económico gracias a la emigración y al boom del turismo.
1973. Crisis del petróleo. En España se inicia un periodo de recesión, con elevadas tasas de paro e inflación, que coincide con la transición política. Los Pactos de La Moncloa de 1977 sientan las bases para la solución. Las reformas pasan por una fuerte reconversión de la banca y la industria.
1993. El último precedente. El desempleo alcanzó en España el 24% y hubo tres devaluaciones de la peseta en un plazo de nueve meses.