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Autor Tema: La Energí­a Determinativa  (Leído 1452 veces)

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La Energí­a Determinativa
« en: Junio 01, 2010, 06:25:29 pm »
LA ENERGIA DETERMINATIVA
La Aurora de Juventud tiene varios ramales, que vienen a nosotros, como una corriente
corre al ocíéano; y cada ramal es la manifestación de algún atributo del Intimo. Aunque al
principio no podemos registrar estas oleadas, siempre crecientes, de energí­a, podemos, mediante
aspiración, sintonizar nuestras propias longitudes de onda. Entonces, atraemos estas
oleadas a nuestro sistema secundario, atrayendo a nosotros los átomos de las mismas y adquiriendo
su inteligencia.
Cada nueva Era trae otra forma de iluminación e instrucción al hombre.
Cuando decidimos hacer una cosa, ella ha sido ya realizada en nuestro sistema secundario,
lo cual nos da la determinación para trabajar y realizarla en el plano objetivo.
Pero, generalmente, fracasamos, si no extraemos, consciente o inconscientemente, la
energí­a determinativa de la naturaleza. Si aplicamos este principio, completaremos el
trabajo que hemos decidido, en esta vida o en la próxima encarnación. Porque todos nosotros
encarnamos para adquirir ciertas experiencias, y no podemos ser felices si fracasamos
en esto.
La densidad de la atmósfera del mundo se rebela contra nosotros, si deseamos completar
algo; somos atacados inmediatamente por el Enemigo Secreto y por los átomos de Oposición
de la atmósfera, los cuales entorpecen nuestro trabajo, para que no podamos realizarlo. Tambiíén
encontramos que, en el momento que empezamos a hacer algo, una energí­a opuesta debilita
nuestro interíés (salvo que sea de la misma naturaleza del plan que hemos decidido); esta
energí­a nos desorienta en nuestro trabajo. Los literatos y los artistas tropiezan con esto, más
que la clase cientí­fica. En comparación con las energí­as, que tratan con cosas objetivas, tales
como metal o madera, íéstas son remolinos de energí­a atómica.
De la misma manera que hay ciertos centros de instrucción, dentro de nuestro sistema
secundario, tenemos tambiíén centros que registran los movimientos de la Naturaleza. Cuando
aprendemos a armonizarnos con íéstos, obtenemos información. De esta manera es cómo empezamos
a levantar los velos de la Naturaleza y aprendemos lo relativo a las fuerzas de la
misma en nosotros. Esto nos da poder para ascender a sus esferas y comunicarnos con su inteligencia,
y sentimos, interiormente, la actuación de su voluntad.
Hemos hablado de la voluntad de la Naturaleza; íésta es la que precede al pensamiento de
nuestros centros universales de conciencia. Antes de que el pensamiento se manifieste en sonido
y color, va precedido de algo; porque la conciencia que mora en el interior determina
nuestro pensamiento. Cuando vamos adentro, encontramos este principio determinativo, actuando
en nuestros diferentes sistemas y, siempre, precediíéndolos. De modo que, hay dos cosas
que construyen, lo mismo que destruyen, el pensamiento, a saber: La conciencia que mora
dentro (el Genio de Perfección, cuya energí­a precede a todo pensamiento), y la energí­a objetiva
y destructiva de oposición, en la atmósfera de este mundo.
En lo más profundo de nuestra conciencia, encontramos corrientes de energí­a, que salen
de nuestro Intimo; íéstas son oleadas atómicas de sonido y de color, y la luz que ellas crean,
cuando se las mira desde el plano objetivo, es como la luz del sol, iluminando una avenida
obscura por la que estamos caminando.



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Re: La Energí­a Determinativa
« Respuesta #1 en: Junio 01, 2010, 06:25:52 pm »
Estas corrientes, que preceden al pensamiento, dinamizan al Escudo de Plata, el cual trata,
entonces, de enfocar hacia íél nuestros pensamientos del mundo objetivo. El Escudo de Plata
atraerá así­ átomos y formas, que recogen nuestros pensamientos en el mismo. Esto significa
que, el Intimo enví­a su energí­a al Escudo de Plata y lo dinamiza. Este, a su vez, dirige esta
energí­a al átomo Maestro, y íéste trata de unirnos a su inteligencia, enviando, ante nuestro
pensamiento, una oleada con que nos vinculará con íél.
Sin que nuestra personalidad lo sepa, el Intimo trata de volver nuestros pensamientos a
la fuente propia del mismo.
La determinación es una fuerza positiva, que actúa en la mente de uno. El ocultista
aprenderá a decidir una cosa y llevarla a cabo. Este es un proceso por el cual uno completa,
internamente, una cosa y, luego, decide materializarla.
Todos nosotros poseemos fuerzas ocultas no desarrolladas, y esta facultad determinativa
es una de ellas. En el sistema secundario, hay átomos que evocan los poderes latentes en nuestro
sistema central; y íéstos se reúnen alrededor de un plan, al que se da poder para vencer todos
los obstáculos. El plan, que se ha de completar, se ha de mantener fuera de los planos objetivos,
hasta tanto que, esos átomos, que evocan esta energí­a determinativa, nos informen de
que ha llegado la hora del nacimiento.
Algunas veces, recibimos la impresión de hacer una cosa, sin consideración a todo lo
demás, que nos ocupa en el momento. No siempre percibimos la fuente de donde viene tal
impresión; pero cuando penetramos en nuestro sistema secundario, podemos ser instruí­dos
por los átomos que trabajan de acuerdo con el plan de la Naturaleza. De estos átomos derivamos
la energí­a determinativa del plan de la Naturaleza, que se mantiene en reserva en este
mundo; en esto, empleamos lo que los cientistas llaman Voluntad, utilizada en la tierra para
objetivos personales, sin tener en cuenta los deseos de nuestro Intimo.
La autodeterminación permitirá al estudiante dar plena acción a sus poderes; de esta manera,
crecerá y florecerá como el árbol en la primavera, con tal que atraiga la energí­a de la
misma. Esta es una fuerza potente, a la vez que sutil, y la poseen todos; aunque pocos la
atraen, con frecuencia; proviene de la Naturaleza elemental, y nada tiene que ver con la voluntad
individual. De paso, diremos que los Iniciados rara vez la llaman Voluntad en sus enseñanzas.
Ellos dicen: Que lo haga la Naturaleza.

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Re: La Energí­a Determinativa
« Respuesta #2 en: Junio 01, 2010, 06:26:17 pm »
Cuando aspiramos, forjamos ví­nculos que atraen este principio determinativo a nosotros;
sin embargo, no nos damos cuenta de ello, hasta que practicamos yoga. Este poder mantiene a
la Naturaleza firme en su plan.
Cuando nos sentimos inspirados y se nos da fuerza adicional, íésta es la fuerza de lo que
llamamos Super-Alma de la Naturaleza. El mago blanco, que es discí­pulo de la Naturaleza,
utiliza íésta al registrar los diferentes estados de densidad en la atmósfera del mundo mental.
El hombre registra cuanto percibe, por medio de los órganos de los sentidos; si se cambia
la atmósfera y se desvanece el mundo material, se abre otra forma de contacto para nuestros
sentidos. La fuerza sutil de la Naturaleza puede alterar la mente de una persona a la cual
se la dirige. Ciertos grandes yoguis utilizan este poder, cuando desean producir fenómenos
objetivos. Esto no es ilusión, sino la actuación de la mente en una longitud de onda diferente.
Cuando podamos atraer esta energí­a más sutil a nuestra atmósfera, nos dará poder de dirección;
o sea, el poder que lleva una cosa a su conclusión.
De esta manera, el estudiante consigue el poder de que la voluntad de la Naturaleza actúe
paralela con su voluntad personal, y posee la conciencia de una cosa completa, antes de
que se manifieste en el plano objetivo.
Este principio será una de las nuevas fuerzas que se utilizarán en la generación venidera.
De la misma manera que tenemos latentes, en el cuerpo, órganos que son sanos, pero no
utilizados, hay tambiíén muchas divisiones no utilizadas, en nuestra esfera mental. Cuando
utilizamos esta fuerza sutil, que va delante de un pensamiento, empezamos a revestir nuestras
ideas, y proveemos un instrumento, mediante el cual la Naturaleza puede darnos sus siete
atributos elementales. Cuando estos atributos se hacen activos en nuestra atmósfera mental,
poseemos un instrumento que revestirá nuestros pensamientos de sonido, color y energí­a, y
nos devolverá nuestras posesiones perdidas, en la mente de la Naturaleza.
Con estos atributos, una mente positiva ya no necesita enviar a la atmósfera pensamientos,
que oscilan como juncos rotos ante los vientos opuestos de este mundo de ilusión; sino
que enví­a pensamientos de un carácter, desconocido para nosotros hasta entonces, pensamientos
que pueden reunir sus perdidas energí­as. Antes de esto dirigimos nuestros pensamientos
con nuestra voluntad personal, el instrumento utilizado antes para proyectar nuestras ideas en
este mundo objetivo.

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Re: La Energí­a Determinativa
« Respuesta #3 en: Junio 01, 2010, 06:26:41 pm »
Empleamos la voluntad personal sin comprenderla. Ella es un poder para dominarnos a
nosotros mismos y a las cosas. Esta voluntad posee inteligencia, y es una fuerza motriz del
mundo objetivo, similar al vapor que actúa una máquina; pero somos inconscientes de ella
cuando penetramos en nuestros reinos secundarios.
Cuando buscamos unión con nuestro Intimo, retornamos a la Naturaleza; pero ciertas entidades
elementales, fí­sicas y astrales sumergidas (el mundo de nuestro Enemigo Secreto), no
pueden ascender a las esferas internas del ser, pues no se les da este poder de la Naturaleza,
hasta que renuncian a su voluntad personal. Por esto es que muchas personas al morir quedan
ligadas a la tierra.
En resumen, esto quiere decir que, de la misma manera que hemos preparado, por medio
de Yoga, a nuestro cuerpo fí­sico para recibir vibraciones más sutiles de la Naturaleza, de la
misma manera hemos de desarrollar nuestra esfera mental, o sea, la caja armónica de la Naturaleza
en nosotros, a fin de registrar sus movimientos más sutiles en pensamiento, y revestir
nuestras ideas con su esencia. Esta es la razón para la construcción de nuestro Escudo de Plata.
Nuestro átomo Maestro representa, no sólo la sabia inteligencia de mirí­adas de vidas en
nosotros, sino tambiíén a las vidas con que nos revestimos con filamentos de la Naturaleza,
con lo cual nuestros pensamientos poseen una doble cualidad. De esta manera, la Naturaleza
fortalece nuestros pensamientos, de modo que penetren a travíés de toda oposición. Este es
uno de los poderes que, hasta ahora, el yogui mantiene en secreto.
La gente, con frecuencia, se maravilla de que se recomiende al ocultista de todas las
edades, que renuncie a todo. Esto se ha comprendido mal. A lo que ellos renuncian es a la voluntad
personal.

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Re: La Energí­a Determinativa
« Respuesta #4 en: Junio 01, 2010, 06:30:01 pm »
A muchos ocultistas se les recomienda que conserven su energí­a creadora; que dominen
su naturaleza sexual inferior. Los átomos siempre encuentran su propio nivel. Es el vapor, que
se levanta de la superficie de nuestro flúido seminal, lo que nos da esta energí­a determinativa
en la Naturaleza. La demanda de poder personal no pondrá en acción estas fuerzas superiores;
pero podemos evocar una fuerza que nos liga a nuestra naturaleza animal inferior, y íésta es la
que da al mago negro su poder.
A medida que se hace más pronunciada la manifestación de la Aurora de Juventud, debiíéramos
tratar de convertirnos en instrumento de la misma. La Naturaleza implantará en nosotros
sus ideales y su instrucción, y entonces ya no tendremos en cuenta la opinión personal del
mundo. La vieja herencia de ilusión debe ceder su lugar a esta fuerza de la energí­a jerárquica
cósmica, y la humanidad será regida por este progenitor de nuestra creación, y no por la experiencia
o la inteligencia de este mundo. Como el hombre no es más que un fragmento de la
Realidad, ha de tratar de recuperar su propia herencia perdida, aspirando a alcanzar la conciencia
de cuando respondí­a a esta energí­a determinativa de la Realidad, o sea, de Dios.
Cuanto más desarrolle el yogui su instrumento, mejor podrá registrar los poderes atómicos
de la Naturaleza, pero antes de que pueda hacer esto, ha de aspirar y buscar los perí­odos
de instrucción de su sistema secundario, y ha de fertilizar su cerebro con átomos de aspiración
e inteligencia de la Naturaleza. Así­, el Conócete a ti mismo, escrito en el portal del templo de
Delfos, significa conocer al Intimo. Porque íéste posee toda la sabidurí­a acumulada, resultante
de todas las experiencias del hombre desde que entró en la materia.
Este es el único sistema de yoga, adecuado para cuerpos occidentales, que nos unirá a
nuestro poder supremo y a la Aurora de Juventud.
El significado más profundo de la emancipación es trabajar, bajo el manto protector del
Intimo; libertarnos de las fuerzas de este mundo anormal; trabajar de acuerdo con nuestra
propia experiencia; obtener la actividad del Intimo y dar a otros lo que poseemos y redimirlos.
Cuando ascendemos a los estados más sutiles de la materia, quedamos organizados de
nuevo en la energí­a determinativa de la Naturaleza. Como somos prisioneros en un mundo de
ilusión, y sujetos a los átomos del Enemigo Secreto, tenemos que ser llamados a la conciencia
de la Naturaleza, y se nos ha de dar la verdadera herencia, a la cual nuestra voluntad personal
ha de quedar subordinada. Esta emancipación del mundo mental se hace permanente.
El estudiante no debe olvidar que, esta energí­a trabaja tambiíén por el bienestar de su sistema
fí­sico e, instintivamente, le inspira sobre lo que debiera comer y cómo deberí­a expresarse.
Entonces, descubrirá que los deseos de su cuerpo se relacionan con valores de alimento
elemental, no con los valores del alimento fí­sico, que acostumbra a comer.
Los valores alimenticios elementales son los que nutren nuestro conducto intestinal, al
que suministran las estructuras atómicas deseadas, las cuales, de pronto, darán energí­a a esta
parte del cuerpo. Muchas clases de alimento no hacen más que recargar nuestros intestinos
con una multitud de átomos, que perturban la organización de los mismos; por eso, no debiíéramos
tomar otro alimento más que el que actúa sobre este conducto, porque el estómago es
nada más que un simple depósito, que retiene, prepara y bate nuestro alimento, para darle diferentes
densidades. Como el intestino nos proporciona nuestra energí­a ingíénita, hemos de tener
en cuenta este sistema y darle la fuerza intestinal necesaria, que le hemos negado hasta
que hemos estudiado yoga.

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Re: La Energí­a Determinativa
« Respuesta #5 en: Junio 01, 2010, 06:30:44 pm »
Si el sistema está obstruí­do por desperdicios, es difí­cil tratarlo, porque la constipación
hace que los átomos de tal desperdicio (pues son de naturaleza mortal) traten de volver al canal
seminal, y de evaporar su atmósfera en una nube de depresión. La mente, impregnada de
tal disposición de ánimo y de ansiedad, no es el tipo elegido por el yogui para pupilo. Los pieles
rojas, lo mismo que el yogui oriental, saben quíé es lo que causa esta depresión y tienen un
remedio sencillo; pero este míétodo es casi desconocido, para el llamado Occidente civilizado.
Es ley invariable que la constipación cause depresión.
La parte inferior del torso del estudiante debiera mantenerse elástica; porque, cuando se
encuentra a un instructor, ha de excitar su energí­a solar (la Serpiente dormida) por medio de
ejercicios fí­sicos, así­ como tambiíén con la práctica de yoga. Para esto, debe poner sus manos
contra sus costillas inferiores, y hacer girar el cuerpo de derecha a izquierda. Esto mantendrá,
tambiíén, el estómago y los intestinos en condiciones adecuadas; debiíéramos recordar, como
hemos dicho anteriormente, que para mantener el cuerpo sano debiíéramos beber la mayor
cantidad posible de agua. Con frecuencia, el cuerpo siente sed; pues no siempre puede expulsar
todas sus impurezas. Debiíéramos beber agua pura entre comidas, y tener una jarra llena
donde podamos verla. Siempre que se practique ejercicios, se ha de considerar que la fuerza
nos viene del abdomen.
Además de ser esto necesario para el hombre normal, lo es mucho más para el estudiante;
por cuanto íéste ha de estar alerta y sensible, para responder a cualquier corriente que la Naturaleza
libere repentinamente. Que combata y domine al mal de la constipación, y será capaz
de dominar y regir su naturaleza sexual inferior.
En el conducto seminal existe un centro de inteligencia atómica de la misma naturaleza
del Escudo de Plata; los átomos del mismo se agrupan alrededor de sus propios asientos de
conciencia. Estos centros nos inculcan veneración hacia todos los esfuerzos creadores. Esto
quiere decir que, si somos tan morales como ellos, recibiremos instrucción con respecto a
nuestro bienestar moral. Los judí­os tienen esto, fuertemente, grabado en su raza; porque ellos
veneran el valor de cosas morales, tales como los libros sagrados, las tradiciones, etc. De la
misma manera, un poeta chino se inclinará reverente ante un gran libro, antes de leerlo.
Esta clase de veneración, que estos átomos poseen, si los tenemos en abundancia, harán
que reverenciemos las cosas santas; si una persona no tiene esos átomos, no la reverenciamos.
Así­, el hombre santo es reconocido en Oriente, cuando posee esta cualidad, porque evoca en
otros su espí­ritu de reverencia. Si nuestros padres no poseen tales átomos, no los reverenciamos,
aunque los amemos. Es una cualidad inconsciente, que el estudiante siente, sin darse
cuenta de su significado; pero más tarde, en virtud de su asociación con tales átomos, en su
conducto seminal, se dará cuenta del por quíé reverencia a las cosas santas.

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Re: La Energí­a Determinativa
« Respuesta #6 en: Junio 01, 2010, 06:31:18 pm »
La gente, que no reverencia a otros, no posee Modales de Distinción, ni modos de ser
dignos de notar. Estos se lanzan por donde los ángeles temen marchar, y les falta cortesí­a o
discreción. La reverencia hacia quienes poseen estos átomos, es muy común en China; quienes
los poseen dejan tras sí­ una cadena que los liga a sus descendientes, que nunca se corta.
Esto es otro aspecto del culto a los antepasados desconocido en Occidente.
Hasta tanto que el estudiante posea esta cualidad, no puede reverenciar a la Naturaleza,
apreciar sus bellezas y penetrar en la conciencia de la misma, como si entrara en un lugar santo.
Una vez que este espí­ritu de reverencia ha nacido en nuestra conciencia, tratamos con
naturalidad y cortesí­a a todos aquellos con quienes estamos en armoní­a. Si no estamos en armoní­a
con la atmósfera de una persona, es porque, inconscientemente, no reverenciamos la
comprensión y la longitud de onda de tal persona. Algunas veces, cuando nos encontramos
con una persona de otra raza, no sentimos reverencia hacia ella, en razón de que no armonizamos
con su individualidad racial y, con frecuencia, nos sentimos inconscientemente molestos,
cuando nuestra propia longitud de onda es perturbada y tales vibraciones, por ser extrañas,
nos sacuden. Si empezamos a analizar esta desarmoní­a, con frecuencia, descubriremos cosas,
que nos resultarán importantes; por cuanto no armonizamos con razas en cuya atmósfera
hemos estado, en el pasado, sujetos a persecución; pero nos hemos de dar cuenta, tambiíén,
que nosotros mismos, en una íépoca mucho más lejana, les hemos causado sufrimiento y dolor
a ellos. Este es el míétodo de ajuste empleado por la Naturaleza.
Si profundizamos en este misterio, trataremos de armonizarnos de nuevo y de ser justos.
Cuando sintamos este antagonismo hacia un miembro de una raza diferente, hemos de analizar
su atmósfera, y descubriremos que la presión viene, no del aspecto personal, sino de su
ambiente mental; de entidades elementales y pegadas a la tierra que tratarán siempre de comunicarse
con una persona sensitiva.