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Autor Tema: Alemania, decidida a imponer su cultura de estabilidad a toda la eurozona  (Leído 300 veces)

Orpheo

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Josíé Manuel Sanz (Efe)
Berlí­n.- Alemania está decidida a aprovechar el enorme susto que sobrecoge estas semanas a sus socios europeos para anclar en la zona euro una "cultura de la estabilidad" y del rigor presupuestario que asegure la supervivencia de la moneda única europea.

"El euro es mucho más que una moneda". Con esta frase, repetida en estos dí­as de gran incertidumbre por destacados miembros del Gobierno alemán, la primera potencia de Europa quiere dejar claro que no permitirá en ningún caso la muerte de la unión monetaria, fruto de 50 años de integración pací­fica del continente.

Advertencias a los socios
El mensaje de Berlí­n contiene dos avisos muy serios. El primero va dirigido a los especuladores: quien apueste a la quiebra de la zona euro terminará perdiendo su dinero.

El segundo se dirige a los gobiernos socios de la moneda única: Berlí­n no va a consentir que nadie vuelva a burlar las reglas de disciplina presupuestaria ni que descargue en los vecinos las consecuencias de no haber mantenido unas finanzas públicas saneadas.

Antes que poner en peligro la unión monetaria, los Estados pródigos con polí­ticas insostenibles tendrán que abandonarla, se proclama alto y fuerte desde Alemania con una firmeza nueva, propia de una potencia que ha dejado definitivamente atrás su complejo histórico.

En las últimas semanas, Alemania habí­a sido muy criticada en los cí­rculos europeos por su respuesta, lenta e insolidaria según algunos, a la crisis de la deuda griega.

Su retraso en autorizar el establecimiento de un mecanismo de rescate para Grecia, por consideraciones de polí­tica interna, habrí­a contribuido a agravar el problema y a convertir la crisis helena, puntual y previsible, en una crisis inesperada de supervivencia para la Eurozona, la primera en sus once años de historia.

Alemania refuerza su autoridad
Las autoridades alemanas no niegan haberse dejado influir por el debate polí­tico nacional. Todo lo contrario, advierten de que un "cambio de mentalidad" se ha producido en el paí­s, veinte años despuíés de la caí­da del Muro y de la reunificación.

"Tal vez es nuevo para Europa constatar que Alemania defiende sus intereses nacionales, como Francia o el Reino Unido han hecho siempre, pero es un proceso al que Europa deberá habituarse", declaraba esta semana el ministro del Interior, Thomas de Maizií¨re, a un grupo de corresponsales europeos invitados a Berlí­n.

No se trata de insolidaridad, sino del temor de la clase dirigente a una reacción contraria de la ciudadaní­a que llegue a socavar en el paí­s los fundamentos no sólo del euro -la prensa populista ha reclamado el regreso al deutsche mark- sino de la propia idea europea.

"Es un test de destino el que estamos atravesando; no podemos dejar que la crisis financiera atente contra la idea de Europa", afirma por su lado el ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle.

Un diplomático recordaba que el pueblo alemán lleva en los genes el miedo a la inestabilidad monetaria. La hiperinflación en la república de Weimar, en la díécada de 1920, llevó al nazismo y de ahí­ a la catástrofe.

"Nada hay más antisocial que una moneda inestable; los que sufren sus consecuencias son los que no pueden escapar", remarca Westerwelle.

Pero escuchando a destacados responsables de la coalición cristianodemócrata-liberal que encabeza Angela Merkel emerge además otra explicación del comportamiento alemán ante la crisis de estas últimas semanas.

Una lección para Grecia
Aparte del temor a la reacción popular, Berlí­n habrí­a demorado deliberadamente su ayuda a Grecia para hacerle comprender al gobierno de Giorgos Papandreou la importancia de la austeridad y provocar medidas de ajuste y reformas estructurales mucho más drásticas de lo que Bruselas habí­a aceptado en un principio.

El ministro De Maizií¨re defiende abiertamente que una ayuda precoz habrí­a sido contraproducente en el caso griego. Es como con los niños, dice, si uno satisface inmediatamente sus deseos, aparecen muchos más y acaba costándote mucho más caro.

Pero la táctica dilatoria alemana equivalí­a a jugar con fuego. Apenas una semana despuíés de activado finalmente el plan de rescate de Grecia, los paí­ses del euro se veí­an forzados de nuevo a celebrar una reunión de emergencia, el 7 de mayo.

La mayorí­a de los lí­deres entró en aquella cumbre pensando que hablarí­an otra vez de Grecia, pero el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, el primero en tomar la palabra, les convenció enseguida de algo totalmente distinto.

Ahora lo que los mercados estaban poniendo en cuestión era lisa y llanamente la supervivencia del euro.


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.