Despuíés de dos sesiones idíénticas -apertura con fuertes caídas que se agravan a media sesión y remontada final-, hoy Europa debe romper esta rutina y, o bien caer de forma definitiva, o prolongar la remontada de una vez. La situación de la deuda de los países perifíéricos, otra vez bajo un estríés máximo, apoya la primera opción.
Pero Wall Street vivió anoche una sesión de fuegos artificiales que apoya claramente la segunda, que seguramente se impondrá en la apertura.
Así, el Dow Jones se disparó el 2,25%, el S&P 500 se anotó el 2,58% y el Nasdaq, de nuevo el líder del mercado, se llevó la palma con un 2,64%. Estas subidas anulan totalmente las caídas de los dos últimos días, pero no bastaron para superar las resistencias que confirmarían que los alcistas han retomado el control del mercado. Mucho cuidado, pues, porque la volatilidad sigue aquí.
No hubo ayer datos relevantes que impulsaran la subida, que se debió fundamentalmente a los valores tecnológicos y petroleros. Lo único que tuvimos fueron las ventas pendientes de viviendas, que subieron por encima de las expectativas y confirman que el mercado inmobiliario está comenzando su recuperación.
General Motors y Ford lograron fuertes crecimientos de sus ventas en mayo, aunque no así Toyota, que sigue pagando los problemas de seguridad de algunos vehículos.
Tambiíén influyó en la remontada de Wall Street la recuperación del euro, que llegó a 1,2241 dólares. El petróleo tambiíén continuó su rebote hasta 72,86 dólares, pero el oro corrigió hasta 1.222,6. Los bonos cayeron en precio y su rentabilidad se elevó al 3,34%.
Hoy jueves será el día más completo de la semana en EEUU, con el índice ADP de empleo privado (antesala del paro oficial), las demandas semanales de subsidios, la productividad trimestral, el ISM de servicios y los pedidos de fábrica.