El sector constructor se prepara para afrontar en 2011 su annus horribilis. Pendientes de solucionar el problema de las autopistas de peaje y las autovías de primera generación, las compañías denuncian ahora el caos en el que están sumidas por la paralización y reprogramación de obras y cómo Fomento trata de evitar el pago del lucro cesante, la indemnización que les correspondería por la suspensión unilateral de los proyectos. El ministerio admite que cuantas más compensaciones deba retribuir, más obras pararán.