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Autor Tema: La polí­tica monetaria domina...  (Leído 388 veces)

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La polí­tica monetaria domina...
« en: Septiembre 04, 2010, 11:06:13 am »
Por Steve H. Hanke

Los pánicos financieros son usualmente seguidos por profundas sacudidas económicas. La fase post pánico del 2008 falló en seguir su tí­pico patrón de recuperación económica en forma de "V".

Los pánicos financieros son usualmente seguidos por profundas sacudidas económicas. La fase post pánico del 2008 falló en seguir su tí­pico patrón de recuperación económica en forma de "V". Despuíés de casi dos años, la economí­a de EE.UU. sigue sumida en una aníémica recuperación, con una tasa de crecimiento anual de 2,4 por ciento. Esta mezquina tasa de crecimiento no alcanza aún la tasa de crecimiento de largo plazo y está muy por debajo de la tasa de crecimiento que deberí­amos estar observando (de 6 a 7,5 por ciento). El panorama es muy similar en Europa, donde la tasa de crecimiento es aún más aníémica.

Los fiscalistas han optado por el elixir estándar (mayores díéficits). Para ellos, más "estí­mulos" fiscales es lo que el doctor recetó. El profesor Paul Krugman, por ejemplo, ha estado vendiendo el fiscalismo en casi todas sus columnas del New York Times por varios meses. Sin más estí­mulos, íél considera que una doble recesión es posible.

El profesor Paul Krugman no está solo. Hay un coro de acadíémicos repitiendo lo mismo. Más importante, dentro de la administración Obama hay fuertes defensores de los estí­mulos. Esos incluyen a Lawrence Summers, director del Consejo Nacional Económico, Timothy Geithner, Secretario del Tesoro; y Christina Romer, presidenta del Consejo de Asesores Económicos.

El frente de la austeridad en el debate, "austeridad versus estí­mulos", dentro de la administración Obama tambiíén está bien representado. David Axelrod, asesor del presidente Obama y Rahm Emanuel, jefe del personal de la Casa Blanca, se oponen a la idea de grandes díéficits. Tambiíén hay un economista que se ha unido en solitario a estos operadores polí­ticos, Peter Orszag, director de la oficina de administración y presupuesto.


Mientras que el Congreso (y la mayorí­a de los paí­ses del G-20 encabezados por Alemania) ha presionado contra los fiscalistas de EE.UU., nadie sabe con certeza cómo se jugará el juego polí­tico en Washington. Antes de que el llegue el final del juego, es importante determinar si los argumentos fiscalistas estándar (Keynesianos) se mantendrán a flote.

El Nobel Milton Friedman tocó el tema en una columna del Wall Street Journal en 1999. El profesor Friedman escribió:

"El punto de vista Keynesiano es que el gasto deficitario del gobierno estimula el ciclo ya sea financiado a travíés de príéstamos o a travíés de dinero nuevamente creado. El punto de vista monetarista es que el gasto financiado por dinero recientemente creado estimula el ciclo ya sea gastado por el gobierno o por el sector privado. El gasto del gobierno financiado puede o no ser estimulante dependiendo de cuánto gasto privado es desplazado por el gasto público. Cualquiera de los dos resultados es posible, dependiendo de las condiciones.

No es fácil distinguir entre estos puntos de vista sobre la base de pruebas empí­ricas, ya que el estí­mulo fiscal generalmente se acompaña de un estí­mulo monetario. La evidencia relevante es proporcionada por esas raras ocasiones cuando la polí­tica fiscal y monetaria van en diferentes direcciones".

Para comprobar si el punto de vista Keynesiano o monetarista fue respaldado con la evidencia empí­rica, el profesor Friedman contó dos episodios en los cuales la polí­tica monetaria y fiscal se movieron en diferentes direcciones. La primera fue la experiencia japonesa a principios de los años 90. En un intento de recargar la economí­a japonesa, repetidos estí­mulos fiscales fueron aplicados. Pero la polí­tica monetaria permaneció "estrecha" y la economí­a permaneció en crisis. El segundo ejemplo fue la experiencia de Estados Unidos durante el periodo de 1992-1997. Esos años estuvieron marcados por una polí­tica fiscal "estrecha" y una monetaria "relajada", y la economí­a estuvo en una fase de expansión.

El profesor Friedman concluyó con la siguiente observación: "Hace algunos años, tratíé de recopilar todos los episodios que pude encontrar de una polí­tica monetaria y fiscal que iban en dirección contraria. Como en estos dos episodios, de manera uniforme, la polí­tica monetaria dominó la polí­tica fiscal".


El Profesor Tim Congdon, ejecutivo principal de International Monetary Research Limited, recientemente ha puesto a prueba la eficacia del Keynesianismo en EE.UU. comparando los cambios en las brechas de producción y en los balances estructurales del Estado. Mientras que utiliza distintas medidas, sus conclusiones son consistentes con aquellas del Profesor Friedman. En el cuadro adjunto, la primera columna registra la brecha de producción. Cuando la brecha es positiva (negativa), la producción real está por encima (por debajo) del potencial de la economí­a. La segunda columna en el cuadro es el balance estructural del Estado en general. Cuando este es negativo (positivo), existe un díéficit (superávit) fiscal. Las columnas tercera y cuarta registran los cambios en las brechas de producción y en los balances estructurales del Estado, respectivamente. Un cambio positivo (negativo) en la brecha de producción implica una expansión (contracción) economica y un cambio negativo (positivo) en el balance estructural general del Estado implica un estí­mulo (consolidación) fiscal.

Si los fiscalistas (Keynesianos) están en lo correcto, nosotros deberí­amos observar una relación inversa entre los cambios en la tasa de crecimiento de la producción (la tercera columna del cuadro) y el balance presupuestal (la cuarta columna del cuadro).


En los 28 años del periodo revisado por el profesor Congdon, la economí­a estadounidense no actuó en la forma que el profesor Krugman y otros Keynesianos han aseverado. Desde luego, el número de años en los cuales la economí­a respondió a polí­ticas fiscales de modo anti-Keynesiano fue el doble de aquellos en los que la economí­a siguió el dogma Keynesiano.

Si la polí­tica monetaria, más no la fiscal, domina, ¿quíé es lo que la polí­tica monetaria nos dice? Primero, el dramático colapso en el indicador amplio del dinero en EE.UU. (ver gráfico) explica porquíé el paquete de estí­mulos de $862.000 millones no ha funcionado como se advirtió. La medida amplia del dinero tambiíén indica que una recesión del crecimiento, por debajo de la tendencia de tasas de crecimiento, seguirá tanto en EE.UU. y Europa.

Pero ¿Por quíé el crecimiento del dinero amplio se contrae? Despuíés de todo, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo han incrementado dramáticamente el tamaño de sus hojas de balance desde septiembre de 2008. Para entender por quíé, nosotros tenemos que comprender que el dinero amplio incluye al críédito y el críédito se ha estado contrayendo.

Los bancos y otras instituciones financieras —asustados por la nueva legislación y las perspectivas de nuevas regulaciones sancionadoras— no están ansiosos por hacer príéstamos. Ellos quieren reducir el apalancamiento y se mantienen más cautos en sus estados financieros. Esto sucede por el lado de la oferta.


Por el lado de la demanda, los potenciales prestamistas tambiíén están reduciendo su apalancamiento. Ellos están intentando reducir sus niveles de deuda en relación a sus flujos de ingresos. En consecuencia, tanto la oferta como la demanda de críédito se ha reducido.

Esto se puede ver examinando los triángulos de críédito para EE.UU. Un triángulo de críédito representa una sistema de banca de reserva fraccional moderno —uno en el que una pequeña cantidad de reservas (capital) es multiplicada hasta llegar a constituir un volumen mucho mayor de príéstamos y depósitos.

En la punta del triángulo está la Reserva Federal. Este proporciona reservas a los bancos y al público no bancario. Esto es lo que se llama dinero de alto poder que se multiplica en depósitos mantenidos por los bancos tradicionales en EE.UU. Estos bancos están representados en la franja directamente arriba de la Fed. Los depósitos de empresas y personas en esos bancos representan dinero, medido por M2.

Los bancos sombra representan el siguiente nivel en el triángulo. Entre ellos están los bancos de inversión, empresas de financiamiento hipotecario, vehí­culos de inversión estructurada, entre otros. Tambiíén se incluyen aquí­ los bancos y otras instituciones financieras fuera de EE.UU. que aceptan depósitos en dólares estadounidenses, emisiones de deuda denominada en dólares y hacen príéstamos e inversiones en dólares. Este segmento no mantiene reservas en la Fed y está más apalancados que sus contrapartes ubicados dentro de EE.UU. El nivel más alto del triángulo representa a los derivados over-the counter.

El triángulo del críédito es una estructura con mayor peso en las franjas superiores. En cada nivel superior en el triángulo, hay más apalancamiento (menos capital en relación a activos) y más críédito. Comparando el triángulo del críédito en agosto de 2008 (antes del Pánico de 2008) con el triángulo de junio de 2010, obtenemos una clara visión del dinero y la dinámica del críédito. Mientras la Fed ha inyectado dinero de alto poder en un 125%, mejorando así­ la medida M2 de dinero en un 10,3 por ciento, otros niveles del triángulo se han reducido desde agosto de 2008.

Hasta que mediciones más amplias del dinero muestren algunas señales de vida, EE.UU. y Europa pueden esperar un crecimiento recesivo, en el mejor de los casos


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