La carne argentina, vetada en China por un brote de fiebre aftosa desde 2006, continúa esperando para entrar en el gigante asiático, a pesar de que sus productores aseguran que ya cumple todos los requisitos para exportar.
Los productores esperaban recibir los permisos el año pasado, pero las negociaciones entre ambos gobiernos han retrasado la apertura del mercado, por lo que Argentina volvió a participar este año en la feria de alimentación más grande de Asia, SIAL, en Shanghái, sin poder vender sus productos.
"Creemos que estamos en condiciones, tanto sanitarias como legales, para la reapertura", explicó a Efe el director general del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna, Carlos Alberto Vuegen, que se mostró confiado en que el mercado se abra por fin este año.
Desde la embajada argentina en China se asegura que las negociaciones están en "proceso de conclusión" y se espera tambiíén que la apertura llegue en el transcurso de este año, según explicó a Efe su agregado agrícola, Omar Odarda.
Prueba de que la apertura del mercado está próxima es la aprobación excepcional de entrada de una primera partida de 35 toneladas de carne para el restaurante que Argentina tiene en su pabellón de la Exposición Universal, que se celebra tambiíén en Shanghái.
Este año, Argentina acudió a la feria SIAL con cinco empresas de carne, dos más que el año pasado, para comprobar "si hay realmente interíés por nuestra carne", explicó Vuegen.
"No estamos queriendo competir con grandes volúmenes ni con bajos precios, queremos competir con calidad y en mercados donde se pueda pagar realmente bien la carne argentina", aseguró Vuegen, en relación al tipo de cliente que buscan sus empresas en China, sobre todo, restaurantes y hoteles de lujo.
Además, destacó la importancia del mercado de vísceras, grande en China, y en el que Argentina tiene excedente para exportar porque, al contrario de lo que ocurre con la carne, el país latinoamericano tiene un hábito de consumo de estos productos bajo.
La participación argentina en la feria se completó con tres empresas de patas de pollo, dos lácteas y una distribuidora de varios productos.
En SIAL estuvo tambiíén, con ocho empresas, el Instituto Nacional de la Carne de Uruguay (INAC), cuyos productos se exportan desde hace tiempo a China, un mercado que consume sobre todo vísceras, aunque "tambiíén hay interíés en algunos cortes y ya comienzan a comer más carne", explicó a Efe su vicepresidente, Fernando Píérez Abella.
"Es un mercado que ha venido creciendo" para Uruguay, añadió Píérez Abella, aunque sus principales clientes aún son Rusia y la Unión Europea.
"Culturalmente tenemos algunas dificultades porque en China no están acostumbrados a consumir mucha carne", señaló, por lo que su producto, de gran calidad y caro para el poder adquisitivo chino, va destinado sobre todo a hoteles y restaurantes de alto nivel, el mismo tipo de cliente al que apunta Argentina.
La apertura del mercado chino para el país vecino no preocupa a Píérez Abella, ya que "el chino compra como consecuencia de la amistad que se genera, considera la compra como un acto de amistad", por lo que lo importante para vender es crear ese vínculo, y no tanto la marca país o la región de donde procede la carne.