Según Nassim Taleb, el cíélebre autor de El Cisne Negro, la mayor fuente de fragilidad o peligro que se detecta hoy por hoy en las economías, "la más masiva, son los díéficits públicos. Una analogía: es habitual que haya aviones que aterricen con dos horas de retraso. ¿Cuántos hay que hayan aterrizado dos horas antes? Ninguno. Lo mismo pasa con los díéficits: los errores tienden más a ir en una dirección que en la otra", explica.
En una entrevista concedida a Bloomberg Businessweek, Taleb afirma que hay notables diferencias entre la forma en la que se estiman los díéficits y se hacen previsiones. "Habitualmente las cosas cuestan más, y esto es algo crónico. Los gobiernos que tratan de lograr un superávit rara vez lo consiguen", señala.
Así, el círculo vicioso del endeudamiento se parece cada vez más a un esquema ponzi, la estafa que mandó a Madoff a la cárcel. Y es que "se necesita cada vez más y más deuda sólo para mantenerse en el mismo sitio. Lo que mandó a la quiebra a Madoff mandará a la quiebra a los Estados. Necesitan encontrar nuevos inversores todo el tiempo. Y desafortunadamente el mundo se ha quedado sin ellos".
Un refugio que es tierra peligrosa... salvo a muy corto plazo
Por tanto, la deuda pública, refugio por excelencia para inversores con aversión al riesgo, se está convirtiendo en un activo que puede ser hasta peligroso, "a menos que se invierta (en el papel) en divisa local y a muy corto plazo. Puesto que los gobiernos pueden emitir más cantidad de su moneda, el riesgo viene más por el lado de posibles subidas de tipos de interíés que por la posibilidad de que haya un default", asegura Taleb.
Según este experto "cuando hay hiperinflación, díéficits públicos o problemas de endeudamiento, con bonos a corto plazo se pueden compensar el peso de la inflación o cualquier rentabilidad que se haya perdido".
Eso sí, el hecho de que los díéficits puedan convertirse en un cisne negro (un evento que, pese a parecer imposible o impensable se acaba produciendo) no quiere decir que lo hagan. ¿Por quíé? Porque estamos advertidos de que lo impensable puede suceder. "Los cisnes negros no son lo mismo para el pavo que para el carnicero. Para alguien muy naíf, muy ingenuo, algunos eventos pueden serlo, pero para alguien que está advertido no lo serán si son conscientes de que son posibles y toman medidas para paliarlos", concluye Taleb.