Todo se vino abajo a falta de 12 horas para la firma del acuerdo. La inmobiliaria Sacresa, propiedad de la familia Sanahuja, presentó ayer ante el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona la solicitud de concurso voluntario de cuatro de sus sociedades (Cresa Patrimonial, Sacresa Terrenos Promoción, Sacresa Terrenos 2 y Sanahuja Escofet Inmobiliaria) tras cuatro meses de arduas negociaciones con los bancos acreedores para refinanciar 1.800 millones.
Cuando todo parecía resuelto, tres de las entidades con mayor riesgo comprometido, BBVA, Caja Madrid y Banco Popular, rompieron el consenso alcanzado tras semanas de debate entre los acreedores. El desencuentro final estuvo motivado, según fuentes del sindicado, por las diferencias surgidas entre las tres entidades a la hora de repartirse las garantías que Sacresa aportaba para avalar los críéditos concedidos para sus posiciones en derivados sobre Metrovacesa.
Este desencuentro ha dejado al resto de entidades del sindicado contrariadas. De hecho, Royal Bank of Scotland, primer acreedor de las empresas en concurso, con deudas a cobrar por valor de 328 millones de euros, estaba alineada con el proceso de refinanciación. La familia Sanahuja, con la ayuda de asesores externos, había “elaborado un plan de viabilidad†para afrontar la situación de insolvencia, que espera superar lo antes posible bajo el nuevo escenario.
Pero no ha sido aceptado por las entidades. Según las fuentes consultadas, la disputa entre las tres entidades tienen su origen en unas garantías conjuntas tomadas en febrero de 2009 para las operaciones de derivados sobre acciones de Metrovacesa, ya que las distintas partes pedían mayores garantías para aceptar la refinanciación (hay distintas versiones sobre cuál es la que ha tensado más la cuerda). En todo caso, no han logrado ponerse de acuerdo.
Estos derivados proceden de la guerra de opas que los Sanahuja sostuvieron con Joaquín Rivero desde 2006 hasta 2008 para tomar el control de la inmobiliaria Metrovacesa. La familia llegó a tener un endeudamiento cercano a los 4.000 millones de euros, que ha conseguido reducir a los 1.800 actuales.
Otras fuentes, por el contrario, afirman que otro obstáculo ha sido el Royal Bank of Scotland, a quien su asesor legal, Garrigues, ha aconsejado que no firme la refinanciación por problemas tíécnicos. La presión conjunta de los demás bancos del sindicato no consiguió ayer mover las posiciones del banco británico, según estas fuentes.
Un sindicato muy poblado
La deuda total de las empresas del Sacresa que han entrado en concurso (antigua suspensión de pagos) asciende a 1.750 millones. Por detrás del Royal, los principales acreedores son BBVA, con 219 millones, y Popular, con 213, si se incluye la provisión por los citados derivados sobre Metrovacesa.
En cuarto lugar, aparece Hacienda, con una deuda de 150 millones, aunque con la ventaja de tener preferencia en la prelación de acreedores a la hora de cobrar. La entidad pública ICF (Institut Catalá de Finances) tiene tmbiíén un compromiso de 81,3 millones, mientras que Bancaja, AAReal Bank,y CAM superan los 70 millones.
Por encima de 60 millones de exposición se encuentran La Caixa, Barclays, Pastor, Caja madrid y Caixa Catalunya. Completan el sindicato -con cifras inferiores- CCM, Sa Nostra, Santander, Banca March, Banco Valencia, Caja Duero, Banesto, Sabadell, Caja España, Caixanova, Caixa Girona, Caixa Sabadell, Cajasol y Caixa Manresa. Todas ellas tendrán que provisionar de golpe el 25% de la deuda con Sacresa despuíés del concurso.
Pero ninguna de ellas es el mayor acreedor de Sacresa, sino que esta peligrosa posición la detenta HSBC, famoso estos días por el caso de las cuentas ocultas en Suiza. Este banco británico tiene una exposición de 700 millones a una de las filiales de Sacresa que no ha entrado en concurso porque cuenta como garantía con el 11% del capital de Metrovaesa. Si se suma este importe, la deuda total de los Sanahuja asciende a 2.450 millones de euros.