“Las arengas de las cajas de ahorro en las últimas semanas en defensa de sus sólidos fundamentos ocupan y preocupan a los mejores estrategas del mercado. Excusatio no petita..., decían los clásicos. No está demostrado, en este caso, que la mejor defensa sea un ataque atroz, porque cualquier bolsista sabe que las cajas de ahorros están muy expuestas directa e indirectamente en la Bolsa española. Directamente por las participaciones que mantienen en un alto número de compañías cotizadas, tanto fuera como dentro dentro del Ibex. Indirectamente, porque han sido muy activas en la financiación inmobiliaria durante los últimos años. Lo aconsejable en este caso, como en todos los que afectan a los mercados, es velar por la transparencia. Luz y taquígrafos, que servirán para que los rumores que se han instalado en este sector en los últimos meses no vaya más allá, no dinamiten los cimientos de algunas de las entidades de ahorro más populares en nuestro paísâ€.
Así reflexionaba este fin de semana uno de los observadores mas fríos de la realidad bursátil española. “Es muy difícil seguir el hilo para llegar al ovillo de las cajas de ahorro, porque no tienen que dar cuenta a sus accionistas, porque nos los tienen. O sea, la transparecencia es muy relativa. Además, la mayoría de ellas están contaminadas por el denominado factor político. Sabemos que el Banco de España es muy celoso y que sigue muy de cerca la situación del sector, porque nadie se cree que sean inmunes a la crisis inmobiliaria que se da ya en nuestro país y que, según todos los pronósticos, se recrudecerá en los próximos mesesâ€, añadía.
“Son malas noticias para la Bolsa española, porque algunas entidades tendrán que oxigenar sus carteras de participaciones, vender las acciones de otras tantas empresas para sanear balances y afrontar el futuro con mejor disposición. Esto no sería nuevo en la Bolsa española. Ya sucedió en las crisis reiteradas de los años 90. Por eso, hay que estar muy atentos a los valores en cuyo accionariado el peso de las cajas de ahorro sea excesivo en tíérminos de porcentajeâ€, prosiguió.
“Además, los indicadores generales se deterioran conforme pasa el tiempo. La morosidad de los críéditos concedidos por las cajas de ahorros a particulares y empresas ha subido hasta el 1,03%, su tasa más alta desde octubre de 2.000, cuando alcanzó el 1,08%. No obstante, las cajas de ahorro destacan su fuerte cobertura y enmarcano este aumento de la morosidad en el incremento de los tipos de interíés. Pero el deterioro está ahíâ€, dijo.
“La aparente tranquilidad de las cajas no nos satisface. Es más, la cifra provoca incertidumbre, porque esta tasa es superior a la registrada por todo el sector financiero (bancos, cajas y cooperativas de críédito) en enero, que se colocó en el 0,965%, con lo que encadena siete meses consecutivos de subidas. Las cajas intentan transmitir tranquilidad al asegurar que este incremento en la tasa de morosidad era algo previsible desde hace un año por el aumento de los tipos de interíés y subrayar que no va a tener efecto en la devolución de los príéstamos. Yo prefiero transparencia, luz y taquígrafosâ€, sentenció.
Moisíés Romero