Europa Press
Madrid.- Tras el fracaso del paro de los funcionarios del martes, el sindicato de los empleados públicos CSI-CSIF ha roto relaciones con CCOO y UGT, a quienes acusa de utilizar la movilización como "un ensayo para una huelga general" y de desentenderse de los verdaderos intereses de los empleados públicos.
"Ante la pretensión por parte de CCOO y UGT de utilizar la manifestación del 8 de junio en Madrid, día de la huelga de los servicios públicos de España, para intereses distintos a la defensa de los empleados públicos, CSIF da por finalizado el diálogo con estas organizaciones", indica la Central Sindical Independiente y de Funcionarios en un comunicado.
"Era el día de huelga de los empleados públicos y no aceptamos que se utilice como ensayo para la huelga general", afirma el sindicato presidido por Domingo Fernández antes de añadir: "Los empleados públicos nos negamos a ser moneda de cambio en cualquier negociación de la reforma laboral".
Y es que, durante la manifestación, CSI-CSIF, que representa al 15% de los funcionarios de toda la administración, hizo el recorrido por detrás de la cabecera principal en una marcha paralela al margen de los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Míéndez. Una vez en la Puerta del Sol, ambos líderes sindicales tomaron la palabra siendo Fernández el gran ausente.
En este sentido, CSI-CSIF recuerda que los motivos de la manifestación del martes era el rechazo al recorte salarial de los empleados públicos, la dignificación y el reconocimiento del trabajo de los empleados públicos, la defensa de los servicios públicos y la oposición a la politización de la función pública.
El seguimiento de la convocatoria fue del 11,8%, según el Gobierno, y del 75%, según los sindicatos.