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Autor Tema: Juanito y la semilla de frí­jol...  (Leído 308 veces)

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Juanito y la semilla de frí­jol...
« en: Agosto 21, 2010, 01:14:34 pm »
Por...  Maria Luisa Mendoní§a
 

En la conocida fábula infantil, Juanito era un niño pobre y no tení­a que comer. Su madre le pidió que fuese a la ciudad a vender el último bien que les quedaba, a cambio de comida. Pero Juanito volvió a casa sólo con algunas semillas de frí­jol, que se volvieron una enorme planta, tan alta que llegaba hasta las nubes. Juanito subió hasta allá y encontró un gigante que guardaba un arpa y una gallina de los huevos de oro. Con una valentí­a impresionante, Juanito derrotó al gigante y se llevó la gallina y el arpa mágica, de donde salí­a una bella canción. Y nunca más pasó hambre.
 
Uno de los debates centrales en el Foro Social de las Amíéricas giró alrededor de las disputas geopolí­ticas sobre los recursos estratíégicos en nuestro continente, que podemos describir como el tesoro que Juanito recuperó del control del gigante. Las semillas de frí­jol pueden ser comparadas con la importante acumulación de análisis y acciones articuladas en el ámbito hemisfíérico, reflejado en la experiencia que representó la Campaña contra el írea de Libre Comercio de las Amíéricas (ALCA) y sus diversos procesos de convergencia, que nos han permitido llegar hasta aquí­.
 
Esa articulación continental fue capaz de unir una amplia gama de temas, en el sentido de comprender las diversas caras del imperialismo en ese momento histórico. Con eso, fue posible percibir las contradicciones de las disputas intercapitalistas y establecer unidad entre diversos sectores sociales organizados, alrededor de luchas concretas.
 
Hoy tenemos una comprensión de la relación entre las propuestas de los acuerdos comerciales en los moldes que serí­a el ALCA,  proyectos de infraestructura como la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), con los mecanismos de la  dominación militar estadounidense (bases, entrenamientos, vigilancia, entre otros) y tambiíén financiera, a travíés del endeudamiento. Estos mecanismos buscan ampliar el monopolio del gran capital sobre recursos estratíégicos y, para eso, es necesario intensificar la represión a los movimientos en lucha.
 
En el centro de esa disputa están recursos energíéticos - petróleo, minas, gas, agua, tierra y biodiversidad - fundamentales para la producción y reproducción del capital. Podrí­amos describir esas fuentes de energí­a como la ‘gallina de los huevos de oro' del capitalismo. Por lo tanto, las luchas de los pueblos contra grandes proyectos de represas, monocultivos, minerí­a, es central para combatir el avance del imperialismo monopolista.
 
En su esencia, los actuales mecanismos de dominación en nuestro continente no difieren del periodo colonial, pues sus bases, en cierta medida, permanecen intactas, sobre todo el monopolio de la tierra y la organización de nuestras economí­as a partir de una demanda externa. Por ello, no existe contradicción entre el viejo latifundio y las transnacionales agrí­colas convertidas en “modernas”. Lo que existe es la creación de una ideologí­a fetichista alrededor de las nuevas tecnologí­as, sumada a una idea positivista o funcionalista que significarí­a el desarrollo de los medios de producción. Esa ideologí­a se combina perfectamente con el discurso desarrollista conservador, con la idea neoliberal de ‘eficiencia' y con los intereses del capital internacional.
 
Un ejemplo claro es la organización de la industria de la caña en Brasil. En el perí­odo colonial, lo que se exportaba no era caña sino azúcar manufacturada en los ingenios brasileños, que tení­an tecnologí­a de punta. El azúcar era una de los principales productos de la íépoca e inclusive cambió los hábitos de alimentación en Europa. Por lo tanto, contar con tecnologí­a avanzada no significa necesariamente cambiar las relaciones de producción.
 
Actualmente, el modelo que sustenta la producción de etanol en Brasil, basado en el latifundio y en la superexplotación del trabajo, no es muy diferente. La novedad es la creciente presencia del capital internacional en el sector. Una nueva caracterí­stica de la industria del etanol,  que puede compararse con el  Pro-Alcool de la díécada de 70, es la alianza entre sectores del agronegocio con empresas petroleras, automotrices, de biotecnologí­a, minerí­a, infraestructura y fondos de inversión. En este escenario, no existe contradicción de estos grupos con la oligarquí­a latifundista, que se beneficia de la expansión del capital en el campo y del abandono de un proyecto de reforma agraria.
 
La presencia de capital extranjero en la industria de la caña creció de 1% en 2000 a cerca de 25% en 2010, estimulada por recursos públicos. Entre 2008 y 2009, se estima que el sector relacionado del azúcar y el alcohol   habrí­a recibido más de R$ 12 mil millones del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES). Este subsidio es extraí­do, en gran medida, del Fondo de Amparo al Trabajador (FAT). Además de recibir subsidios de forma desproporcionada, el latifundio se beneficia de “grillaje” (1) de tierras, de la flexibilización de la legislación ambiental y laboral y de la continuidad de la práctica del  trabajo esclavo.
 
La expansión de los monocultivos provoca la expulsión de los campesinos de sus tierras, impide que otros sectores económicos se desarrollen y genera dependencia de los trabajadores de empleos precarios y temporales. El íéxodo rural crea una masa trabajadora más vulnerable a la superexplotación, tanto en el campo como en la ciudad, además de contribuir con la crisis alimentaria, ya que los campesinos son responsables por el  70% de la producción de alimentos y por el 80% de la generación de empleos en el medio rural. Este escenario significa que la resistencia de los campesinos es estratíégica.
 
Los procesos de resistencia antiimperialista en Amíérica Latina tienen como eje central la defensa de recursos estratíégicos. El caso más simbólico es el de Bolivia, donde el proceso de cambio polí­tico se inició con la llamada ‘guerra del agua', en Cochabamba, y culminó con grandes movilizaciones por la nacionalización del gas. La revolución bolivariana, en Venezuela, sólo fue posible cuando se retomó el control estatal de la producción de petróleo.  En este contexto, la estrategia imperialista en el continente intensifica un cerco militar por el control de estos recursos, a travíés de bases, tropas, flotas navales y acuerdos bilaterales para ejercicios militares conjuntos en nuestros paí­ses.
 
Vivimos un momento de múltiples contradicciones y, por lo tanto, es necesario que mantengamos espacios de acción conjunta en la lucha por la soberaní­a popular, económica, polí­tica y alimentaria. Para eso es indispensable profundizar la construcción de unidad y análisis compartido, a partir de la memoria y de la acumulación de conocimiento colectivo construido a lo largo de esta caminata. (Traducción ALAI) 
 
Ndlt: (1) Apropiación de tierras con tí­tulos falsos.
 
- Maria Luisa Mendoní§a (desde Asunción, Paraguay) es periodista y coordinadora de la Red Social de Justicia y Derechos Humanos.



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