Victoria para Portugal Telecom. El intento de Telefónica de forzar a la portuguesa a repartir un euro por acción entre sus accionistas si triunfa la oferta por Vivo ha sido rechazado. El presidente de la junta no incluirá este punto en el orden del día de la asamblea del próximo 30 de junio. Telefónica se queda así sin una de sus armas para convencer a los accionistas.
Es un nombre que no se le olvidará a Telefónica. Profesor doctor António Menezes Cordeiro. Es abogado de profesión, pero su relevancia en estos momentos viene por otra vía: la de presidente de la junta de accionistas de Portugal Telecom. Desde esta atalaya, es suya la potestad de decidir quíé se vota en la asamblea y tambiíén quiíén lo hace, dos decisiones clave en el triunfo o fracaso de la oferta presentada por Telefónica para comprar a Portugal Telecom su parte en la operadora brasileña de móvil Vivo.
La junta que lo decidirá es el próximo día 30. Todavía es una incógnita si Telefónica podrá votar con su 10% del capital de PT, pero ya se sabe que una de sus principales armas para convencer a los accionistas de que voten a su favor ha sido rechazada.
Ayer por la tarde, apurando al máximo el plazo que tenía para ello, el profesor doctor emitió su veredicto sobre la propuesta de Telefónica de incluir en el orden del día de la junta un nuevo punto para votar el reparto de un dividendo extraordinario de un euro por acción con las ganancias conseguidas en caso de que triunfara la oferta por Vivo. Con 6.500 millones de euros en el bolsillo, la española consideró que PT tendría fondos más que suficientes para dar 900 millones a los accionistas. De paso, Telefónica conseguía alentar el voto favorable a su oferta, al poner ante los inversores la perspectiva del cobro de un superdividendo de forma inmediata.
Pero no será así. António Menezes no incluirá esta propuesta en el orden del día. En un dictamen de siete páginas, el experto jurídico justifica su rechazo con tres argumentos. El primero es que la distribución de un dividendo especial es una materia que requiere un informe de gestión o una presentación de cuentas en esos momentos inexistentes y que, en cualquier caso, sólo podrían ser llevados a la junta por el consejo de administración, no por los accionistas. En segundo lugar, el reparto de bienes de una sociedad requiere un procedimiento que no ha sido observado, así que ni siquiera el consejo podría llevar el dividendo a la junta en los tíérminos formulados. Por si eso fuera poco, el experto considera que la aprobación del dividendo sería nula y no debería ser ejecutada por el consejo porque podría derivar en responsabilidades civiles o criminales de los consejeros.
Telefónica prefirió ayer no hacer comentarios al veto a su propuesta, pero para ella supone todo un revíés. El reparto del dividendo le permitía reforzar el favor de los accionistas institucionales sin ninguna contraprestación para ella. Pero, a la vez, esta petición puso de manifiesto que Telefónica tiene dudas de conseguir la victoria para su oferta en los tíérminos actuales, con el pago de 6.500 millones de euros, así que las posibilidades de que la española tenga que aumentar su propuesta para ganar se elevan.
La gran incógnita queda pendiente
Nunca pensó Telefónica que su ordenado y planificado asalto al fortín brasileño de Portugal Telecom estuviera abierto a tantos interrogantes a sólo ocho jornadas del final, hasta el punto de que ella misma no llega a tener claro si debe subir o no el precio ofrecido por Vivo para triunfar en su apuesta.
Y es que Telefónica todavía no sabe si podrá votar en la junta. El día D, marcado en rojo en todos los calendarios, se acerca. Es el próximo 30 de junio, fecha en la que los accionistas de PT aceptarán o rechazarán la venta de Vivo. Y, como dueña de un 10% del capital de la portuguesa, lo que vaya a hacer la española en ese momento es de vital importancia para el resultado final. Telefónica es el primer accionista de PT y su 10% puede ayudar a contrarrestar el voto portuguíés contrario a su oferta, que se calcula entre el 25% y el 30%.
Si Telefónica no puede votar, la necesidad de convencer al máximo de accionistas extranjeros se dispara. De ahí que pueda haber subida de precio. Pero su participación es una incógnita. El único que puede resolverla es el presidente de la junta de PT, António Menezes Cordeiro, que todavía no se ha pronunciado sobre ello. El problema es que puede tardar mucho en hacerlo, ya que el plazo legal va hasta el mismo día de la junta, lo que impide a Telefónica diseñar su estrategia con toda la información en su mano.
A eso se une que el tiempo se agota. Puede que la votación oficial sea el día 30, pero desde ayer comenzó el voto electrónico, que se cierra el 25.
íšltimo día
Hoy es el último día para que los accionistas de Portugal Telecom se registren si quieren participar y votar en la junta del próximo día 30. Esta información dará una idea de la participación que habrá en la asamblea. Si Telefónica quiere ganar, el porcentaje tiene que ser amplio.