Se pide una prueba
A las 2.11 de la tarde comenzó un íéxtasis. Las niñas le hablaron a su Visión. Se las oyó repetir que la mayoría de la gente no creía en las apariciones, que la Virgen María tenía que darles una prueba. "¡Dánosla enseguida! Nos dices que nos la vas a dar, que la vas a dar", dijo Loli. Y Conchita, sorprendentemente y con astucia, añadió: "¿Sabes lo que te quiero decir? Tienes que dar una prueba. Tienes que dar una prueba... Les diste una prueba a la gente en Lourdes y en Fátima".
Poco antes de terminar el íéxtasis, la Visión les dijo a las ninas que habría otra aparición esa tarde, lo que resultaba insólito. Nuestra Señora no les había respondido a las videntes cuando le pidieron una prueba, aunque en casos semejantes, lo había hecho con palabras tales como "creerán".
Esa tarde -como todas las tardes en San Sebastián de Garabandal- el rosario se rezó en la Iglesia de la aldea. Y despuíés, aún en la Iglesia, las videntes cayeron en íéxtasis. Al salir del templo se detuvieron y rezaron en distintos lugares, tal y como lo habían hacho antes en otras ocasiones. Cuando llegaron al sitio en que se esperaba que terminase la aparición, las videntes, inesperadamente, subieron por una ladera de mucha pendiente que conduce a un pequeño Pinar, de nueve pinos, en un cerro sobre la aldea. "Es precisamente en estos pinos donde tendrá lugar el gran milagro que se ha profetizado, que dejará una señal sobrenatural, permanente y visible, y donde se deberá construir una capilla en honor de San Miguel Arcángel -siempre con el debido permiso de las autoridades eclesiásticas- según se indicó en una aparición el 16 de Julio de 1961).
Era un martes, alrededor de las 10.00 de la noche y el Padre Luis se encontraba entre la muchedumbre que seguía a las videntes.
"¡Milagro!"
Tan pronto como las niñas llegaron al Pinar, Loli habló de la capilla que habría de construirse en honor de San Miguel Arcángel, Protector del Pueblo de Dios, es decir, la Iglesia Universal, la "Israel escatológica". Se arrodillaron, cantaron un cántico en honor de San Miguel (San Miguel Arcángel, gran batallador...) y besaron a alguien o algo visible (probablemente a la Aparición).
Durante el diálogo entre las niñas y Nuestra Señora, Conchita de nuevo volvió a pedirle una prueba, como había hecho antes esa misma tarde, y casi desesperada, dijo: "...como no dimos ninguna prueba la gente no cree". Y mientras las niñas seguían en íéxtasis sucedió algo nuevo y absolutamente singular. El Padre Luis, que había estado observando a las niñas con mucha atención "se sintió repentinamente invadido de una honda emoción y le oímos decir cuatro veces y con una voz muy alta. "¡MILAGRO!" (testimonio de Rafael Fontaneda). Presentaba un aspecto tan grave, tan serio y tan emocionado que Pepe Díez, un testigo importante, le dijo al Padre Franí§ois Turner, que por un momento sus compungidas facciones cobraron la apariencia de una "enorme lágrima".
Hubo, además un aspecto singular de este íéxtasis del Padre Luis, según lo recogió Conchita en su Diario. (0ur Lady Comes to Garabandal, Joseph A. Pelletier, A.A., pg.64)
"Podíamos verle. En nuestros íéxtasis nunca veíamos a nadie (excepto a la Santísima Virgen). Pero vimos al Padre Luis, y la Santísima Virgen nos dijo que íél tambiíén la veía a Ella y veía el Milagro".