El viernes Pekín descartó negociar el yuan en la cumbre del G-20 de Toronto, el sábado anunció una “flexibilización†del mecanismo cambiario, matizada el domingo con el adjetivo “gradualâ€, y ayer encareció su moneda un 0.35%.
De esta manera, China aterrizará esta semana en la cumbre del G20 de Toronto, Canadá, sacudiíéndose de antemano el molesto asunto de la revaluación de su moneda para contener sus exportaciones y con el paso firme del que lidera la recuperación económica, al crecer 11.9% en el primer trimestre del año.
El objetivo de Pekín es seguir profundizando en una reforma del sistema financiero mundial que le díé más responsabilidad política en la gestión global.
No mentía el viceministro chino de Finanzas, Cui Tiankai, cuando el 18 de junio aseguró que en Toronto no negociará el renmimbi (RMB), nombre oficial del yuan. Lo que nadie esperaba era que lo evitaran revaluando.
Los analistas saben que la “flexibilización†es una treta china para que cesen las continuas presiones que recibe desde 2008, cuando, tras el estallido de la crisis global, la gradual revaluación del yuan se paralizó al llegar a 6.827 renmimbis por dólar.
Muchos economistas creen que China está haciendo realidad su antiguo anuncio de un cambio de modelo económico, más independiente de las exportaciones y más dependiente del consumo interno.