Por... Josíé A. Ruano
Los viernes suelo almorzar con mis amigos, pues siempre es conveniente intercambiar ideas o simplemente ponerse al día con las pequeñeces y nimiedades que hacen la vida misma y que se nos escapan inadvertidamente a causa de nuestra lucha eterna por la subsistencia.
La mayor parte de las veces me acompañana los abogados Raúl Pino y Sergio Guzmán, junto al pintor Roberto Weiss, ``mis amigotes'', como cariñosamente suele llamarles mi esposa, y compartimos mesa en el restaurante El Pub, en la Pequeña Habana. Pero el pasado viernes almorcíé con mi amigo y colega Reynaldo Borges en La Taberna de Ignacio, un restaurante de exquisita comida española ubicado en Hialeah.
Luego de ordenar, la conversación giró hacia los vertiginosos cambios experimentados en la industria inmobiliaria en los últimos veinte años. Resultó asombroso e impresionante percatarse de improviso que actualmente nuestra carrera exige de más conocimiento, empleo de la lógica y experiencia, que nunca antes.
Ahora la presentación de un contrato es un hecho totalmente impersonal. Los contratos se presentan por correo electrónico sin que se pueda argumentar, directamente con quien vende, la razón de la oferta, ni las cualidades y condiciones de quien ofertó. Quedando la transacción a merced de la decencia, profesionalismo y apego al Código de Etica, de quien hace la presentación y de la fortaleza misma del contrato en sí.
Mientras esperábamos, hicimos contacto telefónico con nuestro común amigo Martín Caparrós quien, inadvertidamente, enrumbó mi carrera hacia la rama comercial de la industria inmobiliaria. La llamada de Martín me hizo recordar su asombro, allá por 1988, ante el maravilloso invento del fax; pero el fax es ya tan obsoleto como la presentación personal de un contrato.
Sin embargo, las reglas que rigen la industria aún permanecen firmes, por ejemplo:
· La función primordial de los abogados es darle forma legal a un entendimiento entre las partes, en forma de contrato. Un abogado puede recomendar, pero no negociar la compra-venta de una propiedad o negocio.
· La labor del agente inmobiliario es encontrar un vendedor o comprador que sea capaz y estíé listo para hacer negocios, con la disposición, el deseo y la habilidad para hacerlo, y poner las parte de acuerdo mediante negociaciones.
Sin embargo, quienes desconocen la forma de realizar un negocio en este país y los parámetros que todo profesional debe observar, para evitar una demanda por intrusismo profesional, pretenden que todos hagan de todo y a la manera que ellos lo exigen.
Conversamos con Martín acerca de la crisis económica que atraviesa el país y sobre las experiencias adquiridas en anteriores caídas del mercado de bienes raíces, coincidiendo los tres en que este es el momento mágico para actuar.
Con el camarero y nuestro almuerzo frente a nosotros, nos despedimos de Martín; no sin antes concertar una cita para saborear unas ``paticas de cerdo'', en el restaurant Versalles, de Miami.