Las distintas opciones de Indo para volver a recuperar la vista
por Bernat García en Expansión
Cuando Joan Casaponsa asumió la comandancia de Indo, en 2008, ya presentía que el trabajo no iba a ser fácil. La multinacional catalana de material óptico encadenaba ya casi dos ejercicios en píérdidas y su dirección asumía números rojos para unos trimestres más. Pero el nuevo presidente ni pensaba en la suspensión de pagos. "No estoy planificando un concurso de acreedores: no ha hecho falta llegar a este punto, no es necesario en absoluto; ¡Nada más lejos de la realidad!", dijo hace ocho meses.
Sin embrago, Indo presentó el pasado jueves un concurso voluntario de acreedores. Los últimos resultados trimestrales del grupo revelaban unas píérdidas de 10 millones de euros, con una facturación de 23 millones. Su pasivo ha aumentado hasta los 66 millones de euros en deudas con proveedores y bancos, entre los que figura la entidad pública autonómica Institut Catalí de Finances (ICF), que le prestó ocho millones de euros a mediados de 2009, precisamente, para financiar la ampliación de una de las filiales concursadas, Indo Lens Group, responsable del 50% del negocio global de la compañía.
En estos últimos ocho meses, Indo ha sido incapaz de ejecutar su plan de viabilidad, que buscaba vender sus activos no estratíégicos. Su estrategia para evitar el juzgado pasaba por deshacerse de las fábricas en China, Tailandia y Tortosa (Tarragona), y acelerar la venta de sus tiendas; el pasado enero, se quedó con una red de 25 establecimientos, cuando adquirió el 100% de Expansión Visual mediante la ejecución de una deuda.
Pero este plan apenas ha podido materializarse. De hecho, el ERE que tenía previsto aplicar a toda su plantilla en Cataluña (30 trabajadores) quedó aplazado a principios de mes ante el posible proceso concursal. Los trabajadores de la planta de Tortosa mostraron ayer su preocupación por su futuro con el anuncio concursal, aunque parecía bastante claro desde hacía meses. ¿Quíé salidas hay para Indo en estos momentos? La firma catalana celebrará su junta de accionistas en diez días.
En ella, se debatirá la posible disolución del grupo. Otra opción se centra en una nueva ampliación de capital para reflotar el negocio e intentar acelerar la venta de sus fábricas. El proceso concursal puede ayudar a ejecutar estas desinversiones para poder centrarse en la comercialización y el diseño, el nuevo modelo que Casaponsa intenta imponer.
Acciones "infravaloradas"
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) suspendió ayer la cotización de Indo. Su valor cerró el jueves en 0,605 euros. Las acciones han caído más del 50% en lo que va de año. Casaponsa se ha lamentado en varias ocasiones de que su empresa está "infravalorada en el parquíé".
En el verano de 2008, Indo efectuó una ampliación de capital de 16,69 millones con un precio por acción de 1,5 euros. Entre quienes acudieron a la operación (que les ocasionó cuantiosas píérdidas), destacan Antonio Vila Casas (ex accionista de Almirall) y Josíé Antonio Píérez-Nievas, que se hicieron cada uno con el 5% del capital. Vila Casas dejó ya la compañía y Píérez-Nievas ha reducido su participación hasta el 3,7%.
Indo ha estado controlada históricamente por varias familias del empresariado catalán. El principal socio de referencia es ahora la familia Cottet, cuyos miembros suman más del 25% del capital. La familia Guerrero, ex propietaria de la aseguradora Aresa, posee el 9% de la empresa y la familia Ventós tiene una participación del 6,7%.
Una de las familias fundadoras, los Garrigosa (a la que pertenece la mujer del ex presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall), abandonó en su día la firma de material óptico.