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Autor Tema: 9 revelaciones de la biblia  (Leído 1862 veces)

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9 revelaciones de la biblia
« en: Septiembre 01, 2010, 09:51:30 pm »
9 revelaciones de la biblia


l conjunto conformado por el Antiguo y el Nuevo Testamento es el fundamento de las religiones cristianas, que hoy dí­a cuentan con el mayor número de fieles en el mundo -cerca de 2.200 millones. Es tambiíén el libro más famoso y más vendido en la historia de la humanidad. Muchos buscan en íél revelaciones ocultas e incluso la usan como objeto adivinatorio, pero los secretos más importantes que guarda la Biblia son aspectos visibles para todos, aunque suelen pasar inadvertidos. Conocerlos es fascinante, más allá de la fe que se profese.


9 revelaciones de la biblia:
 
FUENTE: Revista "Muy Interesante" (edición Abril 2009).

Ningún libro, por importante o significativo que sea, le disputa su carácter como el mayor best-seller de la historia de la palabra impresa. En los 50 años que siguieron a la invención de la imprenta ya se habí­an elaborado ocho millones de ejemplares. Medio milenio despuíés los informes especializados estiman que se comercializan unos 20 millones de ejemplares al año. Haciendo eco del episodio de la Torre de Babel que se describe en sus páginas, se ha traducido a 2.426 idiomas, lenguas y dialectos. Hoy se encuentran disponibles varias versiones electrónicas e incluso hayjuegos de temas bí­blicos para el computador, así­ como una aplicación especial para el iPod, que permite tener la Biblia hablada y escrita donde uno vaya -se le denomina Libro de Jobs, por el apellido del cofundador de Apple. Pero su impacto e interíés rebasan con creces sólo el íéxito editorial. Sus páginas han sido la base misma de la religión católica y han marcado el fundamento de esa fe desde el siglo I hasta nuestra íépoca. Su influencia no se limita a los creyentes y muchos de sus personajes y episodios conforman un genuino patrimonio de la humanidad. El más destacado de ellos es Jesucristo y su Pasión, pero hay muchos más que son parte de la cultura colectiva y la psicologí­a individual: el Paraí­so, Adán y Eva, la manzana como sí­mbolo del pecado, las Tablas de la Ley, el Arca de la alianza, los ángeles y el Anticristo son sólo algunos de los más sobresalientes. Pero la Biblia es tambiíén una poderosa sí­ntesis de las costumbres, creencias, leyes y prácticas de la cultura judí­a y de los elementos de otras tradiciones que la enriquecieron.


¿Una voz divina?

Tal vastedad de datos e información la han convertido en constante objeto de estudio e indagación para especialistas de varias disciplinas, como la sociologí­a, la arqueologí­a y, por supuesto, la literatura, que encuentra en ella una de las obras más complejas y fascinantes jamás escritas. En una lí­nea distinta a la de los fí­eles que se apegan a las interpretaciones comunes y a la de los especialistas que la enfocan desde la ciencia, un grupo de personas intenta hallar en ella mensajes ocultos sobre el mundo y su
destino. Aunque este enfoque ha cobrado íénfasis con el New Age y su interíés por los ángeles y la numerologí­a, es casi tan antiguo como las interpretaciones convencionales de estos libros.
Pero los enigmas de la Biblia no son, de esta forma, misterios esotíéricos reservados a los iniciados. Más bien, se trata de una serie de aspectos poco conocidos incluso para el católico común. Ha quedado atrás la íépoca en que la Iglesia reservaba la lectura de las Sagradas Escrituras sólo a sus monjes. Tambiíén se han superado los tiempos en que se leí­a sólo como documento religioso. Por cristianos y no cristianos, es considerado un extraordinario volumen cuyo interíés no se agota. Lord Alfred Tennyson aseguraba que leerla es, "en sí­ mismo, un proceso educativo", y el filósofo Immanuel Kant la valoraba como "el mayor beneficio que ha recibido el gíénero humano". Para algunos privilegiados, la experiencia es aún más profunda; el autor daníés S0ren Kierkegaard solí­a decir "cuando la leo siento que Dios me está hablando a mí­, y sobre mí­". Aquí­ presentamos algunos de sus más importantes enigmas.



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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #1 en: Septiembre 01, 2010, 09:52:45 pm »
Raices Ocultas: Elementos paganos.

Uno de los primeros en advertirlo fue el historiador de la Iglesia, Eusebio (260-340). En su obra Historia eclesiástica asegura que los evangelios del Nuevo Testamento son, en realidad, obras dramáticas de los esenios, un grupo de letrados anteriores a Jesucristo. Justino Mártir, teólogo del siglo u, dice por su parte que "muchos de los conocimientos antiguos son ahora propiedad de los cristianos", y revela sus dificultades para distinguir a la fe católica de cultos ajenos y anteriores.
Para Tom Harpur, escritor del libro The Pagan Christ, la evidencia de esas semejanzas es "abrumadora, detallada y muy especí­fica", y abarca elementos variados: desde la sabidurí­a víédica de la India hasta los mitos nórdicos. Uno de los paralelismos más interesantes surge de la comparación de la vida de Jesucristo con otras figuras de tradiciones diferentes, como el profeta persa Zoroastro -Zaratustra-, que nació de una virgen tocada por un rayo luminoso, similar al Espí­ritu Santo. Otra comparación se establece con la religión egipcia. En una pintura del año 1425 a.C. llamada Amduat se menciona la idea cristiana del Dios encarnado en una figura humana. La historia de un dios que desciende a la Tierra, cobra forma humana, vive una pasión, muere y se levanta de entre los muertos para triunfar sobre sus enemigos y ascender a una esfera superior, es frecuente en las antiguas mitologí­as. La imagen de Jesús encuentra equivalencias con al menos 50 figuras previas de múltiples culturas, como Osiris y Horus (Egipto); Adonis, Baco. Orfeo y Híércules (Grecia); Balder y Thor (mitologí­as nórdicas) y Mitra (Persia), por citar algunas. La gran diferencia de Cristo es la historicidad: mientras esas figuras tuvieron una existencia legendaria, nadie puede poner en duda que Jesús fue un hombre real.
Otro punto interesante se halla en la transición entre las religiones paganas y la adopción del cristianismo. Por ejemplo, aunque el emperador Constantino adoptó la fe cristiana en 313 a travíés del cíélebre Edicto de Milán, íél y muchos de sus ciudadanos seguí­an rindiendo culto a Mitra -muy popular entre las tropas romanas- el dios de la luz solar o Sol Invictus. Tal como hací­a referencia el Papa León el Grande, en el Siglo V, los mismos cristianos que acudí­an a la Basí­lica de San Pedro, en Roma, adoraban al Sol Victorioso, religión que siempre fue monoteí­sta. Antes de convertirse al cristianismo, el Emperador Constantito tambiíén le rendí­a culto. Al unificar el imperio en una sola religión, la cristiana, determinó que el 25 de diciembre, dí­a en el que se celebra el nacimiento del Sol Invictus (Natalius Solis Invicti), tambiíén fuera la fecha del nacimiento de Cristo, como el verdadero Sol Victorioso. Con respecto a la Cruz, es curioso advertir que ya estaba presente en la religión egipcia. Solí­a ponerse sobre el pecho de las momias o en las manos de los cadáveres como emblema de la encarnación y la vida eterna en el otro mundo.
El hecho de que muchos elementos presentes en la Biblia hayan aparecido antes en otros contextos religiosos no tiene mayor impacto para los católicos, especialmente porque está documentada la estadí­a de la Sagrada Familia en Egipto. Ni siquiera los historiadores más crí­ticos consideran que estas semejanzas pongan en duda el peso y significado de las tradiciones cristianas. Sólo demuestran que la Biblia y la religión católica no surgieron de la nada, que son un producto de múltiples tradiciones previas y que quizás por ello lograron consolidarse y perdurar en el tiempo.

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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #2 en: Septiembre 01, 2010, 09:53:39 pm »
El jardí­n perdido: el edíén bí­blico







Para algunos intíérpretes de la Biblia, el Edíén es sólo un sitio legendario en el contexto del Gíénesis. Otra corriente asegura que se trata de un lugar real ubicado cerca de los rí­os Tigris y Eufrates, en la región de Mesopotamia. Como apoyo a esta teorí­a se menciona que los sumerios fueron quienes crearon la palabra edíén.
Este vocablo puede tener un origen mucho más remoto. De acuerdo con los historiadores, los sumerios lo tomaron de los ubadianos, un pueblo que habitó la zona entre los años 5500 y 3500 a.C. El tíérmino puede traducirse como 'llanura fíértil' y tal vez está vinculado con la idea de 'Dilmun'. el paraí­so de los sumerios situado en la zona de Bahrein (en el Golfo Píérsico). Aún más, existen varios relatos sobre la creación procedentes de esa zona que guardan semejanzas con el libro del Gíénesis. El más destacado es el mito Enuma Elish. En su búsqueda de evidencias arqueológicas, los investigadores señalan que las primeras plantas y animales fueron domesticados hace entre 10 y 12 mil años en la zona de Iraq, el norte de Siria y sur de Turquí­a. Allí­ creció trigo y centeno y se crió ganado. Entre los años 3000 y 4000 a.C. los habitantes de la región desarrollaron sistemas para irrigar los cultivos y dieron forma a Ciudades-Estado, reinos y autíénticos imperios, como Sumeria. Ese proceso pudo haber inspirado el relato del Gíénesis. El investigador Juns Zarms, de la Universidad del Sur de Missouri, Estados Unidos, afirma que el Edíén se encontraba en una zona del Golfo Píérsico hoy cubierta por agua. Otra posible ubicación es el área de la pení­nsula arábiga cerca de Kuwait. Por su parte, el arqueólogo británico David Rohl lo sitúa en Irán, cerca de la población de Tabriz.
En los últimos años se han sumado otras hipótesis, como la de Gary Greenberg, quien sugiere que el Gíénesis tiene un origen egipcio y que el jardí­n del Edíén se ubicaba en Heliópolis, en las inmediaciones del rí­o Nilo. Por su parte, el investigador Michael S. Sanders asegura que toda la historia de la creación puede situarse en la zona entre el Mar Negro y el Monte Ararat. Basado en fotografí­as satelitales de esa región, afirma que la descripción bí­blica de la Creación es "completa y literalmente muy precisa". Otros investigadores más cautelosos, como Ví­ctor Hurowitz, profesor de estudios bí­blicos en la Universidad Ben-Gurion de Israel, afirma que "el jardí­n del Edíén sólo puede hallarse dentro de las páginas de la Biblia". Y cada vez existe un mayor consenso en el sentido de que el Edíén es únicamente un lugar mí­tico cuyo poder inspira e inquieta a las generaciones.

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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #3 en: Septiembre 01, 2010, 09:54:30 pm »
En el Medio Oriente los números surgieron para satisfacer necesidades prácticas. Los sistemas numíéricos más avanzados de la región fueron los de Egipto y Mesopotamia. El sistema egipcio no usaba cero, empleaba signos diferentes para las unidades, decenas, centenas y millares y tenia base decimal. El mesopotámico tenia una base sexagesimal (se basaba en el 60) y de íél procede nuestra división de las horas y minutos. Ambas culturas crearon geometrí­as y aritmíéticas que muestran un interíés por los números más allá de las necesidades cotidianas. Israel y el pueblo judí­o recibieron la influencia directa de estas corrientes que marcaron la cultura universal. En antiguos
documentos judí­os aparecen números egipcios. En la Biblia y los Evangelios Apócrifos hallamos múltiplos de 70 que evidencian antecedentes mesopotámi-cos. En una fase cercana al origen de las Escrituras, los números adquirieron un contenido simbólico y lo conservaron en el Antiguo y el Nuevo Testamento. El tres, por ejemplo, destaca en la idea de la Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espí­ritu Santo) y está asociado a importantes acciones divinas: en el tercer dí­a del tercer mes del í‰xodo se revelaron los Diez Mandamientos, Jesucristo cayó tres veces en su camino al Calvario y resucitó tres dí­as despuíés de la Crucifixión. Otro número significativo es el siete, cifra que
intrigó a los matemáticos de Babilonia por no ser divisible entre dos, tres y cinco. En el Evangelio según San Mateo, Jesús explica a Pedro que debe perdonar a los pecadores "70 veces siete".
En otros casos no es sencillo comprender la razón para enfatizar un número especial; asi ocurre en el caso del 40, que se utiliza como medida de un lapso significativo por su duración: el diluvio universal se extendió por 40 dí­as. Moisíés pasó en el Monte Sinaí­ un periodo igual, y Cristo vivió una cuarentena de jornadas bajo demoniacas tentaciones en el desierto antes de iniciar su Pasión. Cuarenta años fue el periodo que el pueblo de Israel vagó por el desierto y 40 años los periodos de gobierno de los reyes Salomón y David. Los números en la Biblia sirven para establecer conexiones entre acontecimientos: los 40 dí­as de Cristo en el desierto se vinculan con el íéxodo de Israel y el total de sus discí­pulos equivale a las 12 tribus originales del pueblo judí­o.
La antigua religión de Mesopotamia estableció equivalencias entre cifras y palabras que permití­an manipular matemáticamente estas últimas y ocultar mensajes en ellas. Los gnegos y judí­os construyeron sistemas más sencillos en los que la primera letra del alfabeto equivalí­a a uno, la segunda a dos y así­ sucesivamente; de este modo podí­an codificar información con cifras. Uno de los casos más conocidos es el 666 que en el Apocalipsis oculta el nombre del emperador Nerón, perseguidor de los cristianos: a cada letra se le atribuye un número, contando que las vocales no se escriben. Cesar Neron= qsar nrwn; q (100), s (60), r (200), n (50). r (200). w (6) y n (50), lo que nos da un resultado de 666.
Este paralelismo entre letras y cifras hizo surgir una escuela de interpretación y dio origen a la cabala y a la numerolo-gí­a, que intentan descubrir una relación matemática entre las palabras de las Sagradas Escrituras para encontrar supuestos mensajes codificados en ellas. Sin embargo, esa vertiente carece de sentido; aunque quienes escribieron la Biblia dieron significado especial a los números, no existen pruebas para suponer que oculta mensajes secretos, menos tomando en cuenta la compleja historia y adulteración de los textos que han llegado hasta nuestras manos.


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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #4 en: Septiembre 01, 2010, 09:55:28 pm »
En busca del arca de la Alianza:
el objeto más sagrado

En parte por las Escrituras (en especial el Libro del í‰xodo), pero sobre todo a travíés de tradiciones paralelas, han llegado hasta nosotros noticias sobre el objeto más poderoso de la antigua religión judí­a: el Arca de la Alianza. Según el libro del í‰xodo 25. esta reliquia que Dios mismo mandó a construir debí­a tener las siguientes caracterí­sticas: "un arca de madera de acacia (que es de color cafíé rojizo oscuro), cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera; y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. Y para ella harás unas varas de madera de Sittim (acacia), las cuales cubrirás de oro. y meterás las varas por los anillos del arca: no se quitarán de ella. Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daríé". En sus extremos destacaban figuras de querubines, en silenciosa vigilia, cuyas alas daban forma al trono divino cubriendo el Lugar del Perdón; se suponí­a, además, que el Arca era una especie de taburete donde el Creador mismo podí­a descansar los pies y debí­a estar resguardada en un Tabernáculo -tienda de reunión situada en el medio de la Tribu de Israel- protegida por diez cortinas de lino color jacinto morado. Su interior conservaba las mayores reliquias de la religión judí­a: las Tablas de la Ley, es decir, los dos bloques de piedra donde se plasmaron los Diez Mandamientos, un ánfora repleta de maná (el alimento divino que recibió el pueblo de Israel durante su peregrinar por el desierto), la vara de Aarón (el bastón de madera, propiedad del hermano mayor de Moisíés, que habí­a florecido por un milagro y simbolizaba el li-derazgo de Dios sobre los judí­os), y un libro de la ley que más adelante seria compilada en el Antiguo Testamento. Aparte de representar el vinculo de Dios con los judí­os, el Arca tení­a poderes divinos: era capaz de aplanar montañas, detener el curso de los rí­as, y era un gran talismán que garantizaba el triunfo en las batallas, como cuando bajo su protección destruyeron los muros de Jericó, en el 1200 a.C. El arca debí­a permanecer envuelta en velos durante sus traslados y el únicoautorizado para aproximarse a ella era el Sumo Sacerdote, quien lo hacia sólo una vez al año, durante el Yom Kippur. la fiesta de la Expiación. Si alguna persona no autorizada se atreví­a a tocarla, podí­a morir en el acto Cuando los hebreos se establecieron en Canaán mantení­an el Arca en un tabernáculo, ubicado en Silo. Los filisteos los atacaron, se apoderaron del Arca y la trasladaron al templo de Dagón, su dios del mar, ubicado en Azoto. En castigo a esta profanación, la figura en piedra de Dagón se rompió y los habitantes de Azoto fueron victimas de terribles plagas Arrepentidos y atemorizados, los filisteos decidieron regresarla a una ciudad judí­a.
De nuevo en poder de los judí­os, el Arca fue transportada a Jerusalíén por el Rey David. Despuíés se ocultó en un lugar secreto del templo del Rey Salomón, en el más sagrado e inaccesible, el Sancta Sanctorum. Allí­ estuvo hasta el año 587 a.C. cuando los babilonios invadieron Jerusalíén. Miles de judí­os fueron deportados, la ciudad fue destruida y el Templo colapso entre las llamas. Se presume que antes de que sucumbiese, los judí­os pusieron el Arca a buen resguardo. Se ha especulado sobre su posible ocultamiento en Jordania, Zimbabue o Etiopí­a.
Ninguna de esas hipótesis tiene una base coherente y las investigaciones históricas no conducen a ningún lado. Perc el Arca sigue investida de un gran poder mí­stico. Los judí­os aseguran que aparecerá cuando llegue el Mesí­as. Los católicos la identifican con la Virgen Marí­a a quien suplican en la letaní­a del Rosario "Arca de la Nueva Alianza, ruega por nosotros"


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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #5 en: Septiembre 01, 2010, 09:56:22 pm »
El poder de las llamas: el fuego.

El fuego está presente en las antiguas mitologí­as y cultos religiosos, como ocurre con el mito griego de Prometeo, quien robó el fuego a los dioses para darlo a los hombres, o el ritual mexica del Fuego Nuevo, relacionado con la creación y destrucción del mundo. En el Antiguo Testamento ocupa un lugar preponderante pues para la religión judí­a el fuego era una expresión viva del poder divino. En el Deuteronomio (último libro de la Tora judí­a y del Pentateuco católico) Moisíés compara el poder de Dios con un fuego que todo lo devora; es asi, al mismo tiempo, principio de vida y amenaza de destrucción.
De acuerdo con una antigua creencia judia, cuando se realizaba una ofrenda y el fuego la consumí­a, era signo de la aprobación divina. El episodio más cíélebre de ese tipo ocurrió cuando el rey Salomón terminó su oración en el reciíén estrenado templo de Jerusalíén e, inexplicablemente, llegó un poderoso fuego desde lo alto que hizo arder las ofrendas. Se entendió por ello que se hallaba satisfecho con las acciones y la devoción del rey. Hay varios pasajes más de la Biblia donde el fuego es señal de bendición y protección divinas. Uno de los más destacados es la visión de la zarza ardiente, un arbusto en llamas que no se consume, mediante el cual Dios informó a Moisíés de su misión terrenal. Por otra parte, la entrega de las Tablas de la Ley en las que se plasmaron los Diez Mandamientos se realizó entre las llamas del Monte Sinai. Otras menciones son menos conocidas pero igual de importantes. El profeta Elias, opositor a los adoradores de Baal -antigua deidad de Asia Menor, considerado por la Biblia uno de los 'falsos dioses* -, pidió que el fuego divino los castigara. Asi ocurrió, luego el profeta se elevó a los cielos en un carro de llamas y, por esa razón, se le considera precursor y compañero del Mesí­as. El fuego es tambiíén un medio que el irascible Dios del Antiguo Testamento emplea para castigar a los pecadores que se niegan a obedecer su mandato. El ejemplo mejor conocido es la destrucción de Sodoma y Gomorra, descrita en el libro del Gíénesis. Narra que los habitantes de las llamadas 'ciudades de la llanura' se habí­an entregado a toda suerte de excesos y pecados, en especial al desenfreno sexual. Por ello, al no encontrar en ellas siquiera a dos personas justas. Dios les envió una intensa lluvia de fuego y azufre que las destruyó por completo para convertirlas en los sí­mbolos más conocidos del vicio.
Con todo y su carácter elemental, propio de cultos desaparecidos, el fuego ocupa un papel destacado en el Nuevo Testamento que representa una fe religiosa más evolucionada en la medida en que desecha muchos aspectos (como los sacrificios de animales) propios de religiones primitivas. En la fiesta de Pentecostíés (el dí­a número 50 despuíés de la Resurrección de Jesús) los apóstoles se reunieron para conmemorar a su Maestro y el Espí­ritu Santo se manifestó como brillantes llamaradas que tocaron, sin quemar, sus cabezas para otorgarles asi siete dones: sabidurí­a, entendimiento, ciencia, consejo, piedad, fortaleza y temor de Dios. En el libro de la Revelación (o Apocalipsis) se anuncia que el fuego habrá de destruir todo lo malo que hay en el mundo para dar paso al reino perpetuo de Dios sobre la Tierra.


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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #6 en: Septiembre 01, 2010, 09:57:38 pm »
Pecados carnales: el sexo

En el Medio Oriente los números surgieron para satisfacer necesidades prácticas. Los sistemas numíéricos más avanzados de la región fueron los de Egipto y Mesopotamia. El sistema egipcio no usaba cero, empleaba signos diferentes para las unidades, decenas, centenas y millares y tenia base decimal. El mesopotámico tenia una base sexagesimal (se basaba en el 60) y de íél procede nuestra división de las horas y minutos. Ambas culturas crearon geometrí­as y aritmíéticas que muestran un interíés por los números más allá de las necesidades cotidianas. Israel y el pueblo judí­o recibieron la influencia directa de estas corrientes que marcaron la cultura universal. En antiguos
documentos judí­os aparecen números egipcios. En la Biblia y los Evangelios Apócrifos hallamos múltiplos de 70 que evidencian antecedentes mesopotámi-cos. En una fase cercana al origen de las Escrituras, los números adquirieron un contenido simbólico y lo conservaron en el Antiguo y el Nuevo Testamento. El tres, por ejemplo, destaca en la idea de la Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espí­ritu Santo) y está asociado a importantes acciones divinas: en el tercer dí­a del tercer mes del í‰xodo se revelaron los Diez Mandamientos, Jesucristo cayó tres veces en su camino al Calvario y resucitó tres dí­as despuíés de la Crucifixión. Otro número significativo es el siete, cifra que
intrigó a los matemáticos de Babilonia por no ser divisible entre dos, tres y cinco. En el Evangelio según San Mateo, Jesús explica a Pedro que debe perdonar a los pecadores "70 veces siete".
En otros casos no es sencillo comprender la razón para enfatizar un número especial; asi ocurre en el caso del 40, que se utiliza como medida de un lapso significativo por su duración: el diluvio universal se extendió por 40 dí­as. Moisíés pasó en el Monte Sinaí­ un periodo igual, y Cristo vivió una cuarentena de jornadas bajo demoniacas tentaciones en el desierto antes de iniciar su Pasión. Cuarenta años fue el periodo que el pueblo de Israel vagó por el desierto y 40 años los periodos de gobierno de los reyes Salomón y David. Los números en la Biblia sirven para establecer conexiones entre acontecimientos: los 40 dí­as de Cristo en el desierto se vinculan con el íéxodo de Israel y el total de sus discí­pulos equivale a las 12 tribus originales del pueblo judí­o.
La antigua religión de Mesopotamia estableció equivalencias entre cifras y palabras que permití­an manipular matemáticamente estas últimas y ocultar mensajes en ellas. Los gnegos y judí­os construyeron sistemas más sencillos en los que la primera letra del alfabeto equivalí­a a uno, la segunda a dos y así­ sucesivamente; de este modo podí­an codificar información con cifras. Uno de los casos más conocidos es el 666 que en el Apocalipsis oculta el nombre del emperador Nerón, perseguidor de los cristianos: a cada letra se le atribuye un número, contando que las vocales no se escriben. Cesar Neron= qsar nrwn; q (100), s (60), r (200), n (50). r (200). w (6) y n (50), lo que nos da un resultado de 666.
Este paralelismo entre letras y cifras hizo surgir una escuela de interpretación y dio origen a la cabala y a la numerolo-gí­a, que intentan descubrir una relación matemática entre las palabras de las Sagradas Escrituras para encontrar supuestos mensajes codificados en ellas. Sin embargo, esa vertiente carece de sentido; aunque quienes escribieron la Biblia dieron significado especial a los números, no existen pruebas para suponer que oculta mensajes secretos, menos tomando en cuenta la compleja historia y adulteración de los textos que han llegado hasta nuestras manos.


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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #7 en: Septiembre 01, 2010, 10:00:29 pm »
Los peligros del mal: el Anticristo

Por extraño que parezca, una de las figuras más conocidas de la Biblia y, en consecuencia, de las religiones cristianas, es el Anticristo, el polo opuesto de la figura, las enseñanzas y la misión terrenal de Jesús y Dios mismo. Su popularidad obedece a la multitud de leyendas que se crearon en torno a íél desde la antigua religión judí­a (cuando se le consideraba simplemente el demonio), y en la íépoca moderna se ha acrecentado con un buen número de pelí­culas, libros y series de televisión centradas en ese personaje. Por lo demás, se le ha identificado con un grupo de personajes históricos que gozan de rechazo generalizado, como Nerón. Napoleón Bonaparte, Hitler, Mussolini, Stalin y hasta el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush. ¿Quíé nos dice la Biblia sobre esta figura?
En primer lugar es prudente aclarar que el uso del tíérmino 'anticristo', como aquel que se opone a Jesucristo, no es muy frecuente en las Escrituras. Lo encontramos mencionado sólo en el Nuevo Testamento, en las tres cartas del apóstol Juan, autor del cuarto evangelio. Ese hecho es en especial significativo puesto que tales textos son una defensa de la vida cristiana como oposición al mal. Con todo, aunque no se use la palabra "Anticristo", en otros pasajes del Nuevo Testamento hay algunas figuras equivalentes a íél.
En sus enseñanzas escatológicas (es decir, las referentes al fin de los tiempos) el propio Jesucristo emplea algunas imágenes procedentes del Libro de Daniel en el Antiguo Testamento para explicar que habrá de aparecer en la Tierra una figura que traerá consigo la abominación y la desolación, violará el templo y suplantará a Dios ante sus fieles. En la
Segunda Carta a los Tesalonicenses el apóstol Pablo hace referencia a un hombre que justo antes de la segunda visita de Jesús se opondrá a la adoración de Dios y íél mismo habrá de proclamarse como tal. Esta figura se ha identificado con personajes polí­ticos (como el emperador Nerón) y algunas sectas ven en cualquier tirano un anuncio del inminente fin de los tiempos.
Para Juan, el verdadero difusor del Anticristo, íéste ya se encontraba activo en la Tierra de muy diversas maneras como, por ejemplo, en las enseñanzas de los falsos profetas que. con toda razón, pueden llamarse 'anticristos' en la medida en que negaban que Jesús fuera el autíéntico hijo de Dios. De acuerdo con la visión de Juan, el fin de los tiempos y el reino provisional del Anticristo estarán precedidos por un apogeo sin precedentes del mal que habrá de enfrentarse al bien en una lucha sin tregua. Los primeros autores cristianos estaban convencidos de que el Anticnsto y el fin de los tiempos llegarí­an de un momento a otro.
Muchos grupos sectarios identifican los desastres naturales, las guerras y trastornos económicos de nuestro tiempo como signos inequí­vocos del reinado del mal. Ese conjunto de ideas ha dejado un amplio espacio a la imaginación creativa que, en muchas ocasiones, refiere detalles y aspectos del Anticristo que carecen de cualquier base espiritural y, por supuesto, de sustento histórico. De acuerdo con varios historiadores de las ideas, la concepción del mal y el demonio que tenemos hoy es una elaboración de la Edad Media, cuando los teólogos católicos buscaban imponer la nueva fe a las persistentes creencias paganas en distintas regiones de Europa.

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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #8 en: Septiembre 01, 2010, 10:01:48 pm »
Criaturas Celestiales: los ángeles.

Nombrados con el vocablo hebreo 'malak' o con la palabra griega 'angelos', como mensajeros divinos entregan los comunicados de Dios a su pueblo, se aparecen a los patriarcas y anuncian la designación de nuevos lí­deres terrenales. Como agentes o asistentes divinos, cumplen con tareas muy especificas: juzgan, castigan y conducen a los humanos hacia la victoria. Aunque claramente tienen un rango inferior a Dios, suelen evocar la reverencia y respeto que se le debe. Uno de los más importantes es el llamado 'ángel del señor' que aparece en varias ocasiones y parece ser la voz de Dios mismo.
En la Biblia tambiíén se llama a los ángeles "hijos de Dios" o "criaturas sagradas". Se les considera parte de un concilio o coro celeste y tienen gran poder en la Tierra: aseguran que la voluntad divina se cumpla y que se haga justicia a los devotos. Al inicio del Antiguo Testamento, Dios estaba presente en la Tierra y caminaba en el jardí­n del Edíén. Más tarde ya no apareció en el mundo creado por íél y surgió entonces la necesidad de entablar alternativas de comunicación con sus criaturas. Entre íéstas se cuentan la oración, el sacrificio y la labor mediadora de sacerdotes y profetas, pero el mecanismo idóneo es la acción continua de los ángeles. Incluso, el profeta Jacob, tuvo la visión de una escalera que permití­a el continuo tránsito de íéstos entre el Cielo y la Tierra.
La figura de los ángeles se transformó durante el desarrollo de la Biblia. Al inicio tení­an simple apariencia humana y sólo despuíés adquirieron las alas caracterí­sticas, aunque las Escrituras ofrecen pocos detalles en cuanto a su naturaleza y apariencia. Son seres creados y espirituales que pueden o no tomar una forma fí­sica. A veces parece existir una jerarquí­a especial entre ellos, pocos son los que reciben un nombre concreto (Miguel, Gabriel, Uriel y Rafael) y gracias al Evangelio de Marcos sabemos que no tienen gíénero masculino o femenino. Una faceta interesante es la posibilidad de que existan ángeles caí­dos, ya que pone en evidencia que estas criaturas deben sujetarse al juicio y la supervisión de Dios.
El Nuevo Testamento les concede un papel tan importante como el Antiguo. Aparecen para anunciar el Nacimiento y la Resurrección de Jesucristo; están relacionados con el Cielo y con el regreso de Jesús a la Tierra. Al describir sus apariciones se menciona un intenso resplandor blanco, llamas de fuego, el brillo de los metales y los destellos de piedras preciosas. El arte sacro de la religión judí­a y católica involucró esos elementos en las representaciones plásticas realizadas a lo largo de los siglos.
Entre los seres sobrenaturales que figuran (los querubines y los serafines son otros de ellos), los ángeles han gozado de enorme popularidad por su caracterización como emisarios y protectores divinos. Gran parte de las tradiciones asociadas a ellos procede de fuentes diferentes a la Biblia que podrí­an denominarse el 'folclor judeo-cristiano'. En el Siglo XX cobraron renovada importancia como objetos de adoración especial en la cultura New Age y están más vigentes que nunca.


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Re: 9 revelaciones de la biblia
« Respuesta #9 en: Septiembre 01, 2010, 10:02:37 pm »
Practicas prohibidas: la magia.
La magia es el intento de los seres humanos por emplear poderes sobrenaturales que no se encuentran a su alcance para modificar las circunstancias a su favor. Esta práctica ha sido común en todas las culturas y religiones, y tambiíén lo fue para los judí­os. Por ella se entiende un conjunto de ritos y disciplinas especiales, como la adivinación, la consulta a los muertos, la astrologia y la brujerí­a. Con el surgimiento de la religión judia y monoteí­sta, la magia fue rechazada porque se vincula con las creencias paganas y desafí­a la verdadera fe en Dios.
De este modo, en este libro sagrado hallamos numerosas historias en las que los siervos de Dios derrotan a los magos, gracias al poder divino que los dota de facultades excepcionales. Pero en algunos pasajes la actitud con respecto a la magia no resulta tan clara. El caso más famoso es el episodio de la bruja de Endor, que aparece en el primer Libro de Samuel. Saúl, el primero de los reyes de Israel, estaba lleno de dudas con respecto a la inminente guerra con los filisteos y consultó a Dios. í‰ste no le respondió ya que el rey habí­a desobedecido uno de sus mandatos. Aunque Saúl habí­a expulsado antes a los magos y hechiceros decidió consultar a la bruja de Endor y con su ayuda convocó al espí­ritu del profeta Samuel, quien le informó de la derrota que habrí­a de sufrir en la guerra. La bruja de Endor representa un fenómeno significativo en la Biblia: como las mujeres se hallaban excluidas de las funciones del culto, hací­an uso de una sabidurí­a distinta y poderes alternativos a los de los sacerdotes.
En la Biblia siempre se defiende la superioridad de Dios y los suyos frente a los magos. En la cíélebre historia de Josíé y sus hermanos, es íél, y no los magos, quien logra interpretar los sueños del faraón, como se aclara en el Libro del Gíénesis. En el Libro de Daniel hallamos que íéste sólo confiaba en la sabidurí­a divina para interpretar los sueños, por encima de la confianza que reyes como Nabucodonosor depositaban en magos y adivinos. El mismo enfrentamiento entre magia y
religión, con la supremací­a de la segunda, se expone en el Libro de los Hechos de los Apóstoles. En íél se refiere el encuentro entre el apóstol Pedro y Simón el Mago, quien intenta comprarle sus poderes. Tambiíén se presenta la historia del mago judio Bar-Jesús, quien intentó entorpecer las enseñanzas de Pablo y. en castigo, fue cegado por el Espí­ritu Santo. En buena medida, la labor evangíélica que siguió a la Crucifixión consistió en desterrar la magia y establecer la nueva religión. En el mismo Libro de los Hechos de los Apóstoles se relata la quema de numerosos textos de brujerí­a en la ciudad de í‰feso.
En una y otra secciones de la Biblia, la magia es objeto de una severa condena puesto que los agentes del mal la usan para engañar y desviar al pueblo de Dios del camino recto. En la íépoca actual la Iglesia católica sigue rechazando la práctica de la magia y libra una cruzada contra los ritos y creencias del New Age. La versión vigente del Catecismo asegura: "Todas las prácticas de magia o de hechicerí­a mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios".