Vuelven los tambores de guerra contra España en los mercados financieros. El diferencial del bono español a 10 años con el alemán, la principal medida del riesgo de invertir en España, pulverizó ayer los máximos alcanzados en los peores momentos de la crisis de la deuda y marcó 1,7610 puntos porcentuales. Este ataque se basa en una nueva oleada de desconfianza hacia el Gobierno tras las últimas contradicciones y aplazamientos de las medidas anunciadas, y en las dudas sobre su capacidad de hacer frente a los fuertes vencimientos de deuda que se avecinan.
Se trata del nivel más alto del diferencial desde 1996, mucho antes de que España estuviera en condiciones de incorporarse a la moneda única. El anterior ríécord se encontraba en 1,6423, marcado el 7 de mayo, justo antes del fin de semana en que el Ecofin aprobó el plan de rescate del euro. La rentabilidad del bono español alcanzó ayer los niveles de ese día (4,439%), pero se relajó a última hora hasta el 4,426%. La rentabilidad se mueve a la inversa del precio, por lo que si íésta se encuentra en los máximos de la crisis, el precio se encuentra en mínimos.
El CDS (credit default swap, seguro contra el riesgo de impago), otra forma de medir el riesgo de España, tambiíén subió ayer hasta rozar los máximos de la crisis, de 274 puntos básicos. Eso significa que hacen falta 274.000 euros para asegurar una cartera de bonos españoles por valor de 10 millones.
Esta nueva escalada de la prima de riesgo anula totalmente la relajación que se había producido tras el citado plan de rescate de la UE y el 'tijeretazo' de Zapatero para convencer a los mercados y a sus socios comunitarios de la voluntad de España de reducir su abultadísimo díéficit público. Lo cual significa que la credibilidad ganada con estas medidas se ha dilapidado en muy poco tiempo.
¿Y por quíé? Los analistas citan varias razones, aunque en la que coinciden todos es en que el Gobierno a vuelto a los bandazos, lo que alimenta de nuevo la desconfianza. Los últimos ejemplos de estos bandazos son el de la prohibición de endeudarse a los ayuntamientos (el famoso error/rectificación del BOE), que fuera de España se ve como un aplazamiento de la reducción del díéficit inadmisible, y el eterno retraso de la reforma laboral, pese a las presiones desde todas las instancias internacionales, que denota que a Zapatero le importa más llevarse bien con los sindicatos que cumplir con sus obligaciones.
"Los mercados habían dado un voto de confianza a nuestro Gobierno y ahora se dan cuenta de que siguen sin poder fiarse de íél porque puede dar marcha atrás en todas las medidas que ha anunciado", comenta un analista de una firma internacional que prefiere mantener el anonimato.
La espada de Damocles de los vencimientos de deuda
Lo que de verdad temen los inversores internacionales es que España no sea capaz de refinanciar los 38.000 millones de euros de deuda que vencen el próximo mes, algo que provocaría un terremoto mucho mayor del que hemos visto hasta ahora en las bolsas y en los mercados de deuda. Y es una posibilidad que cada vez se ve como más probable, sobre todo despuíés de que Fitch se sumara a Standard & Poor's en las rebajas del rating de nuestro país. Se espera que Moody's siga el mismo camino en breve.
Un analista independiente opina que "el Tesoro no tendrá problemas para colocar la deuda que necesite, porque los bancos españoles se la van a comprar". Es lo que ha sucedido en las últimas subastas, pero otros observadores no lo tienen tan claro. "En la última subasta, los bancos que compraron vendieron inmediatamente, lo que hizo caer el precio en el mercado y las entidades que no fueron a la subasta pudieron comprar más barato. En la próxima habrá mucha más gente que prefiera esperar por si se repite la historia, lo que puede poner en aprietos al Tesoro", explican en una entidad nacional.
Además, España sigue metida en un círculo vicioso: para reducir el díéficit necesita volver al crecimiento económico, pero las medidas de recorte aprobadas van justo en la dirección contraria, es decir, contraerán todavía más la economía y retrasarán la salida de la crisis. Ayer tuvimos un ejemplo claro de este impacto en el desplome de la confianza de los consumidores en nuestro país.