Ence muda a verde. La papelera presidida por Juan Luis Arregui, primer accionista con un 22% del capital, quiere convertirse en elíéctrica. Exactamente, en una compañía productora de energía renovable. Su aspiración es que en 2015 la mitad de su ebitda dependa de la producción de electricidad que generen las plantas de biomasa que tiene en Huelva, Navia (Asturias) y otros diez nuevos centros que tiene previsto desarrollar con inversiones superiores a los 400 millones de euros.
El propósito de la nueva Ence, como ayer explicó tras la junta de accionistas su consejero delegado, el ex telefónico Antonio Palacios, es aumentar la potencia instalada en 210 MW adicionales. Con este plan, la compañía, que actualmente dispone de 180 MW de biomasa en operación, duplicará su potencia renovable instalada y reforzará su liderazgo en el sector de la energía con biomasa, una de las tecnologías renovables que disfruta de una tarifa primada de 100/140 euros por megawatio producido.
Sobre este punto, Delgado aseguró que este plan tiene contemplado el factor riesgo regulatorio, igual que otros (operativos, naturales...) que afectan al proceso industrial de Ence. Esta observación hace referencia al actual contexto tarifario que vive el mundo de las energías renovables, fundamentalmente la energía solar fotovoltaica, sector al que el Ministerio de Industria pretende aplicar un recorte de las primas superior al 30% a travíés de limitaciones por cupos de horas de producción.
Respecto al protagonismo de la generación por biomasa (combustión de materias orgánicas, en este caso residuos forestales), la papelera Ence pretende poner en valor algunas de sus principales características. Fundamentalmente, la capacidad de estar productiva durante las 24 horas del día, 365 días al año, a diferencia de otras renovables, como la eólica, fotovoltaica o termosolar, directamente ligadas a las condiciones meteorológicas, quemando los sobrantes de su actividad verde.
Según datos de la CNE referidos a 2009, la energía renovable producida por biomasa representó un 1%. De hecho, esta tecnología no cumplirá con los objetivos marcados por el Gobierno, que había fijado la instalación de 1.370 MW para finales de 2010. Entre otros motivos, desde la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) se viene reclamando a Industria una actualización al alza de las retribuciones para compensar el aumento de los costes de la inversión.
Más demanda, menos deuda
Las previsiones de Ence de cara al cierre del segundo trimestre del presente año mejoran sustancialmente las cifras correspondientes a las registradas en el primero (un 50%, 33,7 millones de euros) y en los seis primeros meses de 2009, cuando la compañía registró -29,6 millones de euros. La tendencia positiva se vislumbra al fijarse la empresa un Ebitda superior a los 50 millones de euros, en el que se convertiría en el mejor resultado de Ence en la última díécada.
El ejercicio pasado tocó purgar excesos. Despuíés de perder 154 millones de euros y de haber consumido tres consejeros delegados en los últimos dos años, Ence ha conseguido ir enderezando poco a poco el rumbo, que no su cotización bursátil. Una parte de este resultado se debe a la mejora del precio de la celulosa en los mercados internacionales. De hecho, a finales del primer trimestre de 2010 la demanda de celulosa ya había crecido un 7% con respecto al mismo período de 2009.
Por otra parte, Ence ha conseguido reducir su endeudamiento gracias a la venta (con píérdidas próximas a 100 millones) de su controvertido proyecto en Uruguay, la reducción de la inversión en circulante y la colocación de la ampliación de capital por valor de 130 millones de euros en el mes de abril. De esta forma, la compañía ha alcanzado una deuda neta de 223,8 millones de euros a 31 de marzo, un 58% por debajo del nivel al cierre de junio de 2009, año que acabó con píérdidas.