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Autor Tema: Seí­smo en el futuro de la producción de petróleo  (Leído 438 veces)

Zorro

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Seí­smo en el futuro de la producción de petróleo
« en: Junio 13, 2010, 10:34:32 am »
Seí­smo en el futuro de la producción de petróleo

por Fernando Martí­nez y  Tania Juanes

Más caro y más escaso. Esas son las perspectivas para la oferta futura de petróleo. El accidente de la petrolera británica BP en el golfo de Míéxico, donde ha provocado elmayor desastre ecológico de la historia de EE UU, no ha hecho sino acrecentar esa expectativa, que se asienta en el hecho ineludible de que el petróleo se agota: el consenso de la industria señala que hay reservas sólo para 40 añosmás.

El encarecimiento del barril, cuyo precio se ha multiplicado por cuatro en el transcurso de la última díécada, ha hecho posible exploraciones en regiones ignotas donde los costes eran hasta ahora prohibitivos. Un ejemplo de ello son las costosas (y muy contaminantes) arenas bituminosas de Canadá, que han convertido a este paí­s en el primer exportador de crudo a EE UU, el mayor consumidor de petróleo del mundo. Otra derivada es la ambiciosa exploración en el lecho marino, a profundidades que en zonas como el golfo deMíéxico alcanzan los 7.500 metros, aunque todaví­a lo habitual es perforar muchomás arriba. La tecnologí­a necesaria para estas explotaciones es 10 veces más cara que la de un pozo convencional y el plazo de tiempo para poner la producción en marcha y empezar a comercializar el crudo es de al menos cinco años, según la industria.

El golfo de Míéxico representa el 30% de la extracción de petróleo en EE UU, su rápido incremento habí­a permitido al paí­s aumentar su producción por primera vez en 20 años; las reservas que alberga en sus entrañas superan con mucho las que hay en tierra firme. Ahora, el accidente de BP está teniendo muchas consecuencias en el sector, fundamentalmente en la restricción de actividad. La Casa Blanca ha prohibido temporalmente todas las perforaciones a una profundidad superior a los 500 pies (150 metros), ha pospuesto la autorización de exploración en Alaska, así­ como otros proyectos petrolí­feros en las zonas de aguas profundas que estaban previstos entre 2012 y 2017.

El Departamento de Energí­a de EEUU cifra el descenso potencial de producción en 2,4 millones de barriles en 2010 y 25 millones más en 2011. "Pero este ajuste podrí­a al final sermayor", advierte el equipo de materias primas de Barclays Capital. "Especialmente a medio plazo, debido a factores que van más allá del impacto directo de la moratoria: en primer lugar, se desconoce si las compañí­as serán capaces de mantener en estas circunstancias sus equipos de perforación [que, en función de las licencias, tienen un coste diario que oscila entre 250.000 y 580.00 dólares]; en segundo lugar, la introducción de nuevos sistemas de seguridad, ya anunciados, obligará a rediseñar las plataformas y retrasará aún más la vuelta a los niveles previos de actividad", completa el equipo de Barclays.

La cuestión es si estas decisiones se extenderán a la exploración en aguas profundas en otras zonas del planeta. El Gobierno noruego ya ha anunciado que no se van a conceder nuevas licencias hasta que no se aclare lo acaecido en el pozo Macondo de BP. El caso es que el petróleo fácil de extraer y a bajo coste se encuentra de forma casi exclusiva en Arabia Saudí­, donde los gastos rondan los 12 dólares por barril. La mayor parte de las explotaciones del mundo están en declive, hace 30 años que no se descubre ningún gran yacimiento y todas las alternativas conducen al poco explorado y costoso territorio marí­timo. "Sin duda, habrá una pausa en la producción de todos los pozos de aguas profundas, mientras se revisan los requisitos de seguridad. Si el actual conflicto entre BP y el Gobierno se mantiene en el nivel actual, muchos productores abandonarán sus proyectos de aguas profundasmás ambiciosos y lo cierto es que no hay muchosmás fuera de esas zonas", advierte David Donora, de la gestora británica Threadneedle.

La AIE subraya que la crisis de BP podrí­a poner en peligro la extracción de unos 850.000 barriles diarios entre 2010 y 2015 entre el golfo de Míéxico y otros territorios como Canadá, Reino Unido, Noruega, Brasil y China. Para hacerse una idea, ese volumen de producción equivale a más de la mitad de lo que se consume diariamente en España.

Escasez de alternativas

Las implicaciones son claras para el potencial de producción de las regiones ajenas a la OPEP (Organización de Paí­ses Exportadores de Petróleo), con el agravante de que fuera de áreas como las costas de ífrica o Amíérica del Sur, el ritmo de extracción está descendiendo rápidamente. "La producción en aguas profundas equivale actualmente al 2%de la oferta total, pero la previsión es que en los próximos 10 a 20 años alcance el 10%", explica John Morris, de la firma australiana International Energy Consultants. Morris señala que en el pasado estas explotaciones eran rentables con una cotización del barril a 30 dólares, pero la complejidad actual eleva los preciosmí­nimos exigibles a un rango de 50 a 60 dólares e incluso a 80 dólares en algunos casos. La situación se complica tras el desastre del golfo de Míéxico.

"El caso de BP va a tener varias implicaciones (...). Se prevíé que se revisará la seguridad en otras zonas del mundo, como en el Mar del Norte, donde están dando licencias para realizar prospecciones" , señalan fuentes del sector. "Además de los costes añadidos y del retraso de los proyectos, tambiíén se verá la influencia del tiempo que costará resolver los problemas que se han creado, de aprobar más procedimientos de seguridad... aunque el mayor impacto será a medio y largo plazo".

La puesta en marcha de los yacimientos del Mar del Norte en los años setenta protegió a Occidente de las guerras intestinas en el golfo Píérsico y sirvió para contrarrestar el poder de la OPEP. Era una costumbre de Shell bautizar sus exploraciones con el nombre de aves británicas y así­ nació el crudo Brent [una especie inglesa de ganso], que es hoy la referencia mundial, pero cuya producción desciende a un ritmo cercano al 20% anual desde hace años. Se impone un cambio de rumbo en la zona, para mantener la estabilidad de precios.

Precisamente, los contratos de futuro con vencimientos de entrega de 2016 en adelante dan precios superiores a 90 dólares -llegan a 100 dólares para 2018- y apenas se han movido pese a los recientes ajustes del petróleo en vencimientos a un mes. La crisis de deuda en Europa y el temor a una nueva contracción económica mundial hicieron que en mayo el barril llegara a perder 10 dólares para situarse por debajo de 70, aunque el barril cotiza ahora ya a más de 75 dólares.

Se requiere cautela con los futuros de largo plazo, ya que son productos muy poco lí­quidos. En ocasiones, en la plataforma electrónica ICE, que compite con Nymex por ser la mayor del mundo, sólo llega a cruzarse un único contrato a largo plazo en todo el dí­a. En cualquier caso, los niveles tan elevados de los futuros sirven para hacerse una idea de la apuesta del mercado: precios cada vez más y más caros. "El petróleo puede encarecerse, los números se complican aunque es difí­cil encontrar alternativas a las plataformas", confirma ílvaro Navarro, de Intermoney. De los 20.000 millones de barriles que han crecido las reservas mundial en los últimos tres años,más del 50% están en aguas profundas.

BP, en el punto demira

La petrolera BP, en cualquier caso, está pagando una seria factura por el accidente del golfo de Míéxico. Varios accionistas de la compañí­a se han querellado contra ella a cuenta del vertido; el presidente de EE UU, Barack Obama, ya ha advertido a la compañí­a que no quiere "calderilla" en las indemnizaciones que la petrolera tendrá que pagar a los miles de afectados; el valor en Bolsa de la compañí­a ha caí­do más de un 40% desde el comienzo de la crisis; su deuda cotiza al valor de bonos basura, aunque las agencias de rating todaví­a no han llevado la calificación crediticia a esos extremos; se prevíé que el pago de dividendo sea suspendido... Muchos problemas para el ejecutivo jefe del grupo, TonyHayward, cuyo futuro tambiíén está en cuestión.

Pero los expertos no dan por finiquitada ni mucho menos el negocio en aguas profundas o en territorios indómitos como el írtico. Al contrario: "Se intentarán retocar los aspectos tecnológicos que han podido fallar, pero se seguirá adelante, porque la demanda sigue aumentando y en un horizonte previsible no se prevíé la sustitución del petróleo en el transporte", afirma el profesor Xavier Mena, de Esade. La AIE advierte de que más del 50% de las reservas conocidas de petróleo ya han sido extraí­das, el porcentaje franquea la preocupante barrera del 80% en zonas como Europa y Amíérica delNorte. En definitiva, la última respuesta para el suministro de petróleo yace en lo más profundo del ocíéano.

Repsol tambiíén bucea en aguas profundas
Si de algo está orgulloso el presidente de Repsol, Antonio Brufau, es del cambio logrado en exploración y producción de hidrocarburos en los dos o tres últimos años. La petrolera se vio atrapada durante un tiempo demasiado largo entre el declive de los yacimientos de Argentina, el escaso íéxito de algunos proyectos y los problemas surgidos en Bolivia y otros paí­ses tras el resurgir de los gobiernos nacionalistas. La suma de estos factores le condujo a revisar a la baja sus reservas, con un duro impacto en Bolsa y en la visión de los principales gurús del sector sobre la compañí­a. Despuíés la situación dio un giro de casi 180 grados. El grupo participa en tres de los cinco mayores descubrimientos de 2008 -en la cuenca de Santos, Brasil; en Uyacali, Perú, y en Chaco, en Bolivia-. Y en uno de los cinco más importantes de 2009 -en Alta Guajira, Venezuela-. Estos íéxitos, y otros anteriores, permitirán un aumento de la producción neta entre el 3% y el 4% hasta 2014 y porcentajes superiores hasta 2019. En estas proyecciones está excluida la producción de Argentina. Además la tasa de reemplazo de las reservas probadas será mayor del 110% hasta 2014. Pero algunos de estos grandes proyectos de la compañí­a -Brasil o golfo de Míéxico- están en aguas profundas.

La opinión de los expertos es que la producción se encarecerá por la revisión de los estándares de seguridad, pero no corre peligro mientras el barril estíé sobre los 60 dólares. "Los gobiernos serán más exigentes, pero no se prescindirá de ese crudo. EE UU impondrá el factor de la seguridad en el suministro", concluye Xavier Mena, de Esade.